“Concentren todos sus pensamientos y sentimientos en lo que más quieren en este momento”, murmura una mujer joven, en un corto vestido de gasa color azul, mientras enciende una candela lentamente.
“En la luna nueva hay mucha probabilidad de que todo lo que desean se realice”, dice con una sonrisa juguetona.
Diez mujeres, de 25 a 40 años de edad, están sentadas en estrecho círculo, con rostros soñadores mientras se concentran en sus mayores deseos. Cada una tiene en sus manos una candela encendida. Suena una música ligera y meditativa. Bienvenidas a una clase de lectura a la luna.
Al otro lado del pasillo, un grupo de mujeres se mueve con rigor, tratando de captar el ritmo sofisticado de una melodía oriental que cosquillea los nervios. Estas chicas practican elementos de una antigua danza sufí, destinada a abrir el chakra del corazón para dar y recibir amor.
Detrás de la puerta vecina, una clase de “Cómo inspirar al hombre”, un puñado de mujeres discuten acaloradamente las maneras efectivas de animar a los hombres a hacer propuestas matrimoniales, regalos generosos y ganar dinero.
Parece una secta, una rara mezcolanza de tradiciones locales y las ideas de Nueva Era importadas del Occidente, las que los rusos compramos de buena gana. Pero no es ninguna secta, sino que un día común de semana laboral en la filial moscovita de la Academia de Vida Privada, un popular centro de entrenamiento para mujeres con sede en San Petersburgo. Dice que su misión es “devolver la feminidad al mundo y ayudar a las mujeres a recuperar su energía femenina para atraer a los hombres de su sueño y crear matrimonios armoniosos.”
Y esta escuela no es única, los centros similares proliferan por todo el país. Es una tendencia muy curiosa para un país que desde hace mucho se ha considerado espiritualmente femenino y cuyas féminas están entre las más bellas del mundo. (Ni hablar de la polémica provocada por una de mis columnas donde hablé de las mujeres rusas como el mayor tesoro y recurso natural de nuestro país.)
Es curioso que Larisa Renar, fundadora y directora de la Academia de Vida Privada, no esté de acuerdo con mi “noción” de “tesoro natural”. “Desde hace tiempo vivimos en una opresiva sociedad patriarcal donde las mujeres no pueden prosperar”, dice.
Según ella, las mujeres podían formar parte del mundo masculino sólo a condición de que se comportaran como hombres, usando “energía masculina” (el término favorito de Renar) para seguir su camino. ¿Y cuál es el resultado? Multitudes de chicas con carreras exitosas pero insatisfechas y sin vida privada.
Renar tiene cuarenta y pico, es madre de dos hijos, lleva pelo castaño impecablemente peinado, vestidos que favorecen su silueta y zapatos de tacón cada día, insiste en que es un arma obligatoria de una Mujer Auténtica. Además, lleva un collar con cuatro piedras preciosas de tamaño considerable que simbolizan cuatro elementos principales – Tierra, Fuego, Agua y Aire – los que cada chica debe aprovechar para obtener equilibrio y plenitud, según cree. Esta mujer está llena de energía, nació en San Petersburgo y no es mística loca ni misionaria ardiente. Es una empresaria ingeniosa con dos títulos universitarios (en Negocios y Sicología).
Una clase de dos horas en su academia cuesta alrededor de 80 dólares, una sesión individual con una de las instructoras (todas son mujeres felizmente casadas) 120 dólares y el popular curso de dos días, el Círculo de Fuerza Femenina, que imparte ella misma, cuesta 700 dólares, con larguísima lista de espera.
El libro de Renar “El Círculo de Fuerza Femenina” fue todo un éxito en Rusia y hace poco se publicó en el Occidente, desde aquel entonces ya tiene tres más que también gozan de popularidad en Rusia. Además, Renar está por lanzar un curso en Kíev, capital de Ucrania, viaja con clases y conferencias por toda Rusia y repúblicas ex soviéticas y planea un proyecto en Nueva York.
A las 21.30, concluida la clase, las chicas excitadas salen corriendo de la sala hacia la recepción para inscribirse a la nueva sesión. Parece que sólo yo me quedo algo perpleja con la experiencia adquirida. No es que no me haya inspirado la idea de animar siempre a mi hombre, pero me siento algo desesperada.
Uno de los cursos más populares de la academia es “el Arte de Ser Esposa” y me gustaría saber qué se dice allí de mi país, con una de los mayores porcentajes de divorcios en el mundo. ¿Podría la creciente demanda de las escuelas similares a la de Renar resistir a esta tendencia preocupante?
Muchas de mi generación fuimos criadas por las madres solitarias que tenían que llevar toda la responsabilidad (en términos de Larisa Renar significaría explotar demasiado su energía masculina, lo que es contranatural e insalubre para la mujer). Muchas chicas, y yo también, optamos por la carrera, no para satisfacer nuestras ambiciones como lo hacían nuestras homólogas occidentales, sino que para poder mantener a nuestros hermanos o padres viejos.
A su vez, muchos hombres, criados por madres solitarias, estresadas y superdominantes, o abuelas excesivamente protectoras, crecieron inseguros, a pesar de su apariencia machista, lo que pudo provocar el alcoholismo de dimensiones colosales. A lo mejor las mujeres también hayamos contribuido a este apuro, al abandonar a medio camino el arte de ser esposas.
No obstante, Larisa Renar destaca que el Regreso de la Mujer Auténtica es una tendencia mundial y Rusia que siempre ha manifestado mucho interés por diferentes prácticas espirituales y místicas, está en la vanguardia. “La Era de Acuario ha comenzado”, dice con total naturalidad. “Eso quiere decir que las energías femeninas están regresando y las mujeres tienen ganas de volver a su esencia natural y dejan de competer y superar a los hombres sino que les aman y les inspiran.”
Y yo aspiro a que nuestros hombres no se ahoguen en las energías femeninas muy rápido y logren alistarse al club.
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*Svetlana Kolchik es directora adjunta de la edición rusa de la revista Marie Claire. Se graduó de la Universidad Estatal de Moscú, facultad de Periodismo, y la Universidad de Columbia, Escuela de Estudios Avanzados de Periodismo, colaboró para el diario Argumenti I Fakti en Moscú y el USA Today en Washington, con RussiaProfile.org, ediciones rusas de Vogue, Forbes y otras.
