Las maniobras políticas del presidente de Kazajstán y su equipo de seguidores

© Sputnik / Alexey Nikolski / Acceder al contenido multimediaNursultán Nazarbaev
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El 11 de febrero pasado, el partido gobernante de Kazajstán, Nur Othan presentó al actual jefe de Estado, Nursultán Nazarbaev, candidato a las elecciones presidenciales anticipadas que se celebrarán en el país centroasiático el próximo 3 de abril.

El 11 de febrero pasado, el partido gobernante de Kazajstán, Nur Othan presentó al actual jefe de Estado, Nursultán Nazarbaev, candidato a las elecciones presidenciales anticipadas que se celebrarán en el país centroasiático el próximo 3 de abril.

Según todos los pronósticos y previsiones, Nazarbáev es el candidato favorito de la campaña que no promete sorpresas o imprevistos.

De hecho Nazarbaev es el primero de todos los pretendientes al cargo y aunque el resto de candidatos son pintorescos, no dejan de ser los “teloneros”, destinados a entretener al público antes del inicio del acto principal.

Entre ellos está el “candidato profesional” Ulaiján Kaisarov, que también fue candidato en las elecciones del 2005, y que esta vez quedó excluido porque no aprobó el examen sobre el conocimiento del idioma kazaja, tras cometer 28 errores en una redacción de dos páginas (lo más curioso es que hace seis años, la misma prueba la aprobó).

Salim Oten enfrentado a los comunistas, y que ya fue víctima de éstos durante los famosos acontecimientos de diciembre de 1986. Musagali Duambekov, doctor y ecólogo, que hizo solo 5 faltas en una redacción sobre “Abay, líder espiritual del pueblo” y, por lo tanto, aprobó el examen. Y el controvertido Amantai-kazhy, denunciante del mal público, que propone poner a Alá por bandera para luchar contra la corrupción y que, por cierto, es la tercera vez que participa.

Todos ellos, y otros pretendientes menos exóticos como Bulat Abilov del partido de la oposición “Azat”, el candidato comunista Zhambil Ajmetbekov y los candidatos todavía más desconocidos del partido campesino “Auil” y el de los verdes “Rujaniat”, serán sometidos a diferentes controles (de antecedentes penales y otros) y deberán recoger 91 mil firmas de apoyo de entre los electores de mínimo 9 regiones de las 14 que forman el país, y de las ciudades de Astaná y Alma-Ata.

En Kazajstán nadie piensa que sean tareas imposibles, y mucho menos que estos candidatos sean los que sean puedan influir de alguna manera en los resultados de las elecciones, es decir en la victoria de Nazarbaev.
 El resultado está claros ya ahora. (Por cierto, precisamente estas condiciones explican por qué el partido más famoso de la oposición “Ak zhol” rechazó participar en la campaña).

En Kazajstán todo el mundo sabe que Nazarbáev ganará las elecciones presidenciales con una gran ventaja. Esto es bueno y malo a la vez. No el hecho de que gane, lo cual ni se discute, sino la evidencia total o casi total. 

Por un lado, cualquier estabilidad, sin duda, es beneficiosa, sobre todo en el marco del futuro del mundo: de la crisis política de los países árabes y la económica. En Kazajstán se están abriendo industrias nuevas, las pensiones y prestaciones se pagan puntualmente y el desempleo se mantiene estable. Por eso es imposible no apoyar la continuidad del poder.

Por otra parte este año se cumplen 20 años del ascenso a la presidencia de Kazajstán de Nazarbáev. Este periodo tan dilatado da motivo a la oposición para hablar de autoritarismo, y los funcionarios responsables de la información y la propaganda del estado se ven obligados a responder esos reproches.
 
Responden pero no siempre de manera impecable. Por ejemplo, hicieron una campaña de suscripción  de apoyo a un  referendo para prolongar el mandato de Nazarbaev  y llegaron a recoger más de 5 millones de votos, el 55% de todos los electores (con lo que los ideólogos del plebiscito argumentan que la cifra reafirma la popularidad del actual dirigente del estado entre la población).

 O aprobar  leyes ambiguas como la de “El primer presidente” o “El líder de la nación”, las cuales otorgan un estatus político especial a Nazarbaev y, no delimitan la duración de su presidencia con dos plazos ordinarios de 5 años...

Por otro lado, como ya se sabe, en democracia lo importante no es el resultado sino el proceso. Incluso el procedimiento. Por eso todas estas innovaciones legislativas han sido tomadas para asegurar la legitimidad del primer y, por ahora, único presidente con 20 años en el poder, y, aunque un poco torpe, lejos de ser antidemocráticas, se diga lo que se diga en Occidente a cerca de los valores liberales.

En realidad, todo es muy transparente. La legitimidad se guarda de jure. Y de facto el que dirige el estado es aquél que desea la mayoría de la población. Que corresponde a los príncipes democráticos, ni el mismo Aristóteles, autor del término, lo discutiría.

Así pues, el principal proceso democrático - el proceso de las elecciones – está en marcha. La presentación de los candidatos finaliza el 20 de febrero, y el 2 de marzo, después de los exámenes, la recogida de firmas y otros controles, también finaliza su inscripción.

Y tendrán del 3 de marzo al 1 de abril inclusive para la propaganda electoral. Después, el sábado de reflexión y el domingo la votación con las tradicionales papeletas (en elecciones anteriores – las presidenciales y las parlamentarias – algunos de los participantes del proceso consideraron que el sistema de votación electrónico no era de confianza, por eso esta vez la Comisión Central Electoral (CCE) ha decidido prescindir de éste).

Solo hay una cuestión un tanto provocativa para la predeterminación total de la trama (igual que en los escenarios anteriormente citados de los antiguos griegos). ¿Con qué objetivo hacía falta convocar estas elecciones anticipadas, si el periodo de 7 años de presidencia de Nazarbaev ya está llegando a su final, y para las siguientes elecciones, seguramente con el mismo favorito, solo quedaba un año y medio?

No hay respuestas evidentes a estas preguntas, solo se pueden hacer algunas conjeturas, que claro está,  serán susceptibles de polémica. Una de ellas está relacionada con la integración al territorio post-soviético, que cada vez toma más velocidad y, en una perspectiva cercana, incluso muestra indicios de lo que podría ser una confederación.

Ya se sabe que la posición de la sociedad frente a este proceso, y en particular, de la creación de una Unión Aduanera entre Bielorrusia, Rusia y Kazajstán, no es homogénea.
Incluso en la República de Kazajstán hay contrarios a esta iniciativa (y puede que hasta haya más que en los otros países de dicha Unión). Y en efecto a estos hitos, como por ejemplo, el de la introducción de una moneda única en 2012 les queda mucho camino por delante, y seguro que no será el Tenge la moneda elegida...

Lo más probable es que, a pesar de gozar de una gran autoridad individual entre la población, Nazarbaev  prefiera enfrentarse a todos estos desafíos en calidad de líder indiscutible de la nación, con el mandato acabado de renovar por la confianza del pueblo (habiendo ganado las elecciones con toda firmeza), que en calidad de uno de los candidato a la presidencia.


LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE OBLIGATORIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

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