Moscú, 30 de septiembre, RIA Novosti. En la feria de armamento 'Africa Aerospace & Defence 2006' celebrada recientemente en la República Sudafricana, los productores rusos han podido convencerse una vez más que sus desarrollos siguen presentes en los stands de otros países, pero bajo otras marcas y sin ninguna referencia a Rusia, según revela el periódico Vremia novostei.
Así, el grupo polaco Bumar había presentado el sistema de misiles para defensa antiaérea 'ZU-23'. Pues incluso en los prospectos publicitarios se puede ver que no se diferencia en absoluto del arma ruso. Los polacos ya ofrecen su última versión (incluye otros dos misiles tipo 'Igla') también diseñada por los armeros rusos. Sólo que han cambiado el nombre: en vez de 'ZU-23' han puesto 'Zu-23-2KG'. Además, han pirateado el vehículo para transporte de tropas BMP-1, cuya licencia de producción la habían obtenido en su tiempo de la Unión Soviética. "Todas esas licencias, otorgadas a los países del Tratado de Varsovia, ya han caducado hace tiempo", explicó Nikolai Dimidiuk, jefe de la delegación rusa de la Agencia Nacional Exportadora de Armas ("Rosoboronexport").
La lista de productos pirateados es bien voluminosa. Los chinos, por ejemplo, producen el sistema misilístico portátil 'Igla' y también sacan copia del lanzamisiles múltiple 'Smerch'. Caso que un arma portátil de ese tipo caiga en manos de los terroristas, la culpa se la echarán a Rusia.
La compañía canadiense 'Newcon', que tiene una oficina en la República Sudafricana, había exhibido un visor nocturno cuya foto fue copiada de un prospecto publicitario ruso.
Ninguno de esos productos pirateados puede compararse con el 'prototipo original'. Se conoce el caso cuando se había hundido un transporte anfibio de fabricación rusa modernizado ilegalmente por una compañía europea. También, había detonado un proyectil en un carro de combate pirateado. Perdieron la vida todos sus tripulantes. Especialistas de "Rosoboronexport" recuerdan otro caso, cuando los diseñadores de un "país poseedor de altas tecnologías" habían intentado piratear el avión de combate MiG-25. Exteriormente, el aparato parecía al original ruso pero volaba de manera muy distinta. Al final, los 'piratas' tuvieron que solicitar ayuda a los desarrolladores rusos.
Tan sólo la piratería de la marca Kalashnikov trae pérdidas por $2.000 millones anuales. Es difícil litigar porque no existen normas jurídicas precisas. Aparte de todo, son costosos los propios procedimientos jurídicos, que a veces pueden resultar más caros que la ventaja desaprovechada. Pero ya hay esperanza de que ese estado de cosas cambie porque la ONU ya trabaja en el programa de lucha contra la piratería de productos en el mercado armamentístico y está elaborando las respectivas normas internacionales.
