Las reformas en Ucrania. A imagen y semejanza de Rusia

© RIA Novosti . Alexey Druzhinin / Acceder al contenido multimediaEl presidente de Ucrania, Víсtor Yanukóvich
El presidente de Ucrania, Víсtor Yanukóvich - Sputnik Mundo
Síguenos en
En la madrugada del jueves al viernes de la semana pasada, el presidente de Ucrania, Víсtor Yanukóvich, realizó una reforma general de su gobierno.

En la madrugada del jueves al viernes de la semana pasada, el presidente de Ucrania, Víсtor Yanukóvich, realizó una reforma general de su gobierno.
Esta medida recuerda, en muchos aspectos, la reforma administrativa llevada a cabo en Rusia en 2004. “Se trata del cambio más drástico del sistema político en los últimos 20 años”, opina el politólogo de Kíev, Mijail Pogrebinski. “La idea principal es separar las funciones legislativa de la ejecutiva, así como conseguir un mayor control en la gestión del gobierno. Las últimas dos funciones serán transferidas a otros organismos estatales”.

Precisamente esta era la médula de la reforma administrativa en Rusia. El presidente Yanukóvich, sin embargo, ha optado por poner en práctica su reforma de una manera más radical y brusca: ha cesado formalmente a todos sus ministros. El nuevo Gabinete que se forme reducirá su número de 24 a 16. Los organismos gubernamentales se reducirán casi a la mitad, y el número de funcionarios disminuirá, de acuerdo con la disposición del presidente ucraniano, en un 30%.

Por respeto a la soberanía ucraniana, no abundaremos en el destino de los cargos despedidos. Se espera que las carteras clave del gabinete vuelvan a sus antiguos ocupantes, entre ellos, el ministro de Asuntos Exteriores.

Pero sí que analizaremos las razones que han impulsado al presidente Yanukovich a copiar la restructuración del 2004 impulsada por Vladimir Putin.
Esta comparación se apoya en dos hechos palpables: entre las reformas ha sido abolido el “Acuerdo Constitucional” del año 2005, que hacía de Ucrania una cosa extraña, a medio camino entre república parlamentaria y presidencial. De esta forma, el poder en el país volverá a concentrarse en la figura del presidente, tal como fue durante el gobierno de Leonid Kuchma. Además, se han  introducido cambios en las normas de funcionamiento de las Administraciones Públicas locales, lo permite a Yanukóvich relevar de su cargo al “incómodo” alcalde de Kíev, Leonid Chernovétski.

Tras ello, ha sido anunciada una profunda reforma administrativa, encaminada a centrar los esfuerzos del Ejecutivo en el cumplimiento de las tareas marcadas por el presidente del país. Caen los antiguos “reinos de Taifas” sectoriales. Se suprime, por ejemplo, el Ministerio de la Industria Hullera que pasa a integrarse en el Ministerio de Energía. Idéntica suerte ha corrido también al Ministerio de Comercio, que es ahora parte del Ministerio de Economía y Comercio.

¿Cómo se podría explicar la aplicación por Moscú y Kíev de formas de reorganización administrativa tan parecidas? La oposición ucraniana, por supuesto, tiene la respuesta ya preparada de antemano: influencia de Moscú. El líder de la organización nacionalista ucraniana “Libertad”, que en los últimos tiempos ha ganado bastante popularidad, Oleg Tiagnibok, se ha apresurado a  declarar que la reforma del presidente Yanukóvich no es más que un nuevo intento de su régimen “ocupacionista” de mantener “el status quo post colonial”, de seguir con la política de odio a lo ucraniano, etc.

En los últimos tiempos, ideas de este tipo forman parte del lenguaje habitual de ciertos políticos y, desgraciadamente, de algunos intelectuales ucranianos. Sin embargo, si hasta hace poco estas declaraciones se tomaban en serio o, por lo menos, se tenían en cuenta en Bruselas y Washington, últimamente esta cantinela ha acabado cansando incluso a Polonia, que tradicionalmente simpatizaba con los rusófobos ucranianos. En la Conferencia del Colegio de Política Oriental (el centro de análisis de las relaciones con los países del espacio post-soviético más importante de Polonia) celebrada en Wroclaw, ya comenzaron a oírse voces para que deje de culpar a Moscú de todos los problemas de Ucrania.

Parece bastante evidente que existen ciertas circunstancias objetivas que mueven a Ucrania a repetir el paradigma de desarrollo de Rusia, incluidas las reformas encaminadas a consolidar el poder central. La principal razón de ello radica en la “condición menguante de los ingresos derivados de la venta de materias primas”, causada por la crisis. Pero si Rusia dispone de reservas de gas y petróleo, Ucrania tan sólo tiene reservas de metales y de carbón de coque, cuyos precios han sido los primeros en venirse abajo tras el bajón de la economía. Precisamente esta reducción de ingresos obliga a las autoridades ucranianas, igual que anteriormente a las rusas, a buscar un control mucho más estricto de los recursos restantes.

La odiosa reforma de los servicios comunales, un nuevo Código Fiscal que ha levantado hace bien poco una ola de protestas de las pequeñas empresas y la reforma del sistema de pensiones: todo ello se lo puede permitir únicamente un poder muy fuerte. Sin embargo, Yanukóvich no tiene otra opción en las condiciones actuales. Mantener el sistema de servicios sociales garantizados por el Estado, vestigio de la época soviética, en una Ucrania independiente es imposible.

Añádase a ello que, en la actualidad, en Ucrania no existe una fuerza política de izquierdas capaz de luchar seriamente por las garantías sociales. Los militantes del actual Partido Comunista ucraniano no son más que unos marginados “tradicionalistas” soviéticos, mientras que la élite política y los intelectuales han optado por unas ideas nacionalistas y las nada originales declaraciones sobre las bondades del estilo de vida europeo.

Por lo tanto, todo parece indicar que la política del presidente Yanukóvich y sus reformas “a lo Vladimir Putin” simplemente no tienen alternativa.

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

Lo último
0
Para participar en la conversación,
inicie sesión o regístrese.
loader
Chats
Заголовок открываемого материала