Strelna, 16 de julio, RIA Novosti. La escalada del conflicto en Oriente Próximo y la situación en torno a los programas nucleares de Irán y Corea del Norte serán los temas clave a tratar en la cumbre del G-8 inaugurada oficialmente este domingo en San Petersburgo.
Los líderes del G-8 ya están discutiendo estos candentes problemas en sus encuentros bilaterales. Oriente Próximo, Irán y Corea del Norte fueron el foco de atención en las conversaciones que celebraron ayer, sábado, los presidentes Vladimir Putin y George W. Bush. Los mandatarios ruso y norteamericano confirmaron la afinidad de las posturas que mantienen los dos países frente al problema nuclear iraní y la situación en Oriente Próximo y en torno a Corea del Norte. Los dos presidentes coinciden en que esos problemas deben solucionarse por vía político-diplomática.
Entretanto, las partes involucradas en el conflicto mesoriental culpan una a otra de haber socavado el proceso de paz y llaman a la comunidad internacional a influir en la situación.
A juicio de Israel, los líderes del G-8 deben exigir al Gobierno de Líbano desarmar a los militantes de Hezbollah y tomar bajo su control la parte sur del país.
Líbano, a su vez, insta a Israel a cesar los ataques y pide ayuda internacional a la ONU.
Aparte del conflicto en Oriente Próximo, también causan preocupación los desarrollos nucleares de Irán y Corea del Norte.
"Una bomba atómica iraní o norcoreana es lo peor que puede haber", comentó el presidente norteamericano George W. Bush. En una declaración conjunta, Putin y Bush han respaldado la decisión de los cancilleres del G-8 de elevar el 'dossier nuclear iraní' al Consejo de Seguridad de la ONU.