Servicios secretos de la CEI combatirán amenazas comunes

© RIA Novosti . L. Nosov / Acceder al contenido multimediaTayikistán, Dushambé
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Los 8 y 9 de noviembre pasado, en la capital de Tayikistán, Dushambé, se celebró la XXIX reunión del Consejo de Jefes de los Cuerpos de Seguridad y Servicios Secretos (CJCS) de los países miembros de la Comunidad de los Estados Independientes (CEI).

Los 8 y 9 de noviembre pasado, en la capital de Tayikistán, Dushambé, se celebró la XXIX reunión del Consejo de Jefes de los Cuerpos de Seguridad y Servicios Secretos  (CJCS) de los países miembros de la Comunidad de los Estados Independientes (CEI).

A iniciativa del Jefe del Servicio de Inteligencia de Rusia, Mijail Fradkov, la reunión fue presidida por el Ministro de Seguridad Nacional de Azerbaiyán, Eldar Majmudov.

La elección de Tayikistán como sede del evento no fue casual porque en los últimos meses la situación en el país centroasiático ha empeorado dramáticamente, como evidencia la fuga de varios presos de una cárcel  del Comité Estatal de Seguridad, el atentado con explosivos en la sede de la Dirección Regional de lucha contra el crimen organizado de la ciudad de Jodzhent; el comienzo de las acciones bélicas en el valle de Rasht; y la constante amenaza de irrupción de grupos terroristas desde el vecino Afganistán.

En general, el año 2010 ha planteado muchos retos a la seguridad en Asia Central: en el sur de Kirguizistán tuvieron lugar sangrientos enfrentamientos interétnicos, en Uzbekistán agrupaciones fundamentalistas islámicas intensificaron sus actividades, y aumentó la tensión en la frontera uzbeko-tayika, y como telón de fondo, el empeoramiento de la situación en Afganistán, donde de hecho, las fuerzas de la OTAN están perdiendo la batalla contra los talibanes.

No en vano la situación en la frontera tayiko-afgana fue uno de los principales asuntos abordados durante la reunión. Desde el momento de la creación de la Comunidad de Estados Independientes y hasta 2005 la seguridad de la frontera entre Tayikistán y Afganistán corría a cargo de las unidades de la guardia fronteriza de Rusia.

Posteriormente, esta tarea la asumió el Comité para la seguridad de la frontera estatal de Tayikistán. La retirada de los guardias fronterizos rusos conllevó casi inmediatamente a un fuerte aumento del tráfico de drogas a través del territorio tayiko.

En la actualidad, el tráfico de drogas a través del Asia Central es uno de los problemas más candentes para Rusia. De acuerdo con información de la BBC, los drogadictos rusos consumen anualmente hasta 70 toneladas de heroína afgana. Por lo tanto, se puede decir sin exageración que la heroína de producción afgana es una amenaza directa a la seguridad nacional de Rusia.

Las estadísticas del Servicio Federal para el Control del Tráfico de Drogas (SFTD) demuestran que las drogas procedentes de Afganistán -en primer lugar la heroína- causan la muerte de hasta 30.000 jóvenes al año, cifra que duplica las pérdidas del Ejército Soviético durante los 9 años de la campaña afgana.

Rusia está dispuesta a adoptar todo tipo de medidas que contribuyan a reducir el narcotráfico desde Afganistán. Como ejemplo puede servir la reciente operación conjunta del SFTD y de los militares estadounidenses encaminada a destruir los laboratorios de producción de heroína situados en la frontera afgano-paquistaní.

No obstante, el problema del narcotráfico afecta a todos los países de la CEI. Como regla general, los traficantes suelen usar dos rutas: la norte, que va de Tayikistán a Kirguizistán y donde, de acuerdo con los datos del SFTD, su principal punto de tránsito es la ciudad de Osh.

La situación es extremadamente difícil  en el distrito Altayski de la región de Osh, en la frontera con la región autónoma de Gorny-Badajshán de Tayikistán. Posteriormente, la heroína sigue su ruta hacia el territorio de Kazajistán. La frontera ruso-kazaja tiene 7.000 km y pasa, en general, por una zona desértica, donde es imposible llevar a cabo un control aduanero riguroso.

Desde julio de 2011, de acuerdo con los convenios para la creación de una Unión Aduanera entre Rusia, Bielorrusia y Kazajstán, se suspenderá el control aduanero en la frontera ruso-kazaja. Los expertos temen la intensificación del tráfico de drogas a través de Kazajstán hacia Rusia y luego hacia Bielorrusia y Europa.

De momento, los servicios fronterizos de Rusia, Bielorrusia y Kazajstán están urgentemente elaborando medidas para reforzar la seguridad de las fronteras meridionales de la Unión Aduanera.

La ruta occidental del tráfico de drogas desde Afganistán pasa por Irán (a pesar de que este país ha introducido unas medidas sin precedentes para combatir este flagelo), Azerbaiyán y sigue luego por el Mar Negro hacia Ucrania y Moldavia hasta alcanzar su destino final: Europa Occidental.

Es por ello que, en la próxima reunión del CJCS, participaron en calidad de miembros de pleno derecho los representantes de los cuerpos de seguridad de Alemania, Italia y Francia que tienen claro que el problema del tráfico de drogas desde Afganistán es imposible solucionarlo sin una estrecha cooperación con sus colegas de la CEI.

Por otra parte, la experiencia de los países de Europa Occidental (sobre todo la de Francia) en la esfera de la lucha contra el fundamentalismo islámico, otra de la amenazas a la seguridad en la región, puede resultarles extremadamente útil a los países de la Comunidad.
El tráfico de drogas está estrechamente vinculado a las actividades de las organizaciones fundamentalistas y sirven como fuente principal de financiamiento. De acuerdo con las estimaciones de los expertos de la ONU, los ingresos provenientes de la producción y tráfico de la heroína afgana por la ruta norte superan en la actualidad los 17.000 millones de dólares.

Mientras, la Unión Europea ha diseñado un mecanismo de colaboración de los servicios secretos nacionales que facilita, en primer lugar, los intercambios de información. Este mecanismo permite detectar amenazas potenciales para la seguridad nacional todavía en una fase inicial y adoptar medidas preventivas.

En este sentido, es muy valiosa la experiencia de Francia, un país que tiene una gran comunidad musulmana y donde en los años 80 y 90 del siglo pasado hubo manifestaciones violentas de fundamentalismo islámico. Así, en 1994, los militantes de algunos grupos terroristas islámicos habían planeado secuestrar un avión y hacerlo chocar contra la Torre Eiffel. Las medidas, adoptadas por París en cooperación con los servicios secretos y los órganos de orden público de otros países de Europa Occidental, permitieron a Francia poner fin a las manifestaciones del extremismo y evitar atentados terroristas.

En el marco de la CEI existe un órgano de coordinación para la lucha contra el terrorismo, el Centro Antiterrorista de la CEI, creado en el año 2000 por iniciativa de los Jefes del Estado de la CEI. De acuerdo con lo dispuesto en la Decisión por la que se crea la institución “el Centro será un organismo especializado de la CEI, encargado de coordinar la cooperación de los órganos competentes de los Estados miembros de la Comunidad en la esfera de la lucha contra el terrorismo internacional y otras manifestaciones del extremismo”.

Sin embargo, los acontecimientos ocurridos en el Sur de Kirguizistán en junio de 2010, pusieron de manifiesto la falta de mecanismos reales de prevención de este tipo de incidentes. Es muy posible que las trágicas experiencias de Kirguizistán se tengan en cuenta en la redacción del Programa de cooperación de los Estados miembros de la CEI para la lucha contra el terrorismo y otras manifestaciones violentas del extremismo para 2011-2013. El documento incluye propuestas formuladas por Rusia, Kazajstán, Bielorrusia y Azerbaiyán. La aprobación del Programa está prevista para la Cumbre de los Jefes de Estado de los países miembros de la CEI, que se celebrará el próximo diciembre.

Existe otro problema acuciante que precisa la adopción de medidas drásticas. En septiembre de 2009 el Presidente de Rusia, Dmitri Medvédev, llamó la atención de los jefes de los servicios secretos de la CEI sobre la necesidad de ejercer un control más eficiente de los procesos migratorios.
En la reunión en Dushambé también se abordó el problema del tráfico de personas, que tiene un carácter transnacional y precisa de actividades coordinadas por parte de los servicios secretos y los órganos de orden público de los miembros de la CEI y de los países de Europa Occidental. Es allí, adonde son enviados la mayor parte de los “esclavos del siglo XXI”, cuyo número, según las estimaciones de las organización de defensa de los derechos humanos, podría llegar a 200.000 personas.

Según el Acuerdo de Alma-Atá de 1992, los servicios secretos de la CEI no realizan operaciones los unos contra los otros, es decir, interactúan en calidad de aliados. En 2000 la vigencia del dicho documento fue prorrogada. Sin embargo, las ambiciones de ciertos líderes políticos llegaron a afectar también una esfera tan delicada como la cooperación de los servicios secretos. Durante el Gobierno del Presidente ucraniano, Víktor Yúshenko, el Servicio de Seguridad de Ucrania (SSU) suspendió casi por completo su participación en los programas conjuntos de los servicios secretos de la CEI, llegando a ser prioritaria su colaboración con los servicios secretos estadounidenses.

Merece la pena señalar que en 2010 el SSU reanudó su participación en la fructífera colaboración de los servicios secretos de los países miembros de la CEI.

* Innokenti Adiasov es miembro del Consejo de análisis dependiente del Comité para los Asuntos de la CEI de la Duma de Estado (Cámara Baja del Parlamento ruso).


LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

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