La oscilación de los precios del crudo tiene fuerte impacto en la economía rusa

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Los mercados de valores asiáticos ralentizaron sus actividades esperando las reacciones desde Europa y EEUU.

Los mercados de valores asiáticos ralentizaron sus actividades esperando las reacciones desde Europa y EEUU.

De momento, el oro continúa encareciéndose y el petróleo, perdiendo valor. La cuestión es hasta qué punto los actuales bandazos financieros que azotan a la comunidad internacional pueden trasladarse a la economía rusa. En este punto, cabe recordar la experiencia del 2008, cuando se demostró claramente que nadie puede aislarse de los problemas mundiales.

No es el mejor momento para Rusia

El principal nexo que une la economía rusa con la mundial son las materias primas. El petróleo, sus derivados y el gas, según datos del Servicio Federal de Aduanas de Rusia, representan el 61,1% de todas las exportaciones rusas. En palabras del director general de la agencia RusEnergy, Yuri Kogtev, el petróleo aporta un 44% de los ingresos a la Hacienda federal. Evidentemente, todos los indicadores macroeconómicos dependen de los hidrocarburos como el balance comercial y el nivel de déficit público. Así como la actividad inversora y crediticia, el nivel de consumo y el de ocupación.

El problema estriba en que cualquier economía se adapta con rapidez a unos precios altos en los hidrocarburos. En el caso de Rusia, si antes de la crisis, un nivel de precios medio de 90-95 $ por barril de crudo hacía crecer la economía a un ritmo del 8% (2007), el año pasado, con un petróleo a un precio similar, la economía creció ya sólo a un 4%.

Un descenso del precio del crudo en un 10-15% podría acarrear, en opinión del analista de la compañía inversora “TKB Capital” Serguei Karyjalin, consecuencias muy desagradables para Rusia. “En los presupuestos de los próximos tres años está previsto un petróleo a 93-97$. De esta forma se podrá mantener un balance comercial positivo, sin aumentar ostensiblemente el déficit público”.

En palabras del director de análisis de los mercados financieros y macroeconomía de la compañía gestora “Alfa capital”, Vladimir Braguin, el problema es que si el precio del barril baja más allá de los 80$, se ralentizará el crecimiento económico, comenzará la fuga de capitales (extranjeros y nacionales) del país, subirá el nivel de desempleo, aumentará la inflación y el déficit público.

Si se desencadena otra crisis económica global, esta vez la recuperación va a ser mucho más complicada que en 2008. Por una parte, los mecanismos reguladores del Estado pueden maquillar los indicadores cuantitativos, inyectando dinero en la economía. El primer ministro, Vladimir Putin, anunció el pasado 9 de agosto que, en caso de necesidad, el Ministerio de Economía y el Banco Central de Rusia garantizarán el necesario volumen de liquidez al mercado.

Lamentablemente, durante estos últimos años de crisis, la resistencia de la economía rusa se ha visto debilitada, y el superávit en la deuda pública se ha convertido en déficit.

El Fondo de Reserva nacional se ha reducido considerablemente de los 4,9 billones de rublos (122 mil 500 millones de euros) de comienzos del 2009 a los 750 mil millones de rublos (1 mil 875 millones de euros) del primer trimestre del 2011. Por otra parte, como señala el director del departamento de análisis estratégico de la compañía FBK, Igor Nikolaev, “ahora el Estado está lastrado por unos importantes gastos sociales que empujan al endeudamiento, además de otros caros proyectos de ámbito nacional, como el Mundial de fútbol”.   

El precio del crudo se sostendrá artificialmente

La esperanza de Rusia radica en que otros países también están interesados en unos precios estables del crudo. “La OPEP se ha habituado a los ingresos altos por los hidrocarburos y no permitirá que el petróleo sea inferior a los 100$ por barril”, asegura Vladimir Braguin. Se observarán oscilaciones temporales en las cotizaciones, ya que la volatilidad del mercado es muy grande, puntualiza un experto del Gazprombank, pero el precio medio deberá mantenerse en un nivel medio aceptable para la economía rusa. Sin embargo, hay un síntoma alarmante: si anteriormente, en caso de turbulencias en los mercados de valores, los inversores recurrían a los metales preciosos y a las materias primas, ahora sólo se busca el oro.
La Agencia Internacional de Energía, la Secretaría de Energía de EEUU y la OPEP, de momento, anuncian un crecimiento en el consumo de petróleo del 1% al año, pero el comportamiento de los inversores, aunque indirectamente, dibuja un escenario menos deseable para Rusia (y para el mundo), el advenimiento de una nueva recesión global.

“La ralentización del crecimiento económico es el peligro más inminente, - señala Serguei Karyjalin. – Lamentablemente, las tendencias en los mercados internacionales apuntan a una nueva oleada de la crisis. Las perspectivas de crecimiento de EEUU se han visto reducidas del 3 al 1,5 % para este año, mientras que en Italia y en España no superarán el 1%, y eso con suerte”. En Europa todavía quedan algunos áreas de estabilidad, como Francia, Alemania y los países escandinavos, pero ellos solos no pueden garantizar un consumo sostenido de los hidrocarburos”.

La mayor amenaza para los precios del crudo, y por ende para Rusia, es el tándem EEUU – China (la India, en menor medida). La estadounidense es la economía más grande del mundo, la primera consumidora de hidrocarburos (un 25% del consumo de petróleo en el mundo) y el principal consumidor de productos chinos. En esta coyuntura, sólo cabe recordar que las economías emergentes de China y de la India fueron las que mantuvieron el consumo de petróleo en sus niveles durante la crisis del 2008-2010.

La huida de los especuladores

En el caso de un descenso en los precios del crudo, una de las primeras y más desagradables consecuencias será el comienzo de la migración de capital del mercado ruso. Es sabido que cuando los mercados de los países desarrollados tienen problemas, las maniobras especulativas son atraídas por las inestables economías de las naciones en desarrollo. Rusia, no obstante, es un caso aparte.

A diferencia de los mercados de Brasil, China e India, que pueden atraer a los inversores bursátiles, el atractivo del mercado ruso depende de los precios del petróleo. Si la cotización continúa siendo estable y alta, es posible una afluencia de capitales. El problema es que durante los últimos días el crudo ha bajado: el precio de la OPEP a 10 de agosto descendió en un 0,33%,  de 101,53$ a 101,2 $. Vladimir Braguin de “Alfa capital” cree que se producirá una huída de capitales inversores de Rusia.

Los economistas subrayan que en esto no hay nada trágico. Es evidente que habrá momentos desagradables, relacionados sobre todo con la depreciación de las acciones en las bolsas. Pero este tipo de inversiones no influyen demasiado en la totalidad de la economía nacional. La depreciación de las acciones de empresas rusas puede, claro está, dificultar el acceso a la obtención de créditos en el mercado internacional, pero el Estado ya prometió que, en caso de dificultad, el dinero necesario fluirá a la economía de Rusia. El tiempo lo mostrará.

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE OBLIGATORIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

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