El Centro Nacional de Estudios de Opinión Pública (VTSIOM) ha dado a conocer qué piensan los rusos sobre la crisis. Resulta que más de la mitad de los 1.600 habitantes de 42 entidades federadas de Rusia encuestados recientemente abogan por la nacionalización de los bancos y grandes empresas. La población está descontenta con las medidas anticrisis del Gobierno, escribe hoy el diario económico ruso RBKDaily.
Pese a los esfuerzos que emprenden las telecadenas estatales, los rusos no piensan que la crisis ha llegado desde allende el océano Atlántico, sino que es una realidad nativa. Un 44% de los ciudadanos considera que la crisis afectará seriamente la situación económica en el país, y un 41% teme que empeorará su propia situación económica.
En cuanto a las medidas anticrisis que está adoptando el Gobierno, los rusos opinan que son al menos ineficaces. En vez de salvar al país, los funcionarios están salvando sus negocios sin pensar en los destinos de la población.
Un 56% de los encuestados sostiene que es más importante contener los precios que salvar de la quiebra a la banca. Un 79% opina que en la situación de crisis sería más provechoso introducir la regulación estatal de los precios; un 58% insta a nacionalizar las grandes empresas y un 50% asegura que es conveniente nacionalizar los bancos.
Se imponen dos conclusiones. En primer término, la población confía más en el Estado que en las grandes empresas. Y en segundo término, sólo una pequeña minoría en Rusia cree en ideas liberales y en la prioridad de las libertades personales y la incitativa privada sobre los intereses colectivos. Pero esto no es noticia porque el paternalismo de los rusos es un hecho consabido.
"El liberalismo ha muerto en todas partes -señala Tatiana Bulaj, presidenta de la organización "Diálogo Público"-. Estados Unidos, que siempre ha sido partidario del liberalismo a escala global, ahora está hablando de un rígido proteccionismo". Es lógico porque el neoliberalismo prevé la reducción del papel del Estado en el período cuando todos están inflando "globos" financieros. Pero cuando esos globos empiezan a reventar, resulta imposible prescindir del Estado.
