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Secretos de la terapia animal

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La Habana, PL, para RIA Novosti. Por Roberto Correa Wilson .- Las terapias con delfines, caballos, perros, gatos, gallinas y otros animales ayudan a paliar dolencias y discapacidades de las personas. Los científicos nos acercan a un tema apasionante y a la vez humano que ha alcanzado un notable interés y desarrollo desde mediados del siglo XX.

La gente piensa que la terapia asistida por animales es un tratamiento en el que el animal hace de terapeuta, pero nada más lejos de la realidad.

 

Se trata más bien de una sicoterapia en la que la relación sigue siendo entre el paciente y el terapeuta, y en la que el animal constituye una herramienta, esto es, un vehículo de mediación entre los dos, explican destacados siquiatras.

 

La idea de utilizar los animales para mejorar la convalecencia de los enfermos, estimular a los niños con trastornos neurológicos y deficiencias psíquicas, o mitigar las carencias afectivas o emocionales de las personas, nació de la observación de los efectos que derivaban de la interacción entre los enfermos y la presencia de un animal, como un perro o un gato, afirman los científicos.

 

El término terapia animal fue acuñado en 1953 por el siquiatra infantil Boris Levison después de comprobar cómo la presencia accidental de su perro en la consulta sirvió de acicate para que un niño autista, que es un sujeto completamente cerrado sin relación con el entorno, intentara interactuar con él.

 

Once años después, Levison comprobó que el afecto de un animal doméstico provocaba un aumento de la autoestima en sus pacientes, aparte de satisfacer la necesidad de recibir amor.

 

En la década de los 80, el término terapia animal fue reemplazado por la mencionada terapia animal asistida. Uno de los impulsores fue una socióloga que investigaba que factores favorecen la supervivencia de las personas infartadas durante el primer año. Para su sorpresa, observó que entre los primeros de la lista se hallaba la posesión de una mascota.

 

Gatos, peces y pájaros demostraron ser igual de eficaces que un perro para promover salud. Los caballos también se sumaron a la lista de animales terapéuticos.

 

¿COMO CURAN LOS ANIMALES?.

 

Las posibles interacciones y conexiones entre estos y el ser humano están fundamentadas en la etología, ciencia que estudia el comportamiento animal, afirma el siquiatra español, doctor Pedro Ridruejo.

 

Para este científico, ciertas conductas animales guardan paralelismo con el comportamiento humano: Precisamente -agrega- es en esta vinculación donde los investigadores pueden descubrir interesantes aplicaciones terapéuticas.

 

En este sentido muchos sicólogos consideran un factor importante el hecho de que el animal no clasifique a su compañero de juego dentro de la categoría, como feo, hermoso, blanco, negro, pobre o discapacitado. Quien entabla amistad con una mascota se siente aceptado enteramente como persona.

 

El contacto verbal y corporal conduce a niveles de comunicación más profundos entre el animal y el hombre: Una interacción óptima entre estos dos seres en lo que el biólogo Edward O. Wilson denomina biofilia, la "afiliación innata emocional de los seres humanos hacia otras criaturas vivas".

 

El hombre de ciencia asegura que esta pulsión por el resto de las criaturas, tanto plantas como animales, se instauró en nuestra psiquis hace millones de años y, a pesar de vivir hoy en una civilización más moderna, sigue viva en nuestro interior.

 

La interacción con los animales la contemplamos en numerosas estampas de la vida: la mascota sigue al dueño, este la demanda y tiene la impresión de que le obedece y le es leal. La biofilia constituye el fundamento de esta relación hombre-animal.

 

De esta relación íntima saca provecho la terapia asistida con animales. Los especialistas eligen la especie más adecuada para el tratamiento de una cierta patología, y selecciona y entrena a los mejores ejemplares para participar en las sesiones curativas.

 

De este modo, delfines, perros, caballos y otras criaturas facilitan la comunicación con niños autistas o afectados por sicosis infantiles: proporcionan autoestima y confianza a pacientes con una disminución física, allanan el camino hacia la rehabilitación de personas con otras patologías, aplacan la soledad, la falta de cariño y la inactividad de los ancianos.

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