“Ella publicó nuevas fotos en Facebook y él pinchó “me gusta”, imagínate!”, la voz de mi amiga estaba temblando. Hablaba de su esposo y una antigua novia, se sentía desolada.
“Me siento mal al revisar su página de Facebook, pero no puedo sin esto, charlan casi cada día”, lo dijo casi llorando, como si en realidad la charla en una red social fuera un engaño.
¿Y de verdad lo es? O mi amiga junto con muchos otros, que no pueden dejar de fisgonear las redes sociales de sus parejas, padecen de una nueva forma de neurosis, la Rabia de Facebook? El término, hace poco introducido por sicólogos, implica un seguimiento empedernido de la actividad internáutica de la pareja, en búsqueda de pruebas comprometedoras o infidelidad.
“¿Acentúa Facebook al monstruo de los ojos verdes de los celos?”, fue el título de un estudio realizado hace cierto tiempo por un grupo de investigadores de la sexualidad en la Universidad de Guelph de Ontario, Canadá. Los científicos trataron investigar cómo las redes sociales pueden engendrar inseguridad y desconfianza en las relaciones románticas. Examinaron a un grupo focal de estudiantes universitarios que tenían parejas.
Resultó que Facebook y otras redes sociales engendran celos y otros rasgos e instintos negativos, revelaron los investigadores. Personas nada celosas se hacen así paulatinamente e individuos poco seguros pueden convertirse en monstruos controladores y paranoicos, para ello sólo hay que buscar un interés amoroso en actividades “sospechosas” tipo escribir comentarios insinuantes, ser etiquetado o identificado en fotos “equívocas”.
Según estudios, la mayoría de los usuarios de Facebook suelen agregar sus ex parejas a la lista de contactos, por lo que los medios sociales pueden provocar celos, incluso si nunca ha ocurrido nada similar en las relaciones. El formato de los comentarios, corto, misterioso y de ahí intrigante, así como la accesibilidad de la información sobre cualquiera pueden convertir a las personas confiadas y equilibradas en detectives maniáticos para los que la pesquisa se hace una rutina diaria.
Curiosamente, las mujeres son un grupo más vulnerable en este caso. Primero, porque las mujeres tienden a ser más celosas que los hombres y segundo, porque dedican más tiempo a Facebook y otras redes sociales, según revelan estudios.
“¡Añadió a otra rubia sexy a la lista de sus amigos! Y ella lo etiquetó en sus fotos, ¡¿quién sabrá si son simples amigos o se acuestan?!”, se me quejaba una amiga de su novio, un llamado “party animal” que tiene una extensa lista de “contactos”, integrada mayormente por jovencitas atractivas. Normalmente es una mujer tranquila y serena, con dos grados universitarios y una carrera exitosa en mercadotecnia, y le sugerí abstenerse de abrir la página de Facebook de su novio en el iPhone cada hora, pero me respondió que “no puede sin esto”. “Lo hago instintivamente, automáticamente, y estoy segura de que él revisa la mía también”, dijo.
Otra amiga me habló sobre un muchacho que la invitaba a citas mientras que su situación sentimental en Facebook decía “tiene una relación”. Un amigo me confesó que se sentía incómodo cuando su ex esposa le etiquetaba en fotos que subía a Facebook, algunas de carácter bastante frívolo, desde los tiempos cuando habían estado juntos.
“Ahora ya no mantenemos contacto así que no puedo decirle qué tiene que hacer, pero me veo frustrado porque no quiero que mi novia actual lo vea”, dijo.
Un colega mío que se mantenía alejado de las redes sociales acaba de confesarme que piensa registrarse en vkontakte.ru, análogo ruso de Facebook, sólo para revisar qué está haciendo allí su esposa.
Me parece que al aceptar la era de la información y las inmensas oportunidades que ofrece, ponemos en juego la vida privada. Además, ¿cuánta privacidad nos queda con la creciente publicidad y la accesibilidad de 24/7? Y si optamos por trasladar cierta parte de nuestra vida privada a un dominio público, ¿será que debemos ser más responsables, por una parte, y más confiados, por otra?
En realidad, conozco a ciertas parejas que acordaron eliminar de las redes sociales todo tipo de contenido que pueda provocar celos. Otros decidieron borrar completamente sus perfiles en Facebook. En el caso de mi amiga es imposible, ya que lo necesita con fines laborales. Pero dijo que piensa contárselo a su esposo si sus actividades frívolas en Facebook siguen molestándola.
“Jamás revisaría su teléfono o correo electrónico. Es su vida privada y para mí es algo sagrado”, dijo mi amiga. “Sería más feliz si no lo supiera. Pero es imposible con las redes sociales, la curiosidad prevalece”, agregó.
Es verdad ante todo respecto a Facebook que a diferencia de otros sitios web que solicitan contraseñas, permite supervisar la actividad de otros miembros de la red. “Facebook es un foro que puede descubrir a las personas más información sobre su pareja, a la que tienen acceso”, dijo en una entrevista la sicóloga Amy Muise que investiga al “monstruo de ojos verdes”.
Hablando francamente, es un gran alivio para mí que mi novio no usa Facebook en absoluto. Un viejo proverbio ruso dice: sabes menos, duermes mejor.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI
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*Svetlana Kolchik es directora adjunta de la edición rusa de la revista Marie Claire. Se graduó de la Universidad Estatal de Moscú, facultad de Periodismo, y la Universidad de Columbia, Escuela de Estudios Avanzados de Periodismo, colaboró para el diario Argumenti I Fakti en Moscú y el USA Today en Washington, con RussiaProfile.org, ediciones rusas de Vogue, Forbes y otras.
