A los rusos todavía les cuesta bastante trabajo definir los puntos fuertes de Sergei Ivanov y Dimitri Medvedev, actuales vicepresidentes del Gobierno e hipotéticos sucesores de Putin. Al constatar ese fenómeno, los sociólogos lo atribuyen al hecho de que tanto el uno como el otro no han logrado aún convertirse en figuras políticas.
El 41% de las personas entrevistadas por el Centro Levada parecen tener dificultades ante la pregunta de cuáles son las virtudes de Dimitri Medvedev, subjefe primero del Gabinete ruso. Para el 32%, están igualmente rodeados de incógnita los puntos positivos de Sergei Ivanov, su homólogo y titular de Defensa ruso.
Quienes sí responden a esa pregunta, mencionan la proximidad al actual mandatario ruso (un 27 y un 30 por 100, respectivamente); un alto nivel de educación y cultura (24% y 19%); y una buena dosis de energía (23% y 24%).
Preguntados por las deficiencias de ambos personajes, más de dos tercios (68% y 70%) simplemente no saben qué decir. Un 9% de los encuestados señala que Medvedev carece de experiencia en la gestión de asuntos públicos. La mayor reclamación con respecto al propio Putin, por cierto, consiste en que ‘habla mucho pero hace poco' (12%).
Los ‘sucesores' no han sabido aún convertirse en personajes políticos y son percibidos como tecnócratas que hasta la fecha no han tomado decisiones propias, limitándose a cumplir los encargos de Vladímir Putin, comenta a este respecto el politólogo Sergei Markov. A menos que hagan un esfuerzo, seguirán siendo a los ojos de la gente una hoja en blanco, añade él.
Andrey Riabov, del Centro Carnegie de Moscú, repara a su vez en que la gente suele enterarse de lo que hacen Dimitri Medvedev y Sergei Ivanov a través de los programas de televisión, y éstos ofrecen ‘un retrato unidimensional, de gente simpática y nada más'.
