WikiLeaks: el irreductible bastión de la libertad en Internet

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Los diplomáticos de todo el mundo reprobaron el atrevimiento de la página web WikiLeaks.Unos lo hicieron abierta y oficialmente, otros, de una forma más indirecta. Para todos está claro que en el lugar del Departamento de Estado de EEUU podía encontrarse cualquier otro Ministerio de Asuntos Exteriores.

Los diplomáticos de todo el mundo reprobaron el atrevimiento de la página web WikiLeaks.Unos lo hicieron abierta y oficialmente, otros, de una forma más indirecta. Para todos está claro que en el lugar del Departamento de Estado de EEUU podía encontrarse cualquier otro Ministerio de Asuntos Exteriores.

Este tipo de informes confidenciales se redactan en todas las legaciones diplomáticas, aunque es cierto que no siempre en términos tan poco delicados.

A todo esto, hay que decir que WikiLeaks no reveló nada sensacional que no fuera ya, en mayor o menor medida, de dominio público. Sin embargo, este incidente hará que los diplomáticos cambien un poco sus costumbres y revisen sus medidas de seguridad. Habrá que cuidarse más de lo acostumbrado para que todo lo dicho y escrito no sea difundido impunemente.

Desde este punto de vista, la jugada de WikiLeaks resultará útil en su efecto de saneamiento. Aunque no todos salvarán los muebles, ya que también habrá más de un damnificado.

Pobre Hillary Clinton

La secretaria del Estado de EEUU, Hillary Clinton, asiste a la cumbre de la OSCE celebrada estos días en Kazajstán.  Luego tiene previsto visitar Kirguizistán, Uzbekistán y Bahrein. En el marco de esta gira se encontrará con muchos de los personajes mencionados en los cables difundidos.
Seguramente, no le será fácil mirar a los ojos de algunos de estos políticos, descritos por sus diplomáticos como mujeriegos, borrachos y derrochadores. Pero hay que ser sinceros: la mayor parte de lo publicado es anterior al 2008, cuando Barack Obama nombró a Hillary Clinton como secretaria de Estado. Sin embargo, el peso de responsabilidad cae sobre la secretaria actual y debido a la mentalidad local, será muy difícil persuadir a los líderes orientales para que olviden el incidente y no la culpen a ella. Con algunos de ellos se podrá redirigir la situación, pero con otros será imposible.

El espionaje contra la ONU como una buena señal

En realidad, la propia Hillary Clinton no debe tener nada que ver con las órdenes de recopilar datos biométricos sobre los dirigentes de la ONU, sobre sus cuentas, tarjetas de crédito, teléfonos, costumbres, inclinaciones, vicios, pecados, mujeres, amantes, etc.

Esta es una práctica común entre cualquier Ministerio de Asuntos Exteriores (MAE) y las estructuras de inteligencia de sus países, como la CIA, KGB o MI-6. Los servicios de inteligencia suelen encargar a los MAEs dossieres personales, que luego se envían como informes diplomáticos visados por el responsable máximo del MAE. Sin embargo, Clinton en 2009 les daba el visto bueno a este tipo de documentos.

El que en el foco de atención de este “espionaje” se haya encontrado la cúpula directiva de la ONU puede interpretarse como una señal positiva. Durante la época de George Bush y, tras largos años de olvido casi completo, se ha recuperado el interés por los representantes de la ONU. Esto significa un cambio de actitud. Hace falta conocer bien a los empleados de esta organización para poder colaborar con ella.

¿Qué le espera a WikiLeaks?

El Pentágono y la Agencia Nacional de Seguridad de EEUU, responsables para el espionaje y contraespionaje informáticos, apenas pueden hacer algo con WikiLeaks. Prohibir la página web es imposible, ya que no está violando ninguna ley. Además, se encuentra fuera de EEUU y su fundador Julian

Assange ni siquiera es ciudadano estadounidense. La hipotética prohibición de esta web por razones políticas provocaría una ola de indignación en Internet.

Para protegerse de posibles detenciones, persecuciones judiciales y ataques contra su portal, Assange ha dispuesto en la red unos paquetes de información cifrados, que se activarán si con Assange ocurre algo malo. Según Assange, se trata de datos mucho más trascendentales que los publicados hasta el momento.

Los políticos norteamericanos más intransigentes, incluida la ex-gobernadora de Alaska y candidata a la presidencia, Sarah Palin, reclaman que Julian Assange  y su “pandilla” estén incluidos en la lista de terroristas. Los comparan con los talibanes y Al Qaeda. Pero, desde el punto de vista puramente jurídico, no hay ninguna razón para hacerlo. Otros exigen que EEUU emprenda un ciberataque sin precedentes contra WikiLeaks. EEUU dispone de recursos necesarios, pero...

WikiLeaks se ubica físicamente en el domino sueco PRQ y, según las autoridades suecas, no está violando de ninguna manera las leyes del país. Entonces, si EEUU lanza un ciberataque contra este sitio web, será considerado un ataque contra todo el espacio informático del país y tendrá graves consecuencias a nivel internacional.

Algo más peligrosa para Assange y sus posibles seguidores suena la declaración del Fiscal General de EEUU Eric Holder. Éste dice que la Fiscalía, junto con la Secretaría de Defensa, están estudiando las posibilidades de aplicar contra ellos la Ley Contra el Espionaje de 1917. Sin embargo, siendo Assange ciudadano de Australia, no está sujeto a ésta.

Además, a diferencia del militar estadounidense Bradley Manning, quien sí se presentará ante el tribunal de EEUU, Assange nunca ha realizado la labor de espionaje contra EEUU ni ha entregado información dañina a Estados hostiles. Pero hay que tener en cuenta que los norteamericanos son muy propensos a extender su jurisdicción mucho más allá de sus fronteras, violando las normas del Derecho Internacional. Lo demuestra muy claramente el reciente ejemplo del empresario ruso Victor Bout.

¿No le hacen caso? ¡La solución es WikiLeaks!

Los diplomáticos norteamericanos suelen quejarse de que la Casa Blanca no les hace caso. Pues, ahora pueden estar contentos: seguro que sus mensajes no pasarán desapercibidos.

Los ingleses, que saben hacer ironía de sí mismos, ya aconsejan, en broma, a su Foreign Office que siga el camino indicado por Assange. Los diplomáticos británicos, dice un periódico inglés, que lamentan la falta de atención por parte del gobierno, podrían facilitarle a WikiLeaks un par de miles de sus informes para su difusión internacional. Es un mecanismo que no fallará.

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDIRÁ OBLIGATORIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

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