Las autoridades de Tayikistán están barajando la posibilidad de introducir un estado de emergencia a causa de la crisis energética que podría dejar a este país del Asia Central sin calefacción ni electricidad en las primeras fechas de febrero. Las causas fundamentales de lo sucedido son un invierno inusitadamente severo, la bajada del río Vajsh y, como consecuencia, la escasez de agua en el embalse de Nurek, la mayor presa hidroeléctrica de Tayikistán que se ve obligada a trabajar en vano estos días.
Tayikistán produce 18.000 millones de kilovatios hora al año mientras que la demanda interna es de 24.000 millones. En invierno, el déficit de energía suele cubrirse gracias a la importación desde Uzbekistán y Turkmenistán pero ambos países vecinos han suspendido este año los suministros debido al inusual descenso de temperaturas.
El pasado 22 de enero cesó el suministro de energía eléctrica a todas las compañías e instituciones tayikas, a excepción de hospitales, fábricas panaderas, lácteas y un par de plantas de importancia estratégica. Para el personal son vacaciones no pagadas. El Gobierno pide a la gente que aguante un poco pero no todos serán capaces de sobrevivir este invierno. Tres bebés murieron ya a causa de los apagones en las casas de maternidad de Dushambé, la capital de Tayikistán. La prensa tayika recogió el miércoles una carta pública enviada a la ONU por los vecinos de la región de Sogdi. Los firmantes piden ayuda internacional, "ya que el Estado es incapaz de resolver el problema de la luz y el gas".
El agua que queda en el embalse de Nurek "dará abasto para que la central hidroeléctrica trabaje hasta principios de febrero, después de lo cual podría decretarse un estado de emergencia", declaró Sharifjón Samíev, jefe de la compañía energética Barki Toyik.
La situación se agrava por la escasez de reservas en la central termoeléctrica de Dushambé. En vez del volumen previsto, de 50 mil metros cúbicos del gas, la planta recibe apenas una quinta parte y tiene combustible para diez días.
