El brutal asesinato de dos mujeres en la ciudad de Kazán echó más leña al fuego sobre el caso Pussy Riot en Rusia: mientras unos calificaban el crimen de “provocación” y otros lo reprochaban a defensores de esta banda punk, el hombre detenido a raíz del homicidio ya confesó su autoría y dijo haber usado a las Pussy Riot como pista falsa,informó hoy la prensa local.
Un crimen que vuelve a encender las pasiones
El pasado miércoles, la Policía descubrió los cadáveres de dos mujeres, una anciana de 76 años y su hija, de 38, que vivían juntas en su apartamento de la capital tártara y a las que en el vecindario describen como “familia de bien”. Ambas habían sido apuñaladas en su propia casa. Una de las paredes lucía la pintada “Free Pussy Riot” (“Libertad para las Pussy Riot”), hecha aparentemente con sangre.
Mientras los detectives daban primeros pasos en la investigación, el crimen volvió a encender las pasiones en torno a Nadezhda Tolokónnikova, María Aliojina y Ekaterina Samutsévich.
Estas integrantes del grupo Pussy Riot fueron condenadas el 17 de agosto a dos años de prisión tras haber cantado, en febrero pasado, una “oración punk” que incluía expresiones “Mierda bendita” y “Virgen, echa a Putin” en la iglesia más importante de Moscú. La Justicia rusa calificó su actuación de “gamberrismo por motivos de odio religioso” aunque ellas afirmaron que su “oración” era una protesta política.
El arcipreste Dimitri Smirnov, jefe del Departamento sinodal para la cooperación con el Ejército y otros cuerpos de seguridad, cargó el crimen “en la conciencia de los llamados personajes públicos que, con su autoridad, apoyaron a las protagonistas de la acción en la Catedral de Cristo el Salvador”. “Como resultado, los trastornados mentales recibieron la carta blanca”, dijo en declaraciones a Interfax-Religuia.
Smirnov llamó a los apologetas de las Pussy Riot, entre ellos, Paul McCartney o la ONG Amnistía Internacional, a “desautorizar su supuesta labor pro derechos humanos”.
Entretanto, los abogados de las Pussy Riot, Violeta Vólkova y Nikolai Pólozov, afirmaron que el doble homicidio en Kazán es “una provocación monstruosa u obra de un maniático”.
“Las personas que buscan realizar una acción antirreligiosa usan otros métodos”, señaló en declaraciones a Rossiyskaya Gazeta Vladímir Beliáev, miembro de la Academia de Ciencias Políticas de Rusia.
Una encuesta divulgada el jueves por el centro de estudios de la opinión pública FOM indica que el 53% de los rusos avalan la sentencia emitida contra las Pussy Riot y el 27% la consideran injusta.
El sospechoso se convierte en autor confeso
El pasado jueves, el Comité ruso de Investigaciones reportó la detención de un sospechoso, Ígor Danilevski, de 38 años, catedrático de un centro universitario de Kazán. El detenido, en cuyo apartamento fue hallada la supuesta arma del crimen, ya confesó la autoría del homicidio.
Había estudiado en su día con la menor de las víctimas y mantenido amistad con ella. Danilevski estaba endeudado hasta el cuello, se escondía de sus múltiples acreedores en un piso alquilado que compartía con sus padres, así que convenció a su amiga de que tomara un crédito bancario para ayudarle a pagar parte de las deudas.
“Se hacía el enamorado, enviaba a la mujer unos SMS románticos y la invitaba a pasar juntos las vacaciones a orillas del mar”, según el Comité.
El pasado 22 de agosto, fue a visitar a su amiga para decirle que el viaje no sería posible. Los dos discutieron y ella empezó a insultarle hasta que él agarró un cuchillo y asestó un primer golpe en el cuello. Luego propinó varias puñaladas más. Cuando la madre de la mujer entró en la habitación, hizo lo mismo para no dejar una testigo con vida.
Después se le ocurrió que podría desviar la atención fingiendo un asesinato ritual. Pintó con la sangre la frase “Free Pussy Riot” en una pared, colocó los cadáveres en forma de la cifra 69 y trató de eliminar sus propias huellas. También se llevó su pagaré, el dinero que halló en el piso y dos móviles.
La prensa extranjera cambia de actitud hacia las Pussy Riot
El diario ruso Nezavisimaya Gazeta (NG), al reproducir hoy los fragmentos de varios artículos publicados últimamente en los periódicos Daily Mail y Nouvel Observateur, constata que la prensa occidental reconsidera su actitud hacia el ‘caso Pussy Riot’.
“Occidente empieza a darse cuenta de que no ha sido una manifestación trivial de conducta antisocial ni, menos aún, una forma de expresarse protegida por el derecho a la libre creatividad”, opina Nikolai Mirónov, director general del Instituto de proyectos regionales prioritarios.
Además de violar los cánones eclesiásticos, las Pussy Riot “han lanzado un desafío nihilista a la seculares tradiciones cristianas, de hecho, al cristianismo en sí que es patrimonio común y fundamento cultural de Europa, América y Rusia”. Para Europa es la amenaza real de que su cultura sufra un ataque de la barbarie, en la que la violencia y la destrucción de valores son un fin en sí. “Creo que en Occidente empiezan a entenderlo, por lo cual se van multiplicando las voces en apoyo del cómo el Gobierno y la sociedad rusas actuaron en el caso Pussy Riot”, señaló Mirónov.
