Las mujeres toman la palabra: Feminismo, ¿será una palabrota en Rusia?

© Foto : Mikhail Kharlamov/Marie Claire RussiaSvetlana Kolchik
Svetlana Kolchik - Sputnik Mundo
Síguenos en
Feminismo vs. Feminidad en Rusia fue el tema de una discusión en vivo a la que me invitó una famosa emisora de radio.

Feminismo vs. Feminidad en Rusia fue el tema de una discusión en vivo a la que me invitó una famosa emisora de radio. Asentí y ... Qué tópico más extraño, pensé. La feminidad es la parte esencial de la mujer, ¿qué se puede discutir? Mientras que el feminismo, concepto que me parecía desesperadamente caducado, tema titular a finales de los 1960 y 1970, cuando en el mundo occidental infectado por la evolución sexual las cuestiones femeninas se hicieron un tema caliente.

Me sentí algo confusa de tan sólo hablar sobre el asunto. Me di cuenta de que con cada palabra “feminismo” me corría un temblor. Sé que no soy única, y el feminismo no es la noción con la que a muchas, o incluso a la mayoría de las mujeres rusas, nos gustaría identificarnos. Pero me interesa por qué. Un pago igual por el trabajo igual, derechos iguales y oportunidades iguales para ambos sexos, de verdad, ¿quién estaría en contra de esos principios clave del feminismo?

Miren a los países escandinavos con sus prósperos regímenes estatales “amables para las mujeres”. Aunque el feminismo está sólidamente arraigado allí, muchos rusos consideran que esta parte del mundo es un El Dorado nevado. He visitado esos países varias veces, para escribir a la revista Marie Claire sobre la Perfecta Familia Escandinava, que dispone de los más prolongados descansos por paternidad pagados del mundo y otros beneficios sociales. Jamás olvidaré la tarde que pasé en un club doméstico para papás en las afueras de Estocolmo, aprovechado por varios padres que estaban en casa, de ellos uno era diplomático y otro, jurista, ambos de descanso por paternidad. Fue una de las pocas veces que lloré en una misión de trabajo, ya que el cariño con que esos robustos hombres de dos metros cuidaban de sus niños me conmovió hasta lo más profundo de mi alma.

Cuando salió el artículo recibí numerosas cartas de nuestras lectoras, varias mujeres preguntaban si conocía yo a muchachos suecos para casarse.

Pero aun así todo eso tiene poco que ver con el feminismo, por lo menos en las mentes de los rusos. Tengo varias amigas extranjeras que apoyan frenéticamente los valores de ese movimiento, unas se denominan abiertamente “feministas”, pero no conozco a ninguna mujer rusa que se atreva a hacerlo. Al preguntarlas qué opinan sobre el feminismo, unas de mis educadas amigas rusas recordaron los 1960 con emergentes activistas de “quemasostenes” (incluso a pesar de las llamativas de sus seguidores la quemadura de sostenes nunca tuvo lugar), la masiva histeria americana de hostigamiento sexual y otras imágenes cliché.

“Todo lo que me viene a la cabeza es un puñado de mujeres poco atractivas, con pelo mugriento, barbillas y piernas no afeitadas, que llaman a ser feministas por simple desesperación, porque a ningún hombre le gustaría estar con ellas”, confesó una mujer, periodista exitosa.

“En teoría las ideas feministas suenan bien, pero el modo de que sus poseedoras las expresan es desagradable. Parece que luchan por obtener el derecho de actuar como hombres pero es completamente innatural”, dijo mi buena amiga, gerenta de una corporación petrolero-gasística y madre de dos hijos.

“Feminismo podría ser la reacción al chovinismo masculino, pero ambos son posturas extremas”, anotó otra mujer inteligente, asesora gubernamental.

Y las respuestas no me sorprendieron mucho. Es posible que a las mujeres rusas las forzaran a hacerse feministas hace mucho tiempo, sin preguntarlas si realmente lo deseaban. Nos dotaron de numerosos derechos, o mejor dicho, deberes, en abundancia, desde el nacimiento y ahora resistimos a la presión.

La idealización de la mujer rusa, superpotente y resistente a dolor y peligro, se remonta a la poesía rusa del siglo XIX. En los 1910, justo tras la Revolución, la igualdad entre los sexos fue puesta en acción. Y a medida que las represiones y guerras del régimen soviético llevaban más y más vidas masculinas, las mujeres empezaron a liderar, guiadas más bien por el simple instinto de supervivencia que por la llamada del corazón. Para la mayoría no había ni opción de estar en casa, la insuficiente economía soviética requería dos sustentadores en la familia.

Algunos califican de patriarcal, incluso chovinista, la moderna cultura rusa con sus roles de sexos bien delimitados. Quizás no esté lejos de la verdad. No obstante, chovinistas existen en cualquier cultura, incluso en las más progresistas, con frecuencia es simplemente la cuestión de clase y educación. Quizás la feminidad exagerada de las mujeres rusas sea el contragolpe de la reciente época soviética cuando las mujeres no tenían acceso a las cosas básicas tipo objetos de tocador ni vestimenta.

Quizás la situación cambia dentro de un par de generaciones, cuando integremos más en el Occidente y las mujeres respiren más “espacio” e independencia. Las ideas feministas tienen una vitalidad  asombrosa, prosperan según ciclos, en respuesta a las necesidades sociales en ciertos momentos de la historia. (Las primeras feministas, las guerreristas Amazonas con el pecho amputado que odiaban a los hombres, habitaban los antiguos mitos griegos.)

Y quizás, en la Rusia de hoy tenemos que preocuparnos más de los fundamentales derechos humanos y libertades civiles, mientras los derechos de las mujeres no es una cuestión tan palpitante.

Mientras tanto nos gusta recibir flores (en la primera cita, y la segunda, y la tercera, y sin razón particular, no con motivo del Día Internacional de la Mujer, esta rara fiesta feminista). No estamos en contra que nos ayuden a ponernos el abrigo (no sólo nuestros novios sino que todos los hombres), que nos abran puertas, nos ayuden a llevar las bolsas y nos paguen la cena.

Queremos ser mimadas, ¿todo bien?

Las mujeres toman la palabra: La Era de la Distracción

Las mujeres toman la palabra: La sangre vende mejor que el sexo

Las mujeres toman la palabra: Misantropía como deporte nacional

Las mujeres toman la palabra: Los hombres solteros, preparados y dispuestos

Las mujeres toman la palabra: ¿Por qué no me llama?

Las mujeres toman la palabra: Demasiado Año Nuevo

Las mujeres toman la palabra: ¿Por qué las mujeres rusas nos vestimos para impresionar?

Las mujeres toman la palabra: ¿Me quedo o me voy?

Las mujeres toman la palabra: La era de los solteros y sus altibajos

Las mujeres toman la palabra: Por qué los hombres rusos son socialmente tan pasivos

Las mujeres toman la palabra: Sexo, Manual para el Usuario

Las mujeres toman la palabra: El dilema del periodismo escapista

Las mujeres toman la palabra: En busca del marido ideal

*Svetlana Kolchik es directora adjunta de la edición rusa de la revista Marie Claire. Se graduó de la Universidad Estatal de Moscú, facultad de Periodismo, y la Universidad de Columbia, Escuela de Estudios Avanzados de Periodismo, colaboró para el diario Argumenti I Fakti en Moscú y el USA Today en Washington, con RussiaProfile.org, ediciones rusas de Vogue, Forbes y otras.


 

Lo último
0
Para participar en la conversación,
inicie sesión o regístrese.
loader
Chats
Заголовок открываемого материала