El ex secretario del FMI, Michelle Camdessus declaró en Lima, sin rubor alguno, que las recomendaciones de esa organización habían contribuido al desarrollo de la economía y a la reducción de la pobreza en América Latina. Seguidamente la opinión del comentarista Guenadi Spersky sobre el particular.
"Michelle Camdessus confunde a todas luces sus deseos con la realidad. Y es que las recetas neoliberales no llevaron la prosperidad prometida a los latinoamericanos. Las condiciones de obtención y de pago de los préstamos arrastraban a los países de la región a la fosa de la deuda externa. El denominado ajuste financiero se reducía a una reducción brusca de los gastos sociales. La mayor parte de los ingresos se destinaba al pago de la deuda en medio de la pauperización masiva de población.
Los ideólogos del FMI culpaban de los fracasos económicos a los gobiernos regionales que no acometerían los esfuerzos suficientes para cumplir sus recomendaciones. Pero, ¿cómo se explica entonces el batacazo argentino de 2001? Y ello no obstante que el presidente Carlos Menem fue el promotor mas sumiso y consecuente de la política neoliberal. Es sintomático que el FMI y los países del G-7 no movieron un dedo siquiera para prevenir la catástrofe. El entonces director del FMI, Horst Koeller, aconsejaba a los argentinos que buscaran ellos mismos la salida del pantano. A continuación de la vorágine presidencial vinieron las elecciones que fueron ganadas por el centroizquierdista Nestor Kirchner. El dignatario proclamó el paso del neoliberalismo salvaje a una política pragmática de social democracia dentro de un espíritu latinoamericano.
En esencia, el modelo neoliberal mismo contribuyó en buena medida a la aparición de políticos de una nueva ola. Estos fustigaron las recetas del FMI y propusieron como alternativa una economía socialmente orientada. La nueva política de Argentina, Brasil, Venezuela convenció a otros de sus virtudes y fue tomado como un desafío a los países del primer mundo. Solo un ejemplo de desarrollo exitoso. En enero, las reservas internacionales del banco Central de Brasil superaban los 91 mil millones de dólares, el monto mayor de la historia de ese país. El gigante latinoamericano se convierte así de deudor contumaz en acreedor mundial.
Uruguay, Bolivia, Ecuador, Nicaragua se inclinaron a la izquierda y buscan una revisión de las relaciones con el FMI y otras organizaciones financieras. El gobierno de Brasil constata que el FMI cometió muchos errores y en adelante rechaza sus consejos y recetas. Los ecuatorianos mismos van a determinar en qué dirección avanzarán y lo que es necesario hacer para alcanzar un desarrollo sostenido. El presidente de Nicaragua Daniel Ortega subraya que, después de 16 años de neoliberalismo su país ocupa en América Latina el segundo lugar en nivel de pobreza. De ahí que sea indispensable alcanzar el progreso económico y social mediante transformaciones profundas."
Tomado de la página web de la emisora Voz de Rusia
