Según una noticia recibida por el periódico británico "New Statesman" de una fuente anónima de círculos diplomáticos, Estados Unidos está en el umbral de una guerra contra Irán. Militares estadounidenses ya han marcado los eventuales blancos en Irán: bases aéreas y navales, sistemas de defensa antiaérea, plantas de enriquecimiento de uranio de Natanza e Isfahán y otros objetivos, afirma la fuente.
Pero en opinión del periodista ruso Leonid Radzijovski, la guerra contra Irán es poco probable.
No habrá ningún golpe. Se trata de un bluff diplomático y político común y corriente, dice él.
Sobra estar analizando la situación en Irán, bastaría con analizar aquella que se vive en EE UU. Nuestro mejor amigo, el presidente Bush, se ve decaído, y no se arriesgará, creo yo, añadir a la guerra de Iraq la de Irán.
Por ello se trata de un bluff, de un método de ejercer presión diplomática sobre Irán. Pero ello no da efecto, Irán en tal situación sólo se pone aún más agresivo.
Este bluff le conviene al presidente de la República Islámica, pues le permite imponerse como salvador de su país frente a la agresión estadounidense.
A mi modo de ver, Irán se permite retóricas muy desagradables, muy agresivas, pero dudo de que se atreva a desatar una guerra nuclear.
El presidente Ahmadineyad una vez por semana, como término medio, amenaza con borrar Israel de la faz de la tierra, calentando con ello muy bien al público iraní, sin hablar ya del israelí, y "divirtiendo" al mundo entero.
Pero no creo que Irán - sin tener con Israel fronteras comunes, ni un choque de intereses, ni nada en común - pueda desatar de la noche a la mañana una guerra nuclear con el fin de liquidar a todos los judíos, y junto con ellos a todos los palestinos, para solucionar de una vez y por siempre el problema palestino-israelí, convirtiendo toda esa región en un desierto radiactivo... No puedo creer en ello.
Y menos aún creo que Irán empiece a lanzar cohetes contra Europa, Rusia, EE UU o cualquier otro país. Pero sí podría hacer llegar de algún modo elementos radiactivos a terroristas. Mas se trata de un placer dudoso y complicado desde el punto de vista técnico, dice Radzijovski.
