La URSS y EEUU en igual medida provocaron la crisis de los misiles en Cuba

© RIA Novosti . Yuriy Somov / Acceder al contenido multimediaPiquete durante la crisis de los misiles en Cuba
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La instalación en Cuba de varios misiles balísticos intercontinentales soviéticos fue la respuesta a la decisión del gobierno de Estados Unidos de instalar misiles análogos en Turquía e Italia, y a las amenazas por parte de la Casa Blanca de invadir con mercenarios a Cuba.

La instalación en Cuba de varios misiles balísticos intercontinentales soviéticos fue la respuesta a la decisión del gobierno de Estados Unidos de instalar misiles análogos en Turquía e Italia, y a las amenazas por parte de la Casa Blanca de invadir con mercenarios a Cuba.

Durante varios días en octubre de 1962, el mundo estuvo al borde de una Tercera Guerra Mundial en la que con toda seguridad se habría empleado armamento nuclear con la consiguiente destrucción de ciudades enteras y la desaparición de parte de la humanidad.

En la sede de la Agencia de Información Rusa RIA Novosti, en el marco del proyecto “No olvidar la Historia”, se celebró recientemente una videoconferencia con la participación de expertos y periodistas.
El evento, bajo el título, “La Crisis de los Misiles: reflexiones sobre el destino mundial”, trató sobre el significado y  las conclusiones de aquel acontecimiento histórico saturado de peligro y tensión para la humanidad.

Situación peligrosa
 
El General en retiro del KGB, y profesor de la cátedra de Diplomacia de la Universidad de Relaciones Internacionales de Moscú (MGIMO), Nikolái Leónov, considera  que lo más complicado es responder la pregunta: “¿Quién tuvo la culpa?”

“En la mayoría de los casos se tiende a responsabilizar a la URSS y personalmente al líder soviético, Nikita Jruschov, quien tomó la decisión de instalar en Cuba los misiles balísticos soviéticos”, indicó Leónov.

Sin embargo, el catedrático considera que esa crisis sucedió como ocurren la mayoría de los accidentes en carretera, cuando es casi imposible establecer si el culpable fue el conductor que embistió al otro vehículo, o éste,  al crear una situación peligrosa que inevitablemente condujo a la colisión.
“Fue Estados Unidos el responsable al crear una situación amenazante en el Caribe”,- explicó su postura Leónov.

Según el catedrático, después de que Fidel Castro tomó el poder en Cuba, en 1959, el gobierno de EEUU lanzó innumerables amenazas contra las nuevas autoridades en la isla. Los dirigentes cubanos, por supuesto, empezaron a buscar protección y la encontraron en la URSS. Pero no fue enseguida, porque en un principio ni siquiera existían relaciones diplomáticas entre Cuba y la Unión Soviética.

En términos generales, la postura Leónov la compartió el catedrático de Historia y Relaciones Internacionales de la Universidad George Washington, el estadounidense James Hershberg.
“Los líderes de los dos países fueron irresponsables, no se detuvieron a pensar siquiera en los intereses y la seguridad de sus pueblos”, afirmó Hershberg.

Tanto el desembarco de los soldados estadounidenses en la bahía de Cochinos, organizado por la CIA, como el envío de los misiles balísticos a Cuba fueron demostraciones aventureras. “No debieron permitir que la situación desembocara en una crisis, debieron negociar enseguida”, subrayó el experto estadounidense.
 
Una lección positiva


Para el director del Instituto de América Latina Vladimir Davýdov, la crisis de los misiles fue inevitable y provechosa. “Si no hubiera tenido lugar, habría que inventarla,- dijo Davýdov,- aquellos acontecimientos sirvieron como un cursillo de Historia para los líderes de Estados Unidos y la Unión Soviética que aprendieron a encontrar fórmulas de compromiso en situaciones delicadas e inesperadas”.

La directora adjunta  para Proyectos Internacionales de la Universidad de Historia, Olga Pavlenko, destacó que precisamente después de la crisis de los misiles de 1962, se hizo evidente que no habría una nueva guerra y que en un enfrentamiento nuclear no habría ganadores.
“No obstante, a raíz de la crisis surgieron otras amenazas, pero así es la política, como un campo minado, como dijo en su ocasión el ex ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Evgueni Primakov”, subrayó la experta.
 
Vulnerabilidad y pánico

 
Al analizar otros aspectos de esos sucesos históricos, Hershberg subrayó que la “Crisis de Octubre”, como se conocen aquellos acontecimientos en Estados Unidos, llegó a constituir un momento crucial tanto en la Guerra Fría como en la carrera armamentista.

Hasta aquel momento, el presidente estadounidense, Dwigt Eisenhower, y Jrushov, estuvieron dominados por la euforia de disponer de armas nucleares. Es por ello que el momento venía marcado por una carrera por la posesión de armamento nuclear, en detrimento del convencional. No obstante, después de 1962 las partes se dieron cuenta de que sería imposible disfrutar de una ventaja unilateral y pasaron a la política de la contención y de la paridad nuclear.

“Sin embargo, a principios de los 60 Estados Unidos estaba invadido por el pánico, el “terror nuclear” había alcanzado su punto álgido -recordó Hershberg.   -Durante demasiado tiempo nos habíamos sentido completamente a salvo, separados de todas las amenazas por dos océanos, el Pacífico y el Atlántico. Y de repente surgió un sentimiento de vulnerabilidad; era nuevo y asustaba”.

Leónov explicó este fenómeno a su manera, al explicar para esos años, los soviéticos ya estaban acostumbrados a vivir en una situación de peligro. Durante años estuvieron rodeados de bases militares estadounidenses, portaaviones estadounidenses navegaban a lo largo de sus costas y aviones que sin impedimento alguno volaban sobre su territorio.

“En cambio, los norteamericanos no estaban acostumbrados a ello. Siempre quisieron tener la ventaja en todo, no reconocían a nadie como igual y, por lo tanto, no querían aceptar el principio de seguridad paritaria”, indicó Leónov.

A modo de réplica, Hershberg afirmó que, “en la URSS la población no sentía pánico, no tanto por desconocer  la información completa de lo que sucedía”.
No obstante, el catedrático reconoció que “entre los dos países existía una profunda incomprensión psicológica, que impedía comprender quién amenazaba a quién y, como resultado, los dos países vivieron el peor de los guiones posibles. Y sólo de manera conjunta se pudo encontrar una salida”.
 
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

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