¿Está dispuesto Gadafi a renunciar al poder?

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El portavoz del Gobierno libio, Musa Ibrahim, desmintió el pasado 5 de julio, a través de la agencia Reuters, la información que las autoridades libias estén negociando la posible renuncia al poder de Muamar Gadafi y que el líder libio busque un refugio seguro dentro o fuera del país.

El portavoz del Gobierno libio, Musa Ibrahim, desmintió el pasado 5 de julio, a través de la agencia Reuters, la información que las autoridades libias estén negociando la posible renuncia al poder de Muamar Gadafi y que el líder libio busque un refugio seguro dentro o fuera del país.

También se ha divulgado otra noticia sensacional. Durante la cumbre celebrada el pasado fin de semana en Guinea Ecuatorial, la Unión Africana (UA) recomendó a sus 54 países miembros no acatar la orden internacional de arresto contra Muamar Gadafi y sus familiares emitida por la Corte Penal Internacional (CPI) el 27 de junio.

La UA subrayó que la orden de busca y captura “entorpece seriamente las gestiones para encontrar una solución política y diplomática” del conflicto en Libia.

Encuentros en Sochi

El CPI no había encontrado tal resistencia desde hace mucho. Pero los medios occidentales no prestaron una atención especial a esta noticia, como a todas las relacionadas con esfuerzos de la diplomacia africana que busca la solución pacífica del conflicto en Libia.

El periódico The New York times describe del mismo modo modesto las discusiones diplomáticas acerca de Libia que tuvieron lugar al margen de la reunión del Consejo Rusia-OTAN celebrada en la ciudad rusa de Sochi el pasado 4 de julio.

Pero no se debería hacer la vista gorda ante estos debates porque hoy en día es muy importante no sólo qué hacer con Gadafi sino también cómo considerarlo, como un criminal, o líder de una de las partes implicadas en la guerra civil, o triunfador.

El desarrollo de las relaciones entre Rusia y la OTAN y los resultados del encuentro en Sochi es un tema aparte que merece un artículo especial.
Pero el evento celebrado en Sochi asimismo contó con la asistencia del presidente de Sudáfrica, Jacob Zuma, que representa la Unión Africana en las negociaciones sobre Libia.

El pasado 4 de junio, antes de sostener negociaciones con los representantes de la OTAN, Zuma se reunió con Dmitri Medvédev, presidente de Rusia, el país que fue reconocida como mediadora para el arreglo del conflicto en Libia durante la cumbre del G-8 en Deauville.

Rusia y África no aplican la misma política buscando la solución del conflicto. Actuan de modo independiente, pero al mismo tiempo en paralelo. La Unión Africana ofrece una solución lógica, es decir, exhorta a firmar un acuerdo sobre el cese del fuego en Libia y formar un gobierno de transición, lejos de la política, que excluyera a los principales políticos e ideólogos de ambas partes implicadas al conflicto, Trípoli i Bengasi.

Luego se puede seguir adelante y elegir condicionalmente a nuevos líderes. Una de las condiciones será la necesidad de conseguir en la antesala de estas elecciones un acuerdo entre las tribus de este país árabe con la sociedad beduina. Porque en caso contrario, si la parte oriental y la parte occidental de Libia votaran de modo diferente, una simple mayoría de votos no significaría un triunfo sino conllevaría a la escisión nacional.

Entonces, ¿qué impide a realizar la iniciativa africana?

Triunfador

En realidad, Zuma participa en el arreglo del conflicto libio desde hace mucho. La Unión Africana aprobó una "Hoja de Ruta"para la solución pacífica del conflicto en abril pasado mientras que los bombardeos se iniciaron el 19 de marzo.

Es evidente que el principal objeto al que están dirigidos los esfuerzos diplomáticos de la UA no son los libios orientales u occidentales sino la OTAN a la que es necesario salvar de esta situación infame y la que no acepta ningunas opciones razonables de su salvación.

Tenemos que reconocer varios hechos desagradables para muchos. Hoy en día, el coronel Gadafi es triunfador, especialmente en la situación cuando está luchando no sólo contra su pueblo sino contra la OTAN, el potencial bélico de EEUU y Europa. ¿Y cómo es el resultado, o sea, su ausencia? La Alianza Atlántica es incapaz de derrocar al líder libio.

Esto no quiere decir que en caso de convocarse elecciones generales en Libia, Gadafi o su hijo mayor, Muhammad, recibirían el apoyo unánime de la población aún en la parte occidental del país donde tiene muchos partidarios. Pero mientras que la coalición internacional siga bombardeando a Libia y ninguna de las bombas logre matar al dirigente libio es triunfador y goza de popularidad.

Para la OTAN, o para ser más precisos, para los países europeos, ya que EEUU, cansado de guerrear, desistió en parte de la operación en Libia, lo único que puede considerarse como el arreglo de la situación es la muerte o la renuncia de Gadafi.

La comunidad internacional que puede observar con tristeza lo que pasa hoy en día en Túnez y Egipto revolucionarios ya no cree en la posibilidad de democratizar a Libia. Pero para evitar la derrota es necesario acabar con Gadafi. Si Gadafi se quede esto será catastrófico.

De esta manera, todos los esfuerzos diplomáticos concentrados en torno a Libia, incluidos los de la UA, buscan una aceptable solución para obligar a Gadafi a dejar el poder. Pero eso es imposible mientras que la orden internacional de arresto contra Gadafi sea vigente.

En este sentido, la UA tiene razón. Pero según los europeos, sin esta orden resultará que Gadafi no es responsable de nada.

Durante más de un mes se divulga la información que Gadafi puede obtener garantías de inmunidad de muchos países, incluida Francia y abandonará sus posiciones.

No cabe duda que esta posibilidad se ha discutido realmente, pero todavía sin resultado.

Situación desoladora

El absurdo del conflicto en Libia es un golpe muy fuerte a la conciencia europea y fundamentos ideológicos de la comunidad europea. Del punto de vista ideológico, Libia podría servir de consuelo después del fracaso de la OTAN en Afganistán, donde no logró ni victoria ni pudo imponer la democracia del modelo occidental.

Europa envió sus tropas allí siguiendo el ejemplo de EEUU sólo para entender que su electorado prefiere que sean retiradas.
A primera vista, Libia ofreció una oportunidad de tomarse la revancha. Una ola de revueltas populares en lucha por la democracia se extendieron por el mundo árabe.

Y parecía que sólo es necesario empujar al dictador que opuso resistencia para derrocarle entre aplausos de los electores europeos y los árabes fascinados. Se esperó construir un nuevo mundo rápidamente y con pocas pérdidas.

Pero estos castillos en el aire no tuvieron nada que ver con la realidad y los electores europeos volvieron a reflexionar.

¿Adónde puede llevar a la comunidad europea su ideología que supone una contienda entre el bien y el mal, entre la democracia y las dictaduras?
¿Por qué esta ideología impide tener una idea racional de los procesos que pasan en el mundo, evitar fracasos y actuar de manera prudente?
¿Y por qué África puede triunfar sobre el Occidente en materia del racionalismo? Pero esto último es posible sólo en el caso de que Gadafi quede sano y salvo.

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

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