El nuevo concepto de defensa antimisiles en Europa como primer paso hacia un nuevo orden mundial

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“Lo digo aquí abiertamente, si en los próximos diez años no logramos un acuerdo sobre el escudo antimisiles (en Europa) será inevitable una carrera armamentista”, dijo recientemente el presidente ruso, Dmitri Medvédev, al intervenir con su discurso anual ante la Asamblea Federal (las dos cámaras del parlamento).

“Lo digo aquí abiertamente, si en los próximos diez años no logramos un acuerdo sobre el escudo antimisiles (en Europa) será inevitable una carrera armamentista”, dijo recientemente el presidente ruso, Dmitri Medvédev, al intervenir con su discurso anual ante la Asamblea Federal (las dos cámaras del parlamento).

Hace unos cuantos años, una declaración de este tipo habría parecido de rutina. Es evidente que ante una falta de instrumentos eficaces para infundir confianza, el miedo se convierte en un factor de equilibrio que mantiene la estabilidad. Gracias a esta situación, el mundo consiguió evitar la guerra nuclear global en la segunda mitad del siglo XX:

Hoy en día, el contexto ha cambiado. Al analizar todo lo que ha dicho en su discurso el presidente ruso en materia de política exterior, podremos revelar el tema central, la formación del nuevo sistema de relaciones internacionales que Medvédev caracteriza como “cooperación para la modernización”.

Este tema no tiene nada que ver con el equilibrio de miedo ni con la actitud de Moscú u otros estados hacia el mundo unipolar, ni con los sentimientos favorables o desfavorables entre cada uno de los países.
Parece que la mentalidad actual que determina la política exterior de Rusia hace la vista gorda a este tipo de problemas que hasta hace poco eran vitales para los intereses de Rusia y también para la política global en general.

Ahora, Moscú muestra más interés por otros asuntos, como por ejemplo, la “cooperación para modernización” con Alemania y Francia, “un enorme potencial para fomentar la cooperación en el ámbito de innovaciones” que se puede extender a China, la India, Brasil, Corea del Sur, Singapur, Japón, Canadá, Finlandia, Ucrania, Kazajstán y otros países.

En cuanto a la cooperación con EEUU y la UE, Medvédev también cree que esta debe contribuir a la realización de los objetivos de modernización. En esta situación, el escudo antimisiles supone un pequeño pero molesto obstáculo para la cooperación.

Sería deseable si Rusia y la OTAN pudieran llegar a un acuerdo sobre la creación del escudo antimisiles conjunto que impulsa la propia OTAN. En caso contrario, se desplegarán nuevos sistemas que antes que todo,  será necesario desarrollar.
Estos sistemas no representan una alternativa a la cooperación para la modernización. Serán desplegados y ya está, y el Estado gastará para este proceso muchos recursos del presupuesto.

No se trata de un idealismo sino más bien de una postura realista. Es que las relaciones entre Rusia y EEUU, Rusia y el Occidente cesaron de ser eje de la política global. 
Y aunque el nuevo Tratado de Reducción de las Armas Estratégicas Ofensivas (START) firmado pero no ratificado desempeña un papel importante en la política global, no es un elemento clave.

Es curioso observar como el opositor Partido Republicano acusa al presidente estadounidense, Barack Obama, de que su mayor política exterior fue la firma de ese tratado que en esencia, no es tan importante. Quizás, los republicanos tengan razón pero es un fenómeno muy interesante.

Entonces, ¿qué ánimos predominan hoy por hoy en la política global? La respuesta es evidente: reina incertidumbre en torno al actual y futuro orden mundial. Al respecto es interesante analizar el artículo publicado por la revista estadounidense Foreign Policy “Las Sorpresas del Nuevo Orden Mundial”
http://www.foreignpolicy.com/articles/2010/11/29/hows_that_new_world_order_working_out.

Según el autor de este artículo, Parag Khanna, “las potencias en ascenso nos están recordando que el respeto por la jerarquía ya no está en la agenda de nadie” y que “Brasil y Turquía —dos de las potencias emergentes con más ansias internacionalistas— se unieron el pasado mayo para anunciar que habían intervenido para negociar un acuerdo de intercambio de combustible nuclear con Irán...”

Pero ni siquiera son miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU.
Hace poco más de veinte años, el entonces presidente de Estados Unidos H. W. Bush proclamó un nuevo orden mundial dominado por EEUU. Pero ¿dónde está este orden? Khanna afirma que el G-20 es absolutamente inutil y que el Consejo de Seguridad de la ONU cesó de ser eficaz y posiblemente es una entidad legítima.

En opinión de Khanna, “lo más cercano que tenemos a un orden multilateral a escala regional y es mucho más prometedor, ya sea la fuertemente afianzada y supranacional UE, la rejuvenecida Asociación de Naciones del Sureste Asiático (ASEAN) o la incipiente Unión Africana”.
“Con cada año que pasa, el cierre de acuerdos en Davos y la Clinton Global Initiative se vuelven más importantes que los glaciales acercamientos de declaraciones vacías de las cumbres internacionales. Estos y otros escenarios son los lugares en los que el nuevo orden mundial está construyéndose... de abajo hacia arriba, más que de arriba hacia abajo”. Todavía no está claro cómo será este nuevo orden mundial.
Aunque aste artículo contiene muchas afirmaciones controvertibles, pero los síntomas en general son familiares.
En cuanto al escudo antimisiles, muchos rusos creen que durante el desarrollo de cooperación entre Rusia y la OTAN en este ámbito, la cuestión más interesante que se plantea es contra quién se van a defender.

 ¿Por qué la OTAN está segura de que Irán no sólo será capaz sino también tendrá deseos de lanzar ataques nucleares contra Europa? ¿Qué objetivos perseguirá en este caso?
Durante los próximo años, la alianza antimisiles de Rusia y el Occidente también pondrá a prueba su capacidad de librarse de prejuicios ficticios.
La mayoría de los ciudadanos de Rusia y países occidentales todavía no se han dado cuenta de que el orden mundial ha cambiado.

Los tratados de reducción de armas ofensivas estratégicas están orientados hacia la época de George H.W. Bush, a pesar de que durante la presidencia de George Bush hijo las partes firmaron varias declaraciones de amistad.
Es interesante cómo se desata este nudo. A juzgar por el último discurso de Dmitri Medvédev, Moscú, en realidad, se ha librado de prejuicios del pasado.

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

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