La devaluación en Bielorrusia señal de reformas o mayor endeudamiento

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Las colas interminables en las gasolineras, las tiendas sin productos y la falta de divisas en las cajas de cambio, son los fenómenos más visibles en la Bielorrusia de hoy.

Las colas interminables en las gasolineras, las tiendas sin productos y la falta de divisas en las cajas de cambio, son los fenómenos más visibles en la Bielorrusia de hoy.

Según expertos, la devaluación de la moneda nacional (rublo bielorruso) en un 56% en relación al dólar norteaméricano refleja la incapacidad del Gobierno bielorruso para llevar a cabo una profunda reforma de la economía, modernizar la industria, y reducir el desequilibrio entre los gastos y los ingresos públicos.

La población intenta sacar sus ahorros de los bancos y comprar bienes duraderos con ese dinero que pierde su valor a toda velocidad: los artículos de más demandados son los electrodomésticos y los muebles, además de productos fáciles de conservar (sal, azúcar, cerillas, latas).

Los rumores sobre posibles restricciones a la circulación de dinero en efectivo y hasta la congelación de las cuentas de los bancos estimulan  a los bielorrusos a sacar el dinero de esas cuentas y gastarlo rápidamente en las cosas más necesarias.

La inestabilidad del rublo bielorruso y la ausencia de cualquier plan de salida de la crisis acaban por empeorar la situación. Como señalan los observadores, incluso en el caso de que el presidente Alexander Lukashenko logre la concesión de más créditos, las opciones para la economía bielorrusa son extremadamente limitadas: reformas económicas de hondo calado o la crisis total.

La escasez de divisas y su encarecimiento

Según la información publicada en la página Web del Banco Nacional de Bielorrusia, el martes 24 de mayo un euro se cambiaba por 6.914,82 rublos bielorrusos y un rublo ruso por 173,95 rublos bielorrusos.

Un día antes, por un euro se pagaban 4.516,38 rublos bielorrusos y por un rublo ruso 113,02 rublos bielorrusos.

La fiebre de los bielorrusos para deshacerse de su moneda nacional, sin embargo, había empezado bastante antes de que el Banco Nacional de Bielorrusia anunciara el 23 de mayo una devaluación de más del 50% (un cambio de 4.930 rublos bielorrusos por dólar).

En realidad, el déficit de divisas extranjeras había comenzado ya en marzo. En mayo se llegaron a registrar cuatro tipos de cambio del rublo bielorruso. El banco central estableció un curso oficial con relación al dólar, pero en las oficinas bancarias sólo era posible comprar dólares a un precio superior en un 50% al establecido por el Banco Nacional: aproximadamente de 4.500 rublos bielorrusos por cada dólar. En el mercado negro se estaban pagando 6.000 rublos bielorrusos por cada dólar, mientras que en el mercado interbancario el precio de la divisa americana alcanzaba los 8.000 rublos.

Todo ello sin olvidar el hecho de que adquirir moneda extranjera en Bielorrusia no es una tarea sencilla. Como comenta Alexander Fadeev, Director del Departamento de Bielorrusia en el Instituto de Estudios de la CEI, antes de la crisis los bielorrusos sólo podían hacerse con divisa extranjera en las oficinas de cambio de los bancos. Estos vendían moneda al curso fijado por el Banco Nacional más un 2%. Fuera de los bancos, el comercio de moneda extranjera estaba perseguido, existiendo al respecto incluso un artículo del Código Penal. Según Fadeev, en el país se acabó con los especuladores con moneda extranjera.
 
Estabilización a base de créditos

El 20 de mayo, el primer ministro bielorruso, Mijail Miasnikóvich, anunció que el Gobierno tomaría medidas para estabilizar la situación en los mercados de divisas. Las autoridades bielorrusas confiaban en la concesión este verano del primer tramo de 800 millones de dólares provenientes del Fondo de Estabilización de la Comunidad Económica Euroasiática; así como de un segundo tramo de 400 millones a comienzos del otoño.

El Tesoro bielorruso debía obtener también, según el jefe del Gobierno, 2.500 millones de dólares adicionales por la venta de Beltransgaz, la empresa propietaria de la red de tránsito del gas ruso por Bielorrusia.

Después de estas declaraciones y durante el fin de semana, el rublo bielorruso recuperó casi un 25% de su valor en el mercado negro, ofreciéndose el lunes por un dólar 5000 rublos, frente a los 6.500 del viernes.
 
Créditos desaprovechados

Esta no es, sin embargo, la primera vez que Bielorrusia recurre a la devaluación de su moneda. En 2009, el rublo bielorruso fue devaluado en un 20,5% de una sola vez. La devaluación de la moneda nacional y la congelación de los salarios fueron las condiciones impuestas por el FMI para la concesión de un crédito de 3.500 millones de dólares, comenta Alexander Fadeev.

En aquella ocasión, la población también recurrió al acopio de bienes duraderos. “La República bielorrusa superó la crisis, pero aquellos créditos se consumieron sin gran provecho”, recuerda ahora Fadeev.

 La devaluación conlleva inevitablemente el aumento de las tasas de la inflación y el encarecimiento de todos los artículos. Además, se suele verse minada la confianza en la moneda nacional, lo que dificulta la realización de la política monetaria y de créditos en las condiciones del desplazamiento de los capitales hacia el dólar y el euro, señala el economista de la entidad bancaria Deutsche Bank en Rusia, Yaroslav Lisovolik.

El sistema de planificación reduce la competitividad

Los expertos consideran que las autoridades bielorrusas podrían haber evitado la devaluación, y para ello el país debería llevar a cabo durante varios años unas reformas estructurales que permitieran renovar el potencial productivo, captar inversiones extranjeras y aplicar una política presupuestaria más equilibrada, señala Lisovolik.

Sin embargo, nada de eso fue hecho, “La economía de Bielorrusa sigue guiándose por directrices y planificación”, explica Alexander Fadeev, aunque en condiciones de falta casi absoluta de recursos naturales debería estar orientada a las exportaciones”.

En realidad, Bielorrusia está exportando- en general, a los países de la Comunidad de Estados Independientes (CEI) –un considerable número de productos; productos cárnicos y lácteos, abonos potásicos, maquinaria agrícola, productos de la petroquímica, gasolina, metales y materiales de construcción. No obstante, como no se ha llevado a cabo la modernización de la industria, los productos exportados son caros y de escasa competitividad, precisa.

Las obligaciones sociales que había asumido el Estado suponían para él una carga imposible, continúan los expertos. “En vísperas de las elecciones presidenciales del año pasado el salario medio de los sectores presupuestados fue elevado hasta 500 dólares”, recordó Alexander Fadeev. Estas obligaciones no estaban garantizadas ni por las reservas en oro y divisas, ni por los préstamos externos, ni por los ingresos de la privatización ni por las inversiones extranjeras, subraya Yaroslav Lisovolik.
 
¿Será inevitable la privatización?

La economía bielorrusa sigue dependiendo de la ayuda financiera proveniente del exterior y los fondos recibidos anteriormente fueron desaprovechados. Minsk está a la espera de nuevos préstamos, mientras que el monto de su deuda externa supera 10.000 millones de dólares.

En la actualidad el país no puede solicitar más créditos en Occidente, porque la Unión Europea impuso sanciones contra Bielorrusia después de la dispersión de las manifestaciones de protesta contra el régimen y arrestos de los representantes de la oposición. Minsk sólo puede contar con créditos concedidos por el Fondo Estabilización de la Comunidad Económica Euro-Asiática, compuesta por cinco Estados: Bielorrusia, Kazajstán, Kirguizistán, Rusia y Tayikistán.

A modo de información: los ingresos del presupuesto bielorruso son de 14.000 millones de dólares, recuerda Alexander Fadeev. Y el déficit comercial alcanzó en el primer trimestre del año en curso la cifra de 3.500 millones de dólares. Los expertos esperan que en el futuro la situación en Bielorrusia se estabilice, porque lo más probable es que el país llegue a recibir ayuda financiera. “No obstante, serán formuladas algunas condiciones, señala Lisovolik, y la principal será el inicio de la privatización”.

El ministro de Finanzas de Rusia, Alexei Kudrin, manifestó hace una semana a RIA Novosti que las autoridades bielorrusas deberían considerar la posibilidad de vender parte de sus activos a cambio de la concesión del crédito.

 En caso de negarse a iniciar la privatización, Minsk podría ir pensando en solicitar un crédito al fondo Monetario Internacional, señaló Kudrin. Además de la privatización, se le exigirá a Minsk que tome medidas de estabilización macroeconómica, en concreto, recorte los gastos sociales y deje de fijar la cotización del rublo bielorruso.

Los expertos opinan que después de la devaluación Bielorrusia podrá contar con los créditos prometidos. “Y la realización de profundas reformas económicas es la única manera de preservar la economía nacional. De lo contrario sufrirá un colapso”, concluye Alexander Fadeev.

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

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