En medio de varios escándalos de corrupción con implicados de alto rango, el Kremlin exigió más eficacia en la batalla contra esta lacra y advirtió de que se debe librar caiga quien caiga.
Este jueves, el jefe del gabinete de la presidencia rusa, Serguei Ivanov, asistió a una reunión del Comité de Investigación de Rusia, organismo encargado de la campaña anticorrupción. El alto funcionario recordó que la sociedad rusa espera mejores resultados de esta lucha.
“Presten especial atención a que no tenemos intocables. Hay que actuar con decisión y sin tener en cuenta cargos ni puestos”, insistió Ivanov. Al mismo tiempo, reconoció que los casos de corrupción suelen ser muy difíciles de investigar.
En este sentido, pidió más profesionalidad a los instructores de estos casos e instó a mejorar la calidad de su labor.
“Es inaceptable que por culpa del descuido y la negligencia de los investigadores los casos penales se desmoronen en los tribunales y que los claramente responsables salen impunes. Todo ello hace que se viole el principio jurídico más importante, el de la inminencia del castigo por el crimen cometido”, aseveró el portavoz del Kremlin.
Subrayó que cualquier error o fallo en la fase de instrucción no solo dañan la imagen del Comité de Investigación y el sistema legal ruso en general, sino que también desgastan al Gobierno.
En los últimos meses, el Comité de Investigación ha destapado varias tramas de corrupción en las que podrían estar implicados varios altos cargos del Gobierno. Así, en noviembre pasado el presidente Vladímir Putin destituyó al titular de Defensa, Anatoli Serdiukov, quien se vio envuelto en un escándalo relacionado con operaciones fraudulentas con las propiedades del ministerio. Según se estima, estas operaciones habrían causado a las arcas del Estado daños por casi 132 millones de dólares.
Otra de los exmiembros del Gobierno relacionados con los escándalos de corrupción es la antigua ministra de Agricultura, Elena Skrínnik, que figura como testigo en un caso por estafa y malversación de millones de dólares en fondos públicos.
El desvío de fondos también se investiga en el “caso RusHydro”, la mayor generadora de la energía eléctrica en el país y la segunda a escala global. El Ministerio del Interior denunció recientemente el robo de unos 33 millones de dólares asignados para la construcción de una planta hidroeléctrica en la provincia de Moscú.
La corrupción podría salpicar además uno de los proyectos más grandes y mediáticos de Rusia, las obras de construcción de cara a los Juegos Olímpicos de Sochi. El pasado 7 de febrero, a falta de un año para la cita deportiva, el presidente Putin destituyó a Ahmed Bilálov, vicepresidente del Comité Olímpico Nacional y directivo de la empresa Balnearios del Cáucaso responsable de las obras. Al parecer, en calidad de propietario de una constructora, Bilálov excedió siete veces el presupuesto de una de las instalaciones olímpicas y demoró su construcción.
