México, 12 de mayo, PL, para RIA Novosti. Félix Albisu. El crimen organizado se entronizó de tal manera en ciudades del norte mexicano que parece que la gente convive con él de manera natural, aunque hoy todo lo contrario se respira en sitios como Sinaloa o Tijuana.
En Culiacán, la capital sonorense, el panorama es de temor generalizado, de acuerdo con reportes llegados de aquella demarcación, donde el día de las madres la población prefirió encerrarse en sus casas por miedo a ser víctimas de las bandas del narcotráfico.
Es que en ese estado murieron en enfrentamientos intestinos de grupos vinculados a los carteles de la droga 46 personas, sólo en lo que va de este mes.
Culiacán vive sitiada por patrullas del Ejercito y de las policías federal y estatal, después del enfrentamiento en que perdieron la vida la pasada semana Joaquín Guzmán Loera, hijo del tristemente celebre Chapo Guzmán, el jefe del cartel de Sinaloa, y otros de sus familiares.
La situación de temor a "estar en el lugar y el momento inadecuado" rompió con la tradición de que grupos de mariachis cantaran las mañanitas a sus madres o que los restaurantes estuvieran repletos por esas celebraciones.
El afamado cantante Joan Sebastián y el popular conjunto de música grupera Los Tigres del Norte debieron cancelar presentaciones publicas allí el fin de semana debido a la inseguridad reinante.
Los equipos de fútbol Coatzacalcos y Dorados de Sinaloa tuvieron que ser escoltados por la policía desde sus hoteles hasta el estadio y al retorno por temor a incidentes.
El gobernador de Sinaloa, Jesús A. Aguilar, dijo tener grandes esperanzas de que después que sesione allí mañana el Gabinete de Seguridad Nacional, salgan acciones contundentes para acabar con la ola de violencia que azota el estado.
Mientras tanto, el panorama se torna similar en Tijuana, ciudad fronteriza con la urbe norteamericana de San Diego, donde las balaceras, ejecuciones, extorsiones y robos a cajeros automáticos alcanzan niveles alarmantes, de acuerdo con el parecer de autoridades de Baja California.
Como en Sinaloa, en Tijuana opera el otro cartel grande de la droga en México, el de los hermanos Arellano Félix, a cuyas bandas de sicarios se le responsabiliza de la situación de inestabilidad citadina.
El alcalde de aquella urbe de maquiladoras, Jorge Ramos, quien tomó posesión del cargo hace cinco meses, dijo a un diario nacional que los grupos delictivos operan con gran impunidad y que existe un alto temor para el turismo, que se esta ahuyentando.
El propio burgomaestre bajacaliforniano admite que la infiltración del narco en la policía municipal y la Procuraduría de Justicia del estado es manifiesta, por lo que actualmente se realiza una depuración que apunta a que sean expulsados de esas instituciones unos 300 agentes.
De acuerdo con reporteros Tijuana, todo parece indicar que la narco-delincuencia organizada de Tijuana se le ha desorganizado a sus grandes patrones, quienes tienen sus residencias al otro lado, en el estado de California.
