La intentona golpista en Ecuador como ficha especulativa en los mercados bursátiles

Síguenos en
Cada vez que en el panorama político de alguno de los países miembros de la OPEP ocurre algo, por nimio que esto sea, los jugadores de bolsa bursátiles nunca dejan pasar la ocasión de especular con los precios del oro negro.

Cada vez que en el panorama político de alguno de los países miembros de la OPEP ocurre algo, por nimio que esto sea, los jugadores de bolsa bursátiles nunca dejan pasar la ocasión de especular con los precios del oro negro.

Los últimos acontecimientos en Ecuador no han sido una excepción. La reciente intentona golpista en Ecuador ha provocado un aumento en los precios de los contratos de futuros de noviembre del petróleo estadounidense Light Sweet Crude Oil en la bolsa NYMEX de Nueva York hasta 79.97$ por barril, y una subida del precio de petróleo Brent en la bolsa ICE de Londres hasta 82.31$ por barril. Según los expertos, la crisis ecuatoriana podría resultar prolongada y eso podría provocar un futuro encarecimiento del petróleo.

Los disturbios de Ecuador son algo muy habitual en América Latina, que se caracteriza por una tremenda e histórica inestabilidad en sus regímenes políticos. La mayoría de los países de la región ha vivido su particular época de revolución permanente, alternando con regularidad períodos tranquilos, cuando los ánimos revolucionarios se apaciguaban sin desaparecer por completo, con violentas insurrecciones.
América Latina era conocida en la URSS de 1970-80 como el continente ardiendo, debido a la gran cantidad de revoluciones y contrarrevoluciones, una guerra constante entre gobiernos y diferentes grupos de insurgentes. Hoy tenemos un período de calma relativa, pero nadie puede garantizar que sea para siempre. Los especialistas subrayan que ningún régimen latinoamericano, incluso los más autoritarios, ha podido erradicar totalmente sus movimientos revolucionarios relevantes.

Y es que la mayor parte de los Estados miembros de la OPEP, a excepción de las monarquías de la Península Arábiga, pertenecen al grupo de riesgo. Unos, como Venezuela y Ecuador, tienen una situación política inestable, otros, como Irán, se enfrentan a la mitad de la comunidad mundial, otros llevan largos años de guerra civil permanente. Los insurgentes de Nigeria, por ejemplo, atacan de con regularidad los oleoductos de empresas extranjeras, causando reducción y daños en las exportaciones de oro negro de este país.

Ya vemos que las revoluciones, los golpes de Estado y las guerras civiles son incapaces de cambiar el vector de desarrollo del mercado de hidrocarburos. La economía mundial ya se adaptó a este tipo de trastornos hace mucho tiempo, y los riesgos políticos ya están calculados y añadidos al precio del crudo. Hay que ser muy ingenuo para creer que las manifestaciones de los policías y militares ecuatorianos, descontentos con la reducción de beneficios salariales y otros privilegios, puedan influir considerablemente en la oferta y la demanda del mercado de hidrocarburos.

Pero también sería muy ingenuo esperar que los jugadores de bolsa, que desde hace mucho convirtieron los contratos de futuros del petróleo en objeto de especulaciones, vayan a desaprovechar esta ocasión y no estimulen una nueva subida de los precios del crudo. Pero este mismo efecto lo provocan también las declaraciones sensacionalistas de Hugo Chávez, la actividad de los insurgentes de Iraq y los altibajos en las relaciones de Irán con la comunidad internacional.

Además, esta vez la crisis política de Ecuador no es el único pretexto para que suban los precios de petróleo. Está condicionada en gran parte por las tendencias positivas del mercado laboral de los EEUU. Todos los síntomas de recuperación de la economía estadounidense, el consumidor más grande de hidrocarburos, son vigilados atentamente en el mercado de petróleo. Son más importantes aún ahora que los analistas amenazan con una segunda ola de crisis. Hace unos días, por ejemplo, Nouriel Roubini, destacado economista y profesor de la Universidad de Nueva York, dio un pronóstico muy pesimista respecto a las perspectivas de la economía estadounidense y mundial que, según sus palabras, son inermes ante una nueva recesión.

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

Lo último
0
Para participar en la conversación,
inicie sesión o regístrese.
loader
Chats
Заголовок открываемого материала