Moscú planea implicar al Ejército en la lucha contra el narcotráfico

© RIA Novosti . Sergei Piatakov / Acceder al contenido multimediaEl Ejército Ruso
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Las drogas son una de las amenazas más serias a las que se enfrenta Rusia.

Las drogas son una de las amenazas más serias a las que se enfrenta Rusia.

Hasta el punto de que ya se hace indispensable adoptar medidas urgentes para frenar el creciente tráfico y consumo de estupefacientes que redundan en unos altos índices de criminalidad y graves problemas sociales en el país.

El pasado 24 de septiembre, durante una reunión del Comité Estatal Antidroga, el director del Servicio Federal ruso de Control de Drogas (FSKN), Víctor Ivanov, presentó una iniciativa que implica cambios sustanciales en el Ejército y en la política exterior de Rusia.

 

El Ejército contra el narcotráfico

Ivanov propone crear unidades especiales antidroga que formarían parte de las Fuerzas Armadas. Hasta el día de hoy, la lucha contra el narcotráfico nunca ha estado entre las responsabilidades del Ministerio de Defensa de Rusia. Los éxitos alcanzados por los militares rusos en este ámbito se podrían calificar de efectos secundarios derivados de los objetivos principales, es decir, de la lucha contra los grupos armados ilegales cuyos combatientes se ganan la vida vendiendo drogas, entre otras cosas.

 

La implicación de las Fuerzas Armadas en esta actividad tiene dos lecturas:

1)  Sus consecuencias políticas.

2)  El formato que tomará esta organización militar.

Es decir, si se creará una unidad especial, serán unidades de varias Armas del Ejército las que se encargarían de cumplir, en régimen de rotación, con este cometido o  se utilizarán fuerzas especiales que contarían con el apoyo y se adiestrarán las tropas antidrogas de los países centroasiáticos.

En cuanto a las consecuencias políticas, hay que tener en cuenta que esta lucha sólo puede ser verdaderamente eficaz, si tiene lugar fuera de Rusia. Dentro del país, los flujos de la droga se multiplican hasta hacerse incontrolables.

Los servicios de seguridad y las fuerzas del orden deben controlar la situación en el país como lo vienen haciendo hasta ahora. Estas unidades tienen en su disposición numerosos recursos para la investigación y las fuerzas necesarias para afrontar una hipotética resistencia armada. No es razonable implicar a las Fuerzas Armadas en la lucha contra el narcotráfico en todo el territorio nacional, país porque sus métodos resultan ineficaces para reprimir a vendedores callejeros o camellos de poca monta en zonas residenciales.

El auténtico mal reside en los cultivos de adormidera y en las grandes caravanas que transportan las cargas de droga hasta su destino entre el consumidor final. Estos deben ser los objetivos principales del Ejército. En Rusia no existen plantaciones de amapola, ni caravanas de transporte, por este motivo, las Fuerzas Armadas deberán cumplir sus misiones fuera de las fronteras.

Otros países ya tienen una experiencia similar. Por ejemplo, las operaciones antidroga que EEUU inició en América Latina, principalmente en Colombia, hace mucho tiempo.

Debido a esta actividad, Washington goza de poca popularidad entre la mayor parte de la población colombiana que forma la oposición al gobierno y que califica las operaciones militares de las tropas estadounidenses y su apoyo al Ejército colombiano como una intervención en los asuntos internos del país.
Rusia tiene ventajas frente a EEUU en este campo, al actuar como mediadora en el arreglo de la situación en los países del Asia Central. En estas condiciones, el apoyo y un buen adiestramiento y equipamiento de las fuerzas locales pueden ser el mejor método de la lucha contra el narcotráfico.

En caso de éxito, Rusia se limitará a una mínima intervención directa, mientras que potenciará la implicación de sus servicios de inteligencia y sus centros de análisis en las operaciones militares.

Además de proponer la formación de unidades antidroga, Víctor Ivanov presentó una iniciativa para establecer un presupuesto nacional antidroga que consolidaría todos los recursos destinados a la lucha contra el narcotráfico.

La situación en las fronteras meridionales de Rusia es uno de los mejores ejemplos. Hoy en día, los narcotraficantes cruzan la frontera ruso-kazaja con mucha facilidad, ya que es muy larga y permeable. Una de las tareas prioritarias consiste en fortalecer el control en esta frontera, para lo cual se requerirá gestionar adecuadamente cuantiosos recursos que permitirán luchar contra el tráfico de drogas y contrarrestar la hipotética amenaza terrorista proveniente de Asia Central.

También se plantea introducir el un régimen de visados entre Rusia y los países centroasiáticos. En este caso Moscú debe dar a entender a sus vecinos del Asia Central que tales medidas no se adoptan como signo de hostilidad hacia la Comunidad de Estados Independientes (CEI), la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS) o la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), sino para frenar el tráfico de drogas y la inmigración ilegal.


LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

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