En la Marina de Guerra de EEUU ha estallado un escándalo grandioso. Decenas de marineros y sus esposas - mayoritariamente, inmigrantes ilegales de Rusia y Ucrania - han sido detenidos bajo la sospecha del fraude que ha perjudicado la capacidad combativa de la Armada, además de causarle un daño económico por valor mínimo de 250 mil dólares. La investigación del caso se ha prolongado por dos años y la geografía de arrestos se ha extendido a ocho estados.
Las autoridades creen que las jóvenes de la Europa del Este se casaban con los marineros por interés, y que esta operación ilegal beneficiaba a las dos partes. El negocio matrimonial corría a cargo de una agencia clandestina montada por un veterano de la Marina, Michael L. Wolfe, y su esposa de origen ruso Natalia Lukina. Wolfe se encargaba de seleccionar a los novios potenciales, mientras que Lukina les buscaba su media naranja. Los marineros cobraban la suma de entre uno y seis mil dólares por contraer el matrimonio, además de obtener luego por parte de la Armada un subsidio de US$40.000 para la vivienda. En cuanto a las chicas, accedían a un procedimiento de naturalización mucho más simple.
Según los datos que trascendieron a la prensa estadounidense, al menos siete de los marineros arrestados cumplían el servicio en los buques de desembarco Iwo Jima y Wasp. Más de la mitad de las detenciones tuvieron lugar en la base naval de Hampton Roads.
Se requiere tiempo para preparar al personal que sustituya a los marineros arrestados, lo cual revierte en perjuicio de la capacidad combativa de la Armada. Además, a los servicios secretos de EEUU les el hecho de que algunas esposas venidas de la Europa del Este recibieron de Defensa carnés militares, lo cual podría implicar un peligro para la seguridad nacional.
