El radar estadounidense en Turquía como parte del DAM supone riesgos para Rusia

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El radar estadounidense que será emplazado en Turquía supuestamente para vigilar el lanzamiento de misiles iraníes, no podrá utilizarse contra las fuerzas nucleares estratégicas de Rusia, pero para Moscú supone ciertos riesgos, al formar parte del sistema global de defensa antimisiles que EEUU planea desplegar en Europa.

El radar estadounidense que será emplazado en Turquía supuestamente para  vigilar el lanzamiento de misiles iraníes, no podrá utilizarse contra las fuerzas nucleares estratégicas de Rusia, pero para Moscú supone ciertos riesgos, al formar parte del sistema global de defensa antimisiles que EEUU planea desplegar en Europa.

Escudo antimisiles recibe nuevo radar

Turquía acogerá en su territorio un radar del sistema de defensa antimisiles que está desplegando EEUU y la OTAN, informó el pasado 2 de septiembre Selçuk Ünal, portavoz de la cancillería turca.

Su emplazamiento “será la contribución de Turquía al sistema de defensa antimisil que se viene desarrollando conforme al Nuevo Concepto Estratégico de la OTAN y reforzará el potencial defensivo nacional y el de la Alianza”, destacó el diplomático.

A juzgar por todo, se trata de una versión de radar móvil del modelo AN/TPY-2, integrado al sistema estadounidense de misiles balísticos THAAD y desarrollado para interceptar misiles de alcance medio fuera de la atmósfera de la tierra. Según la información disponible, el radar es capaz de detectar lanzamientos de misiles a una distancia de 1.000 kilómetros.

Además de transmitir los datos necesarios al sistema de misiles THAAD con el fin de destruir las ojivas de los misiles lanzados,  el radar puede ser utilizado como sistema de vigilancia en la arquitectura del nuevo sistema de defensa antimisiles de EEUU (el llamado «Forward-Based Mode»).
En este caso, el radar podrá emplearse como sistema de alerta temprana de lanzamientos de misiles balísticos y determinar su trayectoria.

¿Qué podrá detectar el nuevo radar?

Según la prensa turca, se prevé emplazar el radar en el sureste de Turquía, lo que restringe el círculo de “adversarios potenciales” del escudo antimisil estadounidense desplegado en Europa del Sur.

En caso de que sea instalado en esta zona, el radar no apuntará a Rusia. Ante todo, su radio de acción no alcanzará más allá de la ciudad de Novorossiysk, sur de Rusia.

Además, las cordilleras del Cáucaso y los montes Pónticos en Turquía impedirán vigilar la situación dentro del territorio ruso, incluso en el caso de que sea emplazado sobre una cima de las montañas alrededor del lago Van.

En general, no tiene ningún sentido vigilar lanzamientos de misiles estratégicos rusos en esta área, ya que estos están desplegados en el Noroeste de Rusia, centro del país y Siberia y sus trayectorias de vuelo están dirigidas al norte y sobrepasan la zona polar ártica y Groenlandia.

Aún si el radar detecta lanzamientos hipotéticos de los misiles rusos sobre Abjasia y Osetia del Sur, en caso de estallar un nuevo conflicto armado en esta zona EEUU será incapaz de emprender algo y esto es lo más importante. Tan sólo lanzaderas de los antimisiles desplegadas en Georgia podrían ayudar pero en la situación actual parece casi improbable emplazarlas en este país.

El pasado 2 de septiembre, el embajador de Rusia ante la OTAN, Dmitri Rogozin, también confirmó que el radar estadounidense que se prevé emplazar en Turquía no representa una amenaza directa para Rusia. Pero dos países en la respectiva región, Irán y Siria, no pueden estar tan tranquilos.

Si Siria no dispone de misiles capaces de alcanzar el territorio europeo y es poco probable que disponga de estos en un futuro previsible, Irán está a punto de crear tales sistemas. Y sus bases de misiles principales están emplazados en el oeste u noroeste del país, y el nuevo radar estadounidense podrá detectar los misiles iraníes desde el mismo momento de su lanzamiento.

Estrategia general

La decisión de emplazar el radar en Turquía refuerza el frente antiiraní del escudo antimisiles global que EEUU está creando en Europa, lo que no disimula.

A principios de los 2000, la administración republicana de EEUU decidió desplegar los elementos de la defensa antimisil en Polonia y en la República Checa donde sólo representaban una seria amenaza a los misiles balísticos rusos en plataformas móviles Topol que podían lanzarse hipotéticamente desde el noroeste de Rusia.

Cuando Barack Obama ocupó el sillón presidencial, la concepción del escudo antimisiles europeo cambió. Hoy en día, se decidió desplegar lanzaderas de los antimisiles en el sur de Rumania y el radar, en Bulgaria o, lo que hoy por hoy parece más probable, en Turquía.

Así, el flanco sureño del escudo antimisiles europeo de EEU ya se ha formado. Hoy en día, podemos hacer constar que la configuración prevista puede realmente defender a Europa contra misiles lanzados hipotéticamente desde los países del Oriente Medio.

La trayectoria del vuelo de los misiles del enemigo potencial apuntados a Europa pasará sobre Turquía. Estas trayectorias serán detectadas por el nuevo radar y a los interceptores de misiles instalados en Rumania los abatirán sobre los Balcanes.

Mosaico complejo del sistema de defensa antimisiles global

En comparación con los planes anunciados por Washington hace una década, el escudo antimisiles europeo dejó apuntar a Rusia. Pero los riesgos que este sistema supone para el gigante euroasiático todavía quedan.

La arquitectura del sistema de defensa antimisiles global que está creando prevé una flexibilidad y maniobrabilidad de sistemas de dirección de tiro y de combate sin precedentes.

Es decir, todos los elementos principales del escudo antimisil, incluidos los radares con base en mar y los misiles interceptores emplazados a bordo de buques, deben ser móviles y tomar cualquier posición necesaria en caso de una amenaza real.

Según una fuente del Pentágono, citado por el diario estadounidense The Wall Street Journal, la decisión sobre el emplazamiento del radar en Turquía fue tomada a finales del año pasado. Pero para no agravar la situación complicada en esta región se decidió que el radar similar desplegado por EEUU en Israel e integrado en el sistema israelí de defensa antimisiles no recibiría ninguna información del radar que sería emplazado en Turquía.

Ankara, preocupada por un posible aumento de la tensión en el Oriente Medio, se pronuncia en contra de la creación del escudo antimisiles regional integrado basado en ambos radares anunciados.

No está claro cómo EEUU podrá garantizar que los dos radares no intercambien la información si la propia arquitectura del escudo antimisiles global prevé un intercambio libre de los datos (en perspectiva a nivel global).

Es posible que el escudo antimisiles israelí sea excluido de este sistema, pero la facilidad con la que puede ser integrado demuestra que son poco fiables todas las garantías dadas por los militares estadounidenses.

Problemas semejantes preocupan a Rusia

Parece poco probable abatir los misiles rusos Topol que puedan ser lanzados hipotéticamente desde el noroeste de Rusia sobre el mar de Noruega porque ya serán invulnerables para los medios de interceptación al alcanzar la velocidad suficiente.

Pero los cruceros estadounidenses Ticonderoga serán capaces de destruir misiles rusos con base en mar lanzados desde los submarinos desplegados en el mar de Barents.

Y esta amenaza es muy seria. Los misiles balísticos con base en mar siempre se consideraban como arma de castigo y la destrucción de su potencial de represalia puede provocar a los políticos irresponsables a realizar el primer golpe para desarmar a las fuerzas nucleares estratégicas de Rusia.

Esto se agrava por el hecho que en breve se procederá a retirar del servicio operacional los misiles pesados de producción soviética estacionados en silos pero no está claro todavía los ritmos de poner en los arsenales sistemas nuevos.

La situación parece ambigua. Por un lado, el despliegue del flanco sureño del escudo antimisiles estadounidense con bases en Turquía y Rumania no amenaza a Rusia. Por otro, el propio despliegue del sistema de defensa antimisiles global de EEUU supone muchos riesgos potenciales para las fuerzas nucleares estratégicas de Rusia.

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE OBLIGATORIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

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