De aquí a veinte años, las aerolíneas rusas habrán gastado 70 mil millones de dólares en la compra de nuevos aviones, según las previsiones de Airbus, el coloso aeronáutico europeo. La industria rusa pretende adjudicarse el 75% de estos pedidos.
La nueva edición del Salón Internacional Aeroespacial de Moscú, MAKS-2007, reportó por primera vez buenos dividendos a las grandes corporaciones mundiales del sector aeronáutico. Boeing consiguió un contrato de casi US$250 MM con la compañía moscovita Atlant-Soyuz, a la cual venderá cuatro modelos Boeing-737. De las siete ediciones anteriores de MAKS, Boeing había vuelto con las manos vacías, lo mismo que su rival número uno, Airbus.
Esta última no planea firmar acuerdos nuevos en Moscú pero calcula que las aerolíneas rusas podrían adquirir 811 aviones en los próximos 20 años y renovar por completo su parque actual, de 550 máquinas. El importe total de estos pedidos, que no toma en consideración a los pequeños aviones de rutas regionales con capacidad inferior a 100 pasajeros, podrían ascender a US$70.000. Boeing baraja previsiones similares para las próximas dos décadas: 70 mil millones de dólares en pedidos procedentes de Rusia y otros países de la Comunidad de Estados Independientes.
Hace dos años, Airbus calculaba la demanda prospectiva del mercado ruso en torno a 600 naves por valor de US$49.600 MM. También pensaba llevarse la mitad de estos contratos pero hoy rehúsa hacer semejantes previsiones.
Rusia ya tiene su propio coloso aeronáutico, OAK, que para el año 2025 espera incrementar las ventas de aviones comerciales y civiles a US$250.000 MM, incluida la exportación. De un total de 3.000 aviones con capacidad superior a 100 pasajeros, 500 ó 600 serán comprados por aerolíneas rusas, dijo el otro día Alexei Fiódorov, presidente de esta empresa.
Desde la caída de la URSS y hasta el año pasado, la industria aeronáutica de Rusia trabajó a un ritmo máximo de 10 aviones al año. Airbus produjo 398 aviones en 2006, y Boeing, 434.
Serguei Koltovich, responsable de planificación del parque de Aeroflot, piensa que las previsiones de Airbus son realistas, a menos que el mercado ruso sufra alguna conmoción fuerte, similar a la de la crisis del transporte aéreo a raíz de los atentados del 11-S. Boeing y Airbus se repartirán la mayor parte de las ventas en Rusia, dejando a otros productores con una cuota insignificante, opina él.
Vladímir Davydov, director general de Atlant-Soyuz, cree en cambio que OAK será capaz de logar los objetivos que se propone, siempre y cuando sepa aguantar la competencia en cuanto a la calidad de las máquinas.
