Desde hace cuatro años Beijing y Nueva Delhi están discutiendo con entusiasmo el proyecto de construcción de oleoducto que conectaría a Rusia con la India a través de China, comunicó ayer en Shanghai, sede del foro de hidrocarburos ruso-chino-kazajo, un experto chino de alto rango.
Según sus palabras, se barajan dos itinerarios de la tubería: uno supone conducir el petróleo ruso a la India a través de China y los montes Tian San y el otro contempla efectuar los suministros al soslayo de Tian Shan.
Los indios ya recibieron el primer crudo procedente del proyecto "Sakhalin-1" y desean importar hasta 50 millones de toneladas del petróleo ruso al año. También China espera contratar el mismo volumen de suministros. No obstante, se asiste a la tendencia a la desaceleración del crecimiento de las actividades extractoras en la industria del petróleo. En el horizonte del año 2021 la producción de crudo comenzará a bajar, según las previsiones del Ministerio de Recursos Naturales.
Los proyectos de reparto del petróleo ruso tienen una acogida dispar desde Moscú. "Es posible que resulte rentable el proyecto de tubería a través de Tian Shan -dice el especialista del Ministerio de Industria y Energía, Vladimir Saenko-. Pero sería más barato suministrar petróleo a la India por mar."
Para Rusia no tiene sentido suministrar petróleo a la India por una tubería que pasaría por el territorio chino, comenta el analista de Troika Dialog, Valeri Nesterov. "La puesta en explotación del oleoducto Siberia Oriental-Pacífico, provisto de la terminal petrolera sobre el litoral del mar de Ojotsk, permitiría a Rusia promover una política más independiente en materia de exportaciones y vender crudo tanto a China como a Japón, Corea del Sur y EE UU", opina Nesterov.
