Moscú, 2 de noviembre, RIA Novosti. En San Petersburgo empieza el proceso, en que se estudiará una demanda judicial que exige incluir en el proceso docente las concepciones no evolutivas (léase religiosas) del origen del ser humano. Como demandante interviene Kirill Schreiber, padre de una alumna del Gimnasio de Humanidades Cervantes.
Los abogados de Schreiber afirman que la demostración de la teoría de Charles Darwin es inconsistente.
Según el Artículo 4 de la ley de Rusia "De la libertad de conciencia", el Estado garantiza el carácter laico de la educación. Pero "laico" no significa "ateo", afirman los abogados, mas la redacción que tiene la ley les impide apelar a unas u otras organizaciones religiosas.
Por esta razón, para librarse del mono como antepasado nuestro, los demandantes deberían echar por tierra toda la historia natural.
O sea que la demanda judicial en cuestión le propone al tribunal abolir todo el cuerpo de los conocimientos científicos de la Humanidad.
El tribunal bien puede satisfacer la demanda, señala Lenta.ru. Pues en fin de cuentas, el Derecho es producto del consenso social. Los juristas suelen ceder ante los argumentos basados en los usos y prácticas difundidos en la sociedad, lo cual en las ciencias naturales equivaldría a establecer el valor de la relación "pi" por medio de votación.
Otro argumento de peso es el estatuto de la biología como tal.
La química, la física y las matemáticas se ocupan de estudiar fenómenos casi incomprensibles para la sociedad. La biología, en su actual estado, es una ciencia joven. Hace medio siglo, en la Unión Soviética, la consideraban una "dudosa sirvienta de la burguesía". Respectivamente, la mayoría de los ciudadanos de Rusia recibieron en la escuela secundaria conocimientos biológicos bastante vagos.
Los rusos en su mayoría distinguen mal entre la ciencia y el charlatanismo. Pero en ello hay también una gran parte de la culpa de la comunidad académica, la que abandonó la labor ilustrativa.
