El ministro ruso de Asuntos Exteriores, Serguei Lavrov, manifestó hoy su respaldo a la posible apertura de negociaciones entre el Gobierno y la oposición de Yemen con la mediación del Consejo de cooperación para los Estados árabes del Golfo Pérsico (CCEAG).
“Siempre hemos abogado por resolver los problemas mediante el diálogo, tanto en Yemen como en cualquier otro país de la región”, afirmó Lavrov al señalar que la evolución de los acontecimientos en esa zona suscita “gran preocupación” de Moscú.
Reconoció que la población de varias naciones de Oriente Medio y norte de África reivindica “pasos más enérgicos para la solución de problemas socioeconómicos y para garantizar pluralismo político”, el canciller ruso reafirmó que “hace falta debatirlo en la mesa de negociaciones” y que “es imposible imponerlo con fuerza militar”. “Confiamos en que el papel mediador del CCEAG tendrá demanda y conducirá a un resultado concreto”, señaló el jefe de la diplomacia rusa tras reunirse en Moscú con su homóloga de Bangladesh, Dipu Moni.
En Yemen continúan los enfrentamientos entre las fuerzas del orden y los manifestantes que exigen la dimisión del presidente Ali Abdullah Saleh. El pasado martes se registraron choques y disturbios con centenares de heridos en las ciudades de Taiz y Hudaida, así como en Saná, la capital del país.
El mandatario yemení decretó el pasado 18 de marzo un estado de excepción por 30 días a raíz de las protestas antigubernamentales. La Unión Europea manifestó ayer su fuerte preocupación por las represalias contra manifestantes civiles y exhortó al Gobierno de Yemen a cesarlas de inmediato y garantizar los derechos del hombre y las libertades fundamentales.
Al comentar las noticias de que la cúpula militar de los rebeldes en Libia critica a la OTAN por su lentitud e inacción en la operación “Odisea del amanecer”, Lavrov señaló la necesidad de “aclarar qué se esconde detrás de esas demandas y qué piensan al respecto los países que han asumido la responsabilidad por el cumplimiento de la resolución (1973) del Consejo de Seguridad de la ONU”. Una cosa es que reclamen protección para civiles, y otra, que pidan a la OTAN apoyo militar para fuerzas rebeldes. Esto último equivaldría a “entrometerse en una guerra civil, cosa que el Consejo de Seguridad no ha autorizado”, dijo.
