No es necesario que la mayor compañía aérea rusa, Aeroflot, proceda a elegir entre Boeing y Airbus para colocar un pedido de 22 aviones por un total de $3 mil millones. Es posible repartir ese pedido. Pero todo depende de las modificaciones que introduzca Airbus en el futuro avión A-350.
Hace un año, Aeroflot había convocado el concurso para adquirir al menos 22 nuevos aviones para distancias largas. Finalmente se debería elegir entre Boeing (787 Dreamliner) y Airbus (A-350). La administración de Aeroflot se había inclinado por la propuesta de Boeing, pero el consejo de directores la rechazó y recomendó elegir la nave de Airbus. El principal motivo de esa elección, según explicó un funcionario del Kremlin, había sido la rígida postura de EE UU en las negociaciones sobre la adhesión de Rusia a la Organización Mundial del Comercio (OMC).
Pero inesperadamente, todas las cartas del Kremlin las confundió Airbus. En primavera, esa compañía decidió corregir el programa de A-350 (modificar algunas instalaciones de a bordo, aumentar el número de modelos, etc.) a causa de las demandas presentadas por sus clientes, según reconoció uno de los colaboradores de Airbus. Así las cosas, Aeroflot estudiará repartir el pedido entre Airbus y Boeing.
Verdad es que el nuevo programa de A-350 podría hacer retrasar por un año los plazos de entrega de la aeronave. Aeroflot necesita tener dos nuevos aparatos hacia 2010, pero no puede entregar a Boeing todo el pedido por la postura que mantienen los funcionarios del Kremlin, indica la fuente citada.
Aeroflot no excluye que el pedido podría quedar repartido, confirma Serguei Koltovich, jefe del servicio de planificación de Aeroflot. Pero ello no se debe a las recomendaciones de los funcionarios –explicó–, sino al hecho de que Airbus podría proponer un avión cualitativamente nuevo después de haber corregido el programa de A-350.
