Algunas cosas parecen inexplicables y nunca podrán aclararse en la misteriosa historia del asesinato de Alexander Litvinenko pero es inverosímil que sea resultado de ‘una conspiración entre Putin y la KGB', opina el físico alemán Sebastian Pflugbeil, presidente de la Sociedad Nacional para la Protección contra la Radiactividad.
Es inconcebible que el servicio de seguridad ruso no tenga agentes capaces de realizar profesionalmente una operación con el polonio 210, señala el científico en una entrevista al periódico Vremia Novostei. Los rastros de radiactividad y otras ‘evidencias' conducen hacia Moscú de una manera demasiado explícita, explica Pflugbeil, reconociendo que ‘sería una tarjeta de visita pésima para la KGB'.
La Operación Polonio 210 fue llevada a cabo por personas a quienes importaba no tanto la desaparición del ex espía como la actual incandescencia de pasiones y polémicas internacionales cuyo objetivo es dañar la imagen de Putin y desprestigiar a los servicios secretos de Rusia, afirma el experto alemán.
En el caso de Putin, quien se va acercando al término de su mandato y debe mantener en los próximos meses importantes reuniones internacionales, habría sido totalmente irracional vengarse ahora de un ex colega de la KGB, y encima, con métodos que son tan poco profesionales, agrega Pflugbeil.
El científico alemán cree que en el asunto podrían estar implicados los servicios secretos de Occidente, a los cuales les interesa deteriorar la imagen de Putin y la de los cuerpos de seguridad rusos. Una mirada más detenida hacia el entorno de Litvinenko basta para sacar la conclusión de que es un medio poco transparente, en el cual puede pasar cualquier cosa y donde las ambiciones personales también desempeñan cierto papel. La versión principal que se va barajando actualmente - un asesinato por encargo de Putin y la KGB - no es nada convincente, concluye el experto.
