TeleSUR / 02/08/2006. Las acciones violentas de los grupos insurgentes colombianos se han incrementado en ese país a menos de una semana para la toma de posesión del reelegido presidente Álvaro Uribe, mientras el Gobierno anuncia medidas de fuerza para contrarrestar los ataques.
En los últimos días, se ha registrado la muerte de 17 militares en Tibú, territorio fronterizo con Venezuela, en medio de un supuesto enfrentamiento con miembros de organizaciones insurgentes.
También han sido quemados autobuses en Tumaco, cerca de la frontera ecuatoriana, y han sido atacadas con bombas dos torres de energía en Cali, al suroccidente del país, informaron autoridades locales.
Esta escalada de violencia, según estiman analistas de seguridad, se encontraría cargada de mensajes políticos lanzados desde la insurgencia, para proponer una posible negociación con el Gobierno de Uribe
"En esta ocasión, las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) intentan, violentamente, demostrar que no están derrotadas, que no han sido debilitadas de manera crítica, que conservan una capacidad de acción violenta significativa en algunas regiones del país", señaló Alfredo Rangel, especialista en seguridad.
Para Rangel, las acciones de las FARC son "un intento de posicionarse de manera violenta, de cara a unas eventuales conversaciones de paz en el segundo período del presidente Uribe".
En medio de los ataques, autoridades en Bogotá han anunciado que las medidas de defensa serán extremas, para garantizar la seguridad de los dignatarios que se prevé que asistan a la posesión presidencial del siete de agosto.
Alrededor de 23 mil efectivos de seguridad, entre militares y policías, se encargarán de custodiar la toma de posesión de Uribe, según el alcalde de Bogotá, Luis Garzón.
