Las mujeres toman la palabra: Cuando la edad no importa

© Foto : Mikhail Kharlamov/Marie Claire RussiaSvetlana Kolchik
Svetlana Kolchik - Sputnik Mundo
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“Bill le atiende a Usted”, y un dependiente de una tienda espaciosa de Apple en Miami, me presenta a un hombre entrado en años con una calvicie, vestido de una camiseta azul al igual que el resto de los empleados.

“Bill le atiende a Usted”, y un dependiente de una tienda espaciosa de Apple en Miami, me presenta a un hombre entrado en años con una calvicie, vestido de una camiseta azul al igual que el resto de los empleados. Pensaba comprarme una de estas populares computadoras portátiles MacBook Air, y Bill fue asignado a guiarme a mi decisión final. Tardé cierto tiempo en decidirme, aunque nos pusimos a hablar más bien de la vida que de las computadoras.

A sus 60 años, Bill me relató entre otras cosas que había trabajado de profesor universitario en Nueva York, que una de sus hijas ahora trabaja para las Naciones Unidas en Alemania y que le enseñaba a manejar su iPad a distancia.

“Me retiré y llegué a Florida para  pasar el tiempo con estos muchachos”, dijo con una sonrisa indicando a sus compañeros de trabajo de 25 años. Bill tenía pelo blanco de nieve, pero sus ojos brillaban. “Sabes, hace poco he viajado en bicicleta de América Latina a Miami”, se jactó con una sonrisa de chiquillo. Quede cautivada. Y no sólo para comprarme una de estas computadoras extremadamente ligeras, sino que por la exuberante energía y joie-de-vivre de Bill.

Durante mi reciente viaje a EEUU, pensé mucho en que la percepción estadounidense de la edad y de lo que se supone hacer durante tal o cual etapa de la vida se diferencia mucho de la rusa. En Rusia todavía solemos ser desalentadoramente conservativos respecto a la edad. ¿Y cuál es la razón? Pues, una esperanza de vida mucho más corta, especialmente entre los hombres, que en el Occidente, y pocas esperanzas de la vida en total.

Así, aunque los recientes reportes del gobierno indican que el promedio de la vida en Rusia está creciendo, en particular entre la población masculina, seguimos pesimistas con inquietudes arraigadas y perspectivas funestas sobre el futuro. Tenemos prisa de vivir aquí y ahora, ya que quién sabe qué ocurrirá mañana. Y cuánto más viejos nos hacemos, la mayoría adquirimos una actitud extremadamente preocupante hacia los cambios y las oportunidades para la auto-actualización. Rusia tiene otras líneas del tiempo.

La mayoría de nosotros nos graduamos del colegio a la edad de 17 años, de la universidad a los 21, obtenemos trabajo y familia a los 20 y algo. ¿Cambiar de trabajo o de vida a los 65? Sería algo jamás visto. Pero no es el problema de que apenas viviremos alcanzamos esta edad sino que son las limitaciones mentales.

Me encontré con numerosos hombres rusos que apenas cumplen 40 años y se quejan de sentirse viejos y hastiados, asimismo a las mujeres que sus 30 y pico están convencidas de que su vida personal ya terminó porque perdieron (y echaron a perder) todas las oportunidades.

Al otro lado de América, en California, donde cubrí otra historia en pleno corazón de Hollywood, conocí a dos chóferes, Brian y David. Maniobrando en medio del tráfico de West Hollywood y Beverly Hills, me relataron sus historias con todos los detalles. Brian tenía 50 y algo, David iba a cumplir 60. Ambos se mudaron a América Latina de la Costa Oriental mientras eran jóvenes para hacer carrera en el sector de entretenimiento.

Brian soñaba con ser actor, David aspiraba a hacerse un músico. Llevando unas décadas al volante de limusinas, Brian todavía no ha desistido de su sueño de conquistar el Hollywood, mientras que David, al cambiar varios trabajos (y por lo visto al alcanzar cierto éxito en unos) música jazz, derecho, negocio de traslados VIP, confesó que estaba a punto de volver a la industria de entretenimiento.

David, de 60 años, aparentaba 40 y hablaba apasionadamente. Me mostró sus fotos donde tocaba tambores durante un viaje por el país con su banda mientras era joven. Me dijo que “establecía contactos útiles en la industria” ya que la mayoría de la gente que llevaba en su coche eran músicos de primera en el Hollywood. “Estoy listo para empezar la vida desde nuevo y a lo mejor casarme”, con una sonrisa de oreja a oreja.

Yo estaba escuchando a David y no podía contener la sonrisa, pero estaba conmovida e impresionada también por su pasión. Cada segunda persona que encuentras en estas tierras sueña con ser actor o actriz. Es posible que estas personas se guíen por las ilusiones, pero yo creo que es mucho más interesante vivir en una fábrica de sueños que sin vigor.

A lo mejor el más refrescante para mí fue el encuentro con la actriz Annette Bening que se ganó un premio a la Mejo actriz este año, la ceremonia de la condecoración fue uno de los eventos que cubría yo durante mi viaje. Cuando la actriz, de 53 años, increíblemente talentosa, llevando detrás una carrera realmente larga y exitosa, nominada a Oscar en cuatro ocasiones y ganadora del Globo de Oro, subió a la escena para recibir el premio, con rubor y una sonrisa humilde.

“Todavía a veces me siento como una novata”, dijo. “Y pensando en nuevos proyectos siento que empiezo de nuevo y es realmente estimulante”.

Al igual que muchos compatriotas míos, siempre me he sentido reservada para empezarlo de nuevo (al menos al principio, antes de hacer el primer paso), y mientras me hago más madura me requiere cada vez mayor coraje y resistencia para pasar por cambios. Pero luego de nuevo me doy cuenta de que nadie más sino que nosotros mismos nos ponemos estas imitaciones.

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

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*Svetlana Kolchik es directora adjunta de la edición rusa de la revista Marie Claire. Se graduó de la Universidad Estatal de Moscú, facultad de Periodismo, y la Universidad de Columbia, Escuela de Estudios Avanzados de Periodismo, colaboró para el diario Argumenti I Fakti en Moscú y el USA Today en Washington, con RussiaProfile.org, ediciones rusas de Vogue, Forbes y otras.

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