Las mujeres toman la palabra: Cuando el trabajo se convierte en tu hogar

© Foto : Mikhail Kharlamov/Marie Claire RussiaSvetlana Kolchik
Svetlana Kolchik - Sputnik Mundo
Síguenos en
Últimamente, esta idea se me ocurre a la hora de hablar con mujeres modernas, dispuestas a pasar horas enteras hablando de su trabajo que consume su tiempo y energía, nunca les agota y les produce una enorme satisfacción personal.

Últimamente, esta idea se me ocurre a la hora de hablar con mujeres modernas, dispuestas a pasar horas enteras hablando de su trabajo que consume su tiempo y energía, nunca les agota y les produce una enorme satisfacción personal.

Muchas veces me resulta difícil seguir este rollo de intrigas, coqueteo, movimientos estratégicos y todo tipo de relaciones de oficina que parecen dominar a estas chicas por completo, tanto su mente, como su corazón.

Estén solas o casadas, aun con hijos, tengan aficiones e intereses aparte del trabajo, no obstante para el creciente número de mujeres rusas el trabajo parece convertirse en un hogar acogedor y  fuente principal de inspiración y placer.

Y no es ninguna novedad, por lo menos en el mundo occidental. Ya en 1997 reconocidos  investigadores estadounidenses llegaron a una conclusión alarmante: cada vez más personas, ante todo, mujeres, prefieren el trabajo en vez del hogar. La profesora de sociología, escritora apremiada Arlie Russel Hochschild dedicó tres veranos a entrevistar a empleados de una importante corporación multinacional para revelar por qué las mujeres trabajan tanto.

Así, salió el libro titulado The Time Bind: When Work Becomes Home and Home Becomes Work. Resultó que ni los asuntos financieros ni el miedo de ser despedido eran los factores clave que impulsaban a las personas convertir el trabajo en su dios supremo.

“Cuanto más ricos eran los empleados, menos interesados estaban en pasar el tiempo en casa. Y al revés”, escribe Hochschild. Lo curioso es que aunque la corporación, según el autor, era una de las empresas estadounidenses, respetuosas a la familia, pocos trabajadores admitían trabajo a jornada parcial. Por ejemplo, sólo el 1% trabajaban desde casa, aún menos lo hacían por tener un hijo, aunque el empleador lo permitía.

¿Qué le motivaba a la gente a convertir el trabajo en la máxima prioridad? La sensación de ser más apreciados, exitosos y eficientes que en otros ámbitos de la vida, fuera del trabajo, indicó Hochschild. “Es que se sentían muy evaluados en el trabajo, y allí tenían a sus mejores amigos. En realidad, el trabajo pasó a sustituir  a sus vecinos”, escribe la autora. 

Catorce años más tarde al otro lado del charco veo la misma tendencia. Hoy en día para muchas mujeres rusas, especialmente, las que viven en grandes ciudades, el trabajo no sólo sirve para ganarse la vida, sino que para refugiarse de las calamidades de la vida, es una oportunidad acertada para la autorrealización y una fuente de placer y satisfacción personal.

Pregunté a mis amigas adictas al trabajo por qué pusieron su oficio por encima de sus pasiones. Me respondieron así: “La oficina es casi mi segunda familia, y me apoya mucho más”. “Es lo que soy. No puedo imaginarme a mí sin el trabajo”. “Necesito un constante rendimiento intelectual, en otro caso me siento incompleta.” “Mi trabajo me distrae de problemas personales.”

Dos de las cinco mujeres con las que discutí el tema viven  solas, una tiene novio, otras dos están casadas (ambas con empresarios que tienen trabajos bien remunerados) y una tiene una hija de tres años. Y sólo una de las chicas, editora de una revista empresarial, confesó que era por cuestiones de salario que a veces trabajaba los fines de semana y pasaba horas escribiendo artículos como periodista independiente.

“Si el dinero no fuera la causa, seguiría trabajando aunque menos y a lo mejor haría mi trabajo más meticulosamente”, dijo.

Por más alarmante que esto suene, yo también soy así. El ambiente de nuestra oficina es muy caluroso, amistoso y relajante. Creo que tengo mucha suerte con mi trabajo: además de plantearnos objetivos y alcanzar resultados, somos amigos, reímos, compartimos opiniones, recibimos cumplidos y atención. Y al aproximarse cierta fecha límite, cuando tenemos que pasar horas extra en la oficina, encargamos pizza y abrimos una botella de vino para mantener el espíritu creativo, siempre me siento parte de una familia grande y comprensiva que nunca he tenido.

Yo sé que muchas de mis colegas sienten lo mismo incluso si a veces tienen que llamar a la niñera o a la pareja para avisarle que volverán a casa después de la medianoche. Además, sé que si mi trabajo no me ofreciera el horario flexible que tengo, es posible que lo dejara para dedicarme más a la vida personal.

Es realmente alentador que el creciente número de las mujeres en Rusia logren encontrar un trabajo que les permite sentirse realizadas, pero creo que la clave de la felicidad femenina es el equilibrio. Desde que se ha probado que las mujeres somos más aptas que los hombres a tareas múltiples, lo más razonable para la mujer es combinar y abarcar varias dimensiones de la vida.

Así, me siento igual de feliz cuando escribo y cocino para mi pareja. Hace falta saber distribuir el tiempo y destacar las prioridades. Y cuando me aburro de escuchar a mi colega contando una nueva saga de oficina, propongo cambiar de tema. Tengo que decirles a ustedes que incluso a las trabajadoras más empedernidas les encanta hablar de…amor.

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

Las mujeres toman la palabra: Cuando la edad no importa

Las mujeres toman la palabra: Seis Grados de Conectividad

Las mujeres toman la palabra: ¿Un niño a los 50? ¡Espera! Eso es sólo el comienzo

Las mujeres toman la palabra: Los”Frikis” heredarán la tierra

Las mujeres toman la palabra: ¿Por qué los hombres rusos beben?

Las mujeres toman la palabra: el Arte de Ser Esposa

Las mujeres toman la palabra: La Boda Real de ensueño

Las mujeres toman la palabra: la Flexi-sexualidad

Las mujeres toman la palabra: Moscú, por qué es única e inspiradora

Las mujeres toman la palabra: Cosas de chicas o Por qué las mujeres hablan tanto

Las mujeres toman la palabra: hecho en la URSS, generación perdida

Las mujeres toman la palabra: De tal madre tal hija

Las mujeres toman la palabra: El Culto a la Juventud

Las mujeres toman la palabra: el Mito de las Mujeres Rusas

Las mujeres toman la palabra: Mujeres y política, mezcla muy moderna

Las mujeres toman la palabra: Krasnaya Poliana, ¿Será un Nuevo Sueño Ruso?

Las mujeres toman la palabra: acoso sexual o búsqueda de atención

Las mujeres toman la palabra: Chicas materiales o por qué vamos de compras

Las mujeres toman la palabra: Feminismo, ¿será una palabrota en Rusia?

Las mujeres toman la palabra: La Era de la Distracción

Las mujeres toman la palabra: La sangre vende mejor que el sexo

Las mujeres toman la palabra: Misantropía como deporte nacional

Las mujeres toman la palabra: Los hombres solteros, preparados y dispuestos

Las mujeres toman la palabra: ¿Por qué no me llama?

Las mujeres toman la palabra: Demasiado Año Nuevo

Las mujeres toman la palabra: ¿Por qué las mujeres rusas nos vestimos para impresionar?

Las mujeres toman la palabra: ¿Me quedo o me voy?

Las mujeres toman la palabra: La era de los solteros y sus altibajos

Las mujeres toman la palabra: Por qué los hombres rusos son socialmente tan pasivos

Las mujeres toman la palabra: Sexo, Manual para el Usuario

Las mujeres toman la palabra: El dilema del periodismo escapista

Las mujeres toman la palabra: En busca del marido ideal

*Svetlana Kolchik es directora adjunta de la edición rusa de la revista Marie Claire. Se graduó de la Universidad Estatal de Moscú, facultad de Periodismo, y la Universidad de Columbia, Escuela de Estudios Avanzados de Periodismo, colaboró para el diario Argumenti I Fakti en Moscú y el USA Today en Washington, con RussiaProfile.org, ediciones rusas de Vogue, Forbes y otras.

Lo último
0
Para participar en la conversación,
inicie sesión o regístrese.
loader
Chats
Заголовок открываемого материала