Bogotá, 11 de enero, PL, para RIA Novosti. Colombia parece despertar hoy con la interrogante de si la liberación de dos mujeres retenidas por la guerrilla puede resultar el punto de partida para lograr algún entendimiento entre el gobierno y la insurgencia en el camino hacia la paz.
El país vivió la víspera una jornada de euforia cuando en pocas horas la misión humanitaria encabezada por el Comité Internacional de la Cruz Roja y el gobierno de Venezuela concluyo exitosamente con el reencuentro en Caracas de Clara Rojas y Consuelo González con sus familiares.
El cumplimiento del compromiso hecho un mes atrás por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) con el presidente Hugo Chávez de entregar a las dos retenidas, evidenció la valiosa participación del líder venezolano en las gestiones humanitarias.
Tal realidad se convirtió en un punto a favor de quienes aquí consideran que un acuerdo humanitario es la vía más adecuada para lograr la liberación de todos los retenidos por la insurgencia.
El propio presidente Alvaró Uribe, quien el 21 de noviembre canceló abruptamente las gestiones de Chávez y la senadora Piedad Córdoba, manifestó esta vez el agradecimiento de todos los colombianos y de su gobierno a las gestiones del mandatario del vecino país.
Pero al mismo tiempo, insistió en el mantenimiento de su política de seguridad democrática, que implica el enfrentamiento directo a la guerrilla.
También expresó que se mantiene vigente la propuesta de establecer una zona de encuentro, presentada a finales de noviembre por la iglesia católica, y que según el mandatario permitirá avanzar hacia la liberación de todos los retenidos.
Esa propuesta fue rechazada en su momento por las FARC, que insistieron en la condición de que para entablar cualquier diálogo se debe despejar de fuerzas militares los municipios de Florida y Pradera, en el suroeste del país.
