Si el Pentágono no renuncia a sus planes de estacionar elementos de la defensa antibalística (ABM) en cercanías de las fronteras de Rusia, será inevitable la anulación del Tratado sobre la eliminación de los misiles de alcance medio y más corto, suscrito en su tiempo entre la URSS y EE.UU. Los analistas están propensos a interpretar las acciones de EE.UU. y las contramedidas de Rusia como reedición de la carrera armamentista.
En pos de los presidentes de Rusia y EE.UU., abrazan el camino de la confrontación los generales. Ayer, el general de Ejército Yuri Baluevski, Jefe del Estado Mayor General de las FF.AA. de Rusia, manifestó que Rusia podría abandonar a título unilateral el tratado arriba mencionado. Esto dependerá de si despliega o no EE.UU. elementos de su sistema ABM en Europa.
"Sería un paso sumamente peligroso", según manifestó a Nezavisimaya Gaceta el coronel general Víctor Yesin, ex Jefe del Estado Mayor de las Tropas Coheteriles Estratégicas. La retirada de Rusia del Tratado sobre la eliminación de los misiles de alcance medio y más corto puede provocar una respuesta análoga por parte de EE.UU. que procedería a emplazar sus misiles cerca de las fronteras rusas. Sería especialmente peligroso si instala sus misiles con base en tierra en los países bálticos, pues en tal caso la duración del vuelo hacia los objetivos en el territorio de Rusia sería mucho más corto que desde los países de Europa Central, hizo resaltar Víctor Yesin.
"De un lado, según ha declarado ya Vladimir Putin, ni Rusia ni Estados Unidos no disponen ahora de misiles balísticos de alcance medio y más corto. Pero al propio tiempo ya los tienen muchos otros países. Para nosotros sería simplemente irracional no tenerlos", subrayó.
Cualquier parte puede abandonar el Tratado si llega a la conclusión de que los compromisos exclusivos refrendados en el mismo ponen en peligro sus intereses supremos. Según opina Baluevski, los elementos de la defensa ABM a emplazarse en Polonia y la República Checa ponen en jaque la seguridad de Rusia. Es de suponer que los misiles de alcance medio y más corto apuntados contra las correspondientes bases constituirían una de las respuestas asimétricas de Rusia.
El Tratado sobre la eliminación de los misiles de alcance medio y más corto fue suscrito en 1987, todavía en la época de la URSS y es un documento sine diae. Sus signatarios se comprometieron a no producir, no ensayar y no emplazar misiles balísticos y de crucero con base en tierra de alcance medio (desde 1.000 hasta 5.500 kilómetros) y más corto (de 500 hasta 1.000 kilómetros). Los sistemas misilísticos disponibles en aquel entonces fueron destruidos. Fueron destruidos asimismo los misiles supersónicos táctico-operativos Oka que no podían ser interceptados por la defensa antiaérea y antibalística de EE.UU.
"Al cumplir las cláusulas de aquel Tratado, Rusia, lamentablemente, perdió muchos sistemas de armamento únicos", se lamentó el general Yuri Baluevski. Pero utilizando como prototipo el sistema Oka, fue diseñado y producido el moderno sistema Iskander-E que heredó sus mejores características. Su alcance es 280 kilómetros; ojiva, 480 kilos. Debido a su corto alcance, Iskander-E no está sujeto a la vigencia del Tratado.
De momento no se ha tomado la decisión de abandonar el Tratado. "Veamos cómo se comporte la parte norteamericana. Lo que está haciendo hoy al crear la tercera zona ABM en Europa, no se presta a explicaciones algunas", comento Baluevski.
¿De veras estamos al borde de una reedición de la carrera armamentista?
