Moscú, 17 de febrero, RIA Novosti. Hace justamente 18 años concluyó la retirada de las tropas soviéticas de Afganistán. Con motivo de esta fecha memorable, en Moscú, se hicieron las ofrendas florales al pie de la Tumba del Soldado Desconocido y del monumento a los combatientes internacionalistas en Poklónnaya Gorá en Moscú.
La guerra de Afganistán duró 9 años 1 mes y 18 días. Según datos oficiales, en ella participaron unos 620 mil soldados soviéticos, de ellos casi 14,5 mil cayeron; muchos fueron hechos prisioneros. En las listas de desaparecidos figuran aún 272 nombres.
Cuando las tropas soviéticas entraron en Afganistán el gobierno popular-democrático del paía, tildado en Occidente de "régimen procomunista", controlaba el 13% del territorio y en épocas mejores, durante la presencia de las tropas soviéticas, no más del 20%, escribe el participante de aquellos acontecimientos, Viacheslav Izmáilov, comentarista de temas militares de "Nueva Gazeta".
Muchos veteranos de aquella guerra están convencidos de que la guerra afgana fue un error fatal de la administración soviética.
Sin embargo, el general de ejército, Valentín Varénnikov, Heroe de la Union Soviètica, también participante de la guerra afgana, se atiene al criterio distinto. En entrevista al portal informativo "Afganistan.Ru" desmintió la opinión ampliamente difundida de que al introducir las tropas en Afganistán, Moscú provocó la guerra.
-Entramos en el país que desde año y medio fue escenario de la guerra civil iniciada en 1978 tras la victoria de la llamada Revolución de Abril (presentada en la URSS como triunfo de la Revolución Democrático-Popular), mejor dicho, golpe militar, cuando fue derrocado el presidente Mohammed Daud. Los nuevos gobernantes del país encabezados por el primer secretario del Partido Democrático-Popular de Afganistán, Nur Mohammed Taraki, no lograron estabilizar la situación. Poco después éste fue destituido y asesinado por su compañero de armas más allegado Hafizullah Amin (que el 29 de diciembre fue asesinado por un grupo soviético de operaciones especiales en su palacio Dar-ul-aman en Kabul). La política exterior de Afganistán respecto a EEUU cambió a ojos vistas: desde la oficial por la forma y negativa por el contendo se hizo equilibrada infundiendo esperanzas en la aproximación con Washington. La URSS no pudo admitirlo, ya que en el contexto de la "guerra fría" esa postura afectó los intereses de la seguridad nacional: en el sur de la URSS, en el Asia Central, se encontraban los principales polígonos destinados a ensayar nuevas armas y material bélico, recalca el general. El 12 de diciembre de 1979 el Buró Político del CC del PCUS decide introducir las tropas soviéticas en el territorio de Afganistán. Las consecuencias políticas, económicas, sociales y militares de la entrada de las tropas debían prevenirlo, pero no se logró hacerlo, dice Varénnikov. Al mismo tiempo, la URSS no se planteó la tarea de derrotar a alguien ni conquistar. Concentró su principal esfuerzos en la protección de las importantísimas comunicaciones y entidades y en interceptar las caravanas cargadas de armas que de Pakistán se dirigían a Afganistán.
Según previsiones del Estado Mayor General, la guerra resultó duradera, sangrienta y carente de perspectiva. En opinión de muchos expertos, junto con la crisis económica en la URSS, devino un factor decisivo conduciendo al fracaso político de la URSS, y catalizador de la guerra civil que duró 25 años en Afganistán.
La entrada de las tropas soviéticas motivó el boicoteo de la Olimpiada-1980 por parte de EEUU y sus aliados. Fueron suspendidas las negociaciones soviético-norteamericanas tendentes a limitar las armas estratégicas ofensivas. De hecho, se puso fin a la política de distensión en Europa.
Junto con Pakistán, Arabia Saudita y otros países, Estados Unidos armaba a los mujahiddines y subsidiaba su lucha. En los campos de refugiados afganos en Pakistán y otros países musulmanes se formó el movimiento radical "Taliban" patrocinado, en opinión de muchos, por EEUU. Hacia comienzos de 2001, ese movimiento ya controlaba casi el 95% del territorio del país, y el régimen talibán comenzó a considerarse como principal factor desestabilizador en la región.
La invasión de las tropas de Estados Unidos y sus aliados en Afganistán, so pretexto de la operación antiterrorista, un mes después del 11-S fue la primera operación de amplia escala de la guerra contra el terrorismo declarada por el presidente de EEUU, George Bush. Le siguió Iraq. Sin embargo, pese a todos los éxitos indudables en Afganistán (el país recibió al presidente legítimo; fue elegido el parlamento), la situación ha cambiado poco en comparación con las postrimerías de los años 70 del siglo pasado: Kabul apenas controla el mismo 20% del territorio, mientras que los talibes cuya derrota fue anunciada con lujo de publicidad a escala universal en 2001, cual el ave fabulosa Fénix renacieron de sus propias cenizas convirtiéndose en peligro real para las tropas de la OTAN.
