En realidad, no sólo para impresionar. Muchas de nosotras también nos vestimos para seducir. “Es mejor estar lo más bonita bonita para el destino”, dijo Coco Chanel. Creo que inconscientemente las mujeres rusas usamos esas palabras como el lema de nuestra vida. Y realmente no importa si buscamos atraer a un hombre o no. Es posible que el juego de la seducción sea parte de nuestro ADN.
¿Será verdad?
Cuando viajo al extranjero me despreocupo bastante de mi aspecto y ropa. Me pongo algo poco atrayente y práctico tipo vaqueros, un suéter con cuello de tortuga, zapatos deportivos, una coleta y apenas maquillaje. Prefiero no atraer mucha atención, por lo menos con mi apariencia. Sin mencionar que en el extranjero siempre atraigo mucha atención y en Rusia no.
Regreso a Moscú, empieza la rutina diferente. Tacones altos (no importa que haga tiempo de perros y deba acudir a numerosas citas por la ciudad durante el día), un vestido o una blusa elegante con una falda lápiz y un maquillaje puesto con destreza. Si salgo de casa sin lo mencionado (lo que sucede raras veces) me siento eminentemente vulnerable como si estuviera desnuda. Como un caballero que perdió su armadura salvavidas. O como un individuo fuera de lugar.
Me interesa, ¿de dónde proviene esa inseguridad? No soy adolescente y actualmente no estoy cazando hombres, en efecto, ya hace tiempo que no estoy sola. Pero todavía siento el impulso de impresionar y competir, ante todo con otras mujeres, y seguir solicitada en la feria de la vanidad de Moscú las 24 horas al día los 7 días de la semana.
“A l´amour comme a la guerre (“en el amor como en la guerra”), esto es lo que sois las mujeres rusas”, indicó un buen amigo mío, parisiense que vivió en Moscú más de una década. Insistió que a diferencia de las mujeres francesas que en la vida cotidiana suelen vestirse de una manera bastante conservadora y poco encantadora, la mayoría de las jovenes rusas de edad para ligar, aplican un esfuerzo hercúleo para aparentar y actuar femeninas. “Siempre sois seductoras, cuando conducís, vais de compras o trabajáis. Seguís seductoras incluso después de casaros”, dijo. No es que me queje de eso, agregó con una sonrisa pícara.
Ahora entiendo por qué este francés tan observador pasó tanto tiempo en Moscú. Pero sigo reflexionando si el deseo de estar siempre atractiva es parte de nuestra sofisticada mística femenina, agravada con complejos de inferioridad a causa de las décadas que vivimos sin compras y detrás del telón de acero. De ahí la necesidad de esplendor, mejor dicho, de resplanderecer, de coservar el aspecto fresco y casi impecable. Incluso si no podemos permetírnoslo. Y hay que agregar la curiosa ubicación de Rusia entre Europa y Asia, con las influencias de Oeste y Este.
Pregunté la opinión de Ekaterina Mujina, directora de moda de la edición rusa de la revista Vogue. Nuestras mujeres se visten para impresionar más bien por desesperación que por un peculiar sentido de la moda, anotó con tristeza. “Las mujeres tienden a sobrevestirse para conquistar un hombre o no perderlo”, dijo. “En Rusia los muchachos están malacostumbrados a la gran cantidad de mujeres super guapas y su aspiración de encontrar un hombre”, indicó al agregar que mientras tanto, los hombres no tienen que preocuparse de su aspecto, ya que saben que no van a estar solos a menos mientras lo quieran. “Y hasta les causa placer ver a otro hombre con la mirada fija en su mujer provocativamente vestida”, dijo Mujina. “Esto valida su elección”.
Interrogué a varios hombres si realmente les gusta cómo se visten las muchachas rusas. La mayoría respondieron afirmativamente. “Vuestra manera provocadora es mucho mejor que la de esas chicas europeas sin maquillaje en trapería unisex de color gris. Las mujeres rusas sabéis exactamente lo que queremos los hombres, sabéis que somos criaturas bastante primitivas”, dijo Ígor Cherski, editor de la revista FLASH 3.0 y ex editor de la edición rusa de Maxim. “Es bonito cuando las mujeres se visten sexy pero tengo lástima por las jovencitas que gastan la mitad de su salario para comprarse zapatos de diseño con tacón alto y luego se esfuerzan para caminar en ellos sobre el barro o la nieve”, dijo otro amigo mío conocedor del sexo opuesto. “Prefiero una feminidad con menos esfuerzo y más gusto”, agregó.
Según expertos, es interesante que la feminidad con menos esfuerzo pueda ser estilo de las mujeres rusas de generación más jóven. Estas mujeres crecieron con la oportunidad para hacer compras y viajes, por lo que no son tan ansiosas de competir e impresionar. Al contrario, tratan de vestirse para autoexpresarse como lo hacen sus coetáneas de Londres, Nueva York o París.
Aun así, en cuanto yo termine mi artículo, me pondré a planchar el vestido que vestiré mañana. No importa que haga -10º C y voy sin coche.
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*Svetlana Kolchik es directora adjunta de la edición rusa de la revista Marie Claire. Se graduó de la Universidad Estatal de Moscú, facultad de Periodismo, y la Universidad de Columbia, Escuela de Estudios Avanzados de Periodismo, colaboró para el diario Argumenti I Fakti en Moscú y el USA Today en Washington, con RussiaProfile.org, ediciones rusas de Vogue, Forbes y otras.
