La industrialización en Rusia seguirá el modelo japonés

© Sputnik / Mikhail Fomichev / Acceder al contenido multimediaEl mayor fabricante de automóviles ruso Avtovaz en Toliatti
El mayor fabricante de automóviles ruso Avtovaz en Toliatti - Sputnik Mundo
Síguenos en
Las declaraciones de las autoridades rusas sobre la necesidad de la nueva industrialización empiezan a cobrar forma.

Las declaraciones de las autoridades rusas sobre la necesidad de la nueva industrialización empiezan a cobrar forma.

El 11 de mayo, durante el Congreso de Fabricantes de Automóviles en la ciudad rusa de Toliatti, el primer ministro Vladimir Putin presentó un nuevo programa federal para el desarrollo del sector automovilístico nacional para los años 2011-2016.

Según el jefe del Gobierno, en los próximos diez años Rusia tiene que convertirse en una de las cinco primeras economías del mundo, y la parte de la industria de alta tecnología tiene que aumentar desde el actual 12% hasta el 35%.

Hecho en la URSS

“No podemos conservar las líneas de producción de los años 60 y 80 del siglo pasado”, -  declaró Putin en el Congreso de Fabricantes de Automóviles. La triste realidad es que, bien entrado el siglo XXI, la mayor parte de la industria rusa sigue utilizando máquinas e instalaciones de los años 70 y 80 del siglo XX, a veces incluso de los años 30 y 40.

Según los datos del Servicio Nacional de Estadística (Rosstat), en el año 2009 el desgaste de los activos fijos en la economía nacional en general superaba 45%, mientras en algunos sectores clave, como la minería, el transporte y la comunicación, la producción y distribución de energía eléctrica, gas y agua, el desgaste alcanzaba o superaba el 50%.

La situación más desfavorable se da precisamente en el sector de fabricación de maquinaria en el que durante los últimos veinte años apenas se hicieron inversiones.

El resultado es bien conocido – la productividad de las plantas industriales en Rusia es varias veces inferior que en los países desarrollados.

La estrategia estatal para remediarlo se conocerá tras la publicación de las bases del nuevo programa federal pero ya se perfila a grandes rasgos.

Las autoridades rusas planean facilitar el acceso de las nuevas tecnologías al mercado nacional. El primer ministro habló de la necesidad de bajar los aranceles de importación para la maquinaria moderna que no pueda ser fabricada en Rusia en los próximos años.

Mientras el Ministerio de Industria y Comercio analizará qué tecnologías es mejor comprar en el extranjero y cuáles se pueden  fabricar en el país.
Para apoyar al fabricante nacional las autoridades destinarán para la investigación y desarrollo del sector de fabricación de maquinaría más de mil millones de rublos (unos 25 millones de euros) en el año 2011.

En el período comprendido entre 2011 y 2015 más de 14 mil millones de rublos (unos 350 millones de euros) se invertirán en el desarrollo del sector de fabricación de motores.

Confusión de ideas

La idea del renacimiento de la producción industrial también se ha puesto de moda en los países desarrollados. Parece que el Occidende se ha dado cuenta de que se precipitó al declarar su economía “post-industrial”, o, más bien, confundió las ideas.

El concepto de la sociedad post-industrial propuesto por el sociólogo estadounidense Daniel Bell, supone una revolución tecnológica que culminaría en la sustitución de la mano de obra por máquinas para fabricar tanto bienes de consumo como medios de producción.

El hombre sólo controlaría las máquinas y desarrollaría nuevos robots más sofisticados. En lugar de esto, lo que se hizo a finales de los años 80 fue trasladar la producción a los países con mano de obra barata. Mientras el término “post-industrial” se aplicó formalmente a toda economía en la que el sector servicios generase más de la mitad del PIB.

Sin embargo, se vio en seguida que los beneficios de la venta de la propiedad intelectual y servicios no pueden compensar los gastos en los artículos industriales.

Un ejemplo representa el enorme desbalance del comercio exterior (unos 48,2 mil millones de dólares) y déficit presupuestario (40,49 mil millones) de Estados Unidos cuyo gobierno está muy preocupado por volver a hacer competitiva la industria.

El presidente estadounidense Barak Obama, en invierno, habló ante el Congreso sobre la necesidad de duplicar las exportaciones y crear dos millones de puestos de trabajo en la industria en los próximos cinco años.

Está claro que la nueva industrialización es muy arriesgada. Al trasladar sus industrias a Asia, Occidente y EEUU trasladaron allí todo un conjunto de problemas ecológicos, sociales y de otra índole.

Volver a abrir plantas industriales significa afrontar los retos del siglo pasado, empezando por la contaminación del medio ambiente y terminando por la confrontación social entre trabajadores y dueños de las fábricas.

Volver a empezar

Pero la situación en Rusia es bien distinta: su industria no fue trasladada a ninguna parte, se echó a perder por mala gestión durante las reformas. La economía basada en la exportación de materias primas permitió prescindir hasta el momento de la industria transformadora. ¿Cómo arreglarlo?

Los expertos del Centro de Análisis Macroeconómico señalan que dentro de las élites económicas de Rusia se consolidaron dos partidos. Uno aboga por la estabilidad financiera, otro por la nueva industrialización.

Los partidarios de la estabilidad apuestan por un presupuesto equilibrado, privatización de activos estatales y atracción de inversiones directas del extranjero, queriendo así seguir el ejemplo de China.

Los adeptos de la industrialización masiva optan por la experiencia de Japón con las inversiones estatales en grandes corporaciones como las “zaibatsu” japonesas, gran grupo de empresas que están presentes en casi todos los sectores de la economía.

La historia conoce sólo dos casos del despegue industrial hecho por los países agrarios sin la ayuda exterior. Son el de Japón en la segunda mitad del siglo XIX y el de la URSS en la primera mitad del siglo XX.

Tanto Japón como la Unión Soviética captaron, claro está, tecnologías extranjeras y profesinales, pero lo hicieron por cuenta propia y, frecuentemente, en contra de la voluntad política de sus socios.

No se podría decir lo mismo de Corea del Sur, Taiwán, Singapur o Hong Kong – las economías de estos países fueron “criadas” cuidadosamente por Estados Unidos que concedió a los “tutelados” facilidades crediticias, ayudas monetarias (que a veces superaban el 50% del presupuesto nacional), tecnologías y mercados.

Es por eso que el modelo de industrialización de Corea del Sur es inadmisible para Rusia, al igual que el de China. Los chinos encontraron el punto débil de la economía occidental – la constante necesidad de la mano de obra barata y nuevos mercados – y lo explotan.

Rusia no tiene estas posibilidades. Así que sólo queda el modelo japonés que tiene también sus defectos como el incremento de la deuda estatal y del déficit presupuestario. Además, el éxito de este modelo depende, en gran medida, de la gestión administrativa. Para Rusia eso supone un gran riesgo.

Por lo tanto, las promesas de inversiones estatales en la industria no infunden mucho optimismo. El problema de la economía rusa no está en el déficit de recursos sino en el sistema de distribución de los mismos. Si este sistema no se llega a mejorar la nueva industrialización podrá traducirse en el aumento de cantidad de los millonarios y de sus capitales.

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE OBLIGATORIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

Lo último
0
Para participar en la conversación,
inicie sesión o regístrese.
loader
Chats
Заголовок открываемого материала