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América Latina- Nace el Banco del Sur

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México, PL, para RIA Novosti. Por Carlos Fazio*.- Este 9 de diciembre, en Buenos Aires, se concretó la fundación del Banco del Sur, un proyecto impulsado por el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, en 2005, y apoyado después por Argentina y Ecuador.

La nueva institución, que se constituye como banca de desarrollo para financiar proyectos de infraestructura en zonas de menor desarrollo relativo de América del Sur y apoyar empresas públicas y privadas, contó con la adhesión de siete países fundadores: Argentina, Brasil, Ecuador, Venezuela, Bolivia, Paraguay y Uruguay.

 

Más allá de la retórica anti-neoliberal y anti-FMI, es evidente el carácter geoestratégico de la iniciativa, dirigida a propiciar una integración de la subregión, y afianzar al Mercado Común del Sur (MERCOSUR), en el marco de un sordo juego diplomático interhemisférico.

 

Sin descartar que dos países, Venezuela y Bolivia, forman parte de la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA), en la que Ecuador participa como observador.

 

El proyecto fue pensado como una opción de financiamiento sin condicionamientos frente a los llamados organismos multilaterales: el Banco Mundial (BM), el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que en realidad se han desempeñado como los "perros guardianes" de Estados Unidos, ya que en los hechos siguen las directivas del Departamento del Tesoro estadounidense.

 

Al respecto, cabe consignar que de 2002 a la fecha, el FMI ha perdido el 88 por ciento de su cartera de préstamos y el Banco Mundial, desde 1966, ha perdido el 42 de la suya. Hugo Chávez anunció este año que Venezuela se retiraba del BM y el FMI, y su homólogo ecuatoriano, Rafael Correa, despidió en abril al representante del Banco Mundial. En la actualidad, el único país suramericano con un crédito del FMI es Perú.

 

El problema con ambas instituciones son las condiciones leoninas que ponen a los gobiernos para el desembolso crediticio, el costo financiero de los mismos y el desprestigio de las políticas de ajuste estructural, desregulación y privatizaciones que han derivado en una concentración del ingreso en pocas manos y una mayor emigración, al tiempo que las economías de los países de la región se han desnacionalizado.

 

Ante esa realidad, el Banco del Sur se presenta como una alternativa Sur-Sur frente a los condicionamientos del FMI, el BID y el BM.

 

Pero además, puede ser un primer paso en la búsqueda de una nueva arquitectura financiera regional, que incluya en el futuro la creación de un Fondo Monetario de Estabilización, con función de banco central continental y una moneda común suramericana, que ya fue bautizada por Evo Morales como la Pacha, por tierra en quechua.

 

Se estima que el Banco tendrá un capital inicial de alrededor de siete mil millones de dólares. Las aportaciones mayores provendrán de Venezuela, Brasil y Argentina, pero la representación será igualitaria. Su órgano de dirección será un consejo de administración integrado por los ministros de Economía de los siete países. Su sede central estará en Caracas y tendrá representaciones en Buenos Aires y La Paz, Bolivia.

 

La esencia del proyecto es si América del Sur se va a integrar dentro de un esquema financiero autónomo del dólar estadounidense, ahora que dicha divisa ha perdido entre 25 y 30 por ciento de su valor paritario con el grueso de las monedas sudamericanas.

 

Otro asunto clave tiene que ver con el modelo de desarrollo autónomo subregional, que podría tener una matriz energética o acompañar a los incipientes mecanismos de integración energética en curso.

 

Asimismo, no está claro si el Banco del Sur financiará la Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Suramericana (IIRSA), una red de carreteras interamazónicas.

 

Dado el peso de su economía en América Latina, la participación de Brasil da un impulso de salida muy importante al Banco del Sur. Varios gobiernos progresistas de la región pusieron especial interés en la participación de ese país, porque desean evitar que refuerce su acercamiento a Estados Unidos.

 

En ese contexto, parece obvio que el Banco del Sur rompe con el status quo controlado por el Departamernto del Tesoro estadounidense y las instituciones financieras de Washington, hoy debilitadas y desprestigiadas.

*Colaborador de Prensa Latina.

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