Capitula ETA último baluarte del separatismo radical en Europa

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El pasado jueves, mientras las agencias internacionales de información difundían la noticia sobre la muerte del líder libio, Muammar Gaddafi, la organización terrorista vasca ETA (Euskadi ta Askatasuna, en vasco “Patria y Libertad”) hizo pública a través del periódico radical de izquierdas Gara una importante declaración.

El pasado jueves, mientras las agencias internacionales de información difundían la noticia sobre la muerte del líder libio, Muammar Gaddafi, la organización terrorista vasca ETA (Euskadi ta Askatasuna, en vasco “Patria y Libertad”) hizo pública a través del periódico radical de izquierdas Gara una importante declaración.

Esta vez la declaración fue breve y precisa, sin las características frases rebuscadas y cargadas de pseudopatriotismo. La organización anunció un alto el fuego permanente y verificable.

¿Querrá decir eso que los terroristas vascos, que en los últimos 52 años causaron la muerte de 850 personas, de verdad decidieron renunciar para siempre a la lucha por la independencia, deponer las armas y disolver la organización, de acuerdo con las exigencias del Gobierno de España y la mayoría aplastante de las sociedades vasca y española?

¿No será dicha declaración un nuevo intento de los miembros de la ETA de ganar tiempo para poder reagruparse o de imponer sus condiciones o de no acabar al margen de la vida política o se tratará posiblemente de un gesto de desesperación?

Un paso hacia la derrota

Los terroristas reconocen que la situación en el País Vasco ha cambiado, pero creen que las razones de estos cambios radican en su larga lucha por la independencia que tiene como resultado la llegada de una nueva época política.

“En los últimos meses personalidades de gran relevancia internacional y una multitud de agentes políticos y sociales vascos han subrayado la necesidad de dar una solución justa y democrática al secular conflicto político. El proceso democrático debe superar todo tipo de negación y vulneración de los derechos”.

La organización terrorista dio un paso más, esta vez, uno significativo, hacia su derrota, anunciando la disposición de renunciar a la lucha armada.

“ETA ha decidido declarar un alto el fuego permanente y de carácter general. ETA hace un llamamiento a las autoridades de España y Francia para que abandonen para siempre las medidas represivas y la negación y Euskal Herria”. Este es el compromiso firme de ETA con un proceso de solución definitivo y con el final de la confrontación armada”.

La declaración de ETA fue recibida por la sociedad española y por la comunidad internacional en general de manera positiva. El jefe del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, calificó la declaración de la “victoria de la democracia, la Ley y la razón”.

Pero, ¿en qué medida coincidirán las palabras “definitivo” y “permanente” usadas en la declaración con su significado directo?

ETA, arrinconada

ETA, igual que un animal salvaje, está arrinconada e intenta escapar a toda costa, pero no deja de enseñar los dientes. No se rinde, pero cada vez se ve obligada a dar un nuevo paso, a sucumbir un poco más, sin proponerse abandonar la lucha por la independencia del País Vasco, Euskal Herria en vasco.

La organización no da el único paso tan esperado por la sociedad vasca, por las autoridades españolas, por la comunidad internacional e incluso ya por las fuerzas vascas de izquierda radical y los miembros de la misma ETA, que están cumpliendo su condena en cárceles españolas por haber cometido atentados terroristas.

Este único paso esperado consiste en deponer las armas, disolverse y reconocer su culpa ante centenares de víctimas de su sangrienta lucha.

El hecho de que la “lucha armada”, en realidad, atentados terroristas que causan a menudo víctimas mortales, no se haya justificado y por lo tanto haya que renunciar a ella, no es ninguna noticia en la actualidad. Tampoco es ninguna noticia el deseo de ETA de imponer a Madrid o París el diálogo político bajo el pretexto de la necesidad de dar una solución democrática al conflicto. Y estar controlando el proceso de negociaciones, asegurándose de esta manera una posición en la arena política vasca.

ETA está arrinconada, en primer lugar, a causa de la pérdida de apoyo en la sociedad vasca, de una política sensata y equilibrada de las autoridades españolas y locales y de la madurez de la sociedad civil en España, así como de una línea antiterrorista implacable y ajena a cualquier fórmula de compromiso, aplicada por el Gobierno.

Ha desaparecido el miedo

Un famoso presentador y periodista, Iñaki Gabilondo, de procedencia vasca, expresó en su comentario lo que está ocurriendo “Es imposible dejar aparte las emociones, éramos jóvenes cuando apareció ETA y ahora nuestros nietos están viviendo estos momentos. Dos generaciones, 50 años de miedo, terror, pánico, una sociedad envenenada. Y ahora les estamos informando de que ETA ha decidido renunciar definitivamente a la lucha armada. Sabemos que delante hay un largo camino y se darán muchos pasos hacia adelante y hacia atrás hasta que ETA se disuelva. Pero nos damos cuenta de que estamos cerrando hoy un capítulo decisivo... Sin embargo, me gustaría recordar hoy todos los esfuerzos que fueron hechos.

¿Sabrán las fuerzas patrióticas estar a la altura? Estoy seguro de que sí. Esperemos que sí. Necesitamos que así sea…”

En gran medida la situación de hoy se hizo posible gracias a los cambios que se operaron en la sociedad vasca en los últimos años. Dos años que transcurrieron desde la victoria en las elecciones parlamentarias en País Vasco del Partido Socialista encabezado por Paxi López, dos años de gobierno de fuerzas no nacionalistas dieron sus resultados.

Una equilibrada política de cooperación de los socialistas con la oposición representada por el Partido Popular, no basada en una primitiva confrontación de dos Partidos en el Parlamento, sino en un deseo común de cambiar la situación en la autonomía para mejor puede y tiene que ser un ejemplo a seguir.

Por la primera vez en muchos años el miedo, que reinaba en la sociedad vasca, está desapareciendo, los políticos vascos están renunciando a los servicios de guardaespaldas y casi no hay muestras del vandalismo callejero, escuela de terrorismo para jóvenes radicales. Después de muchos años de obligado aislamiento el País Vasco se está abriendo al negocio, a las inversiones y al turismo.

Ello no significa que en la sociedad vasca hayan desaparecido del todo los ánimos nacionalistas. Nada de eso, la izquierda radical sigue luchando, sólo que por fin se ha desentendido de los intentos de usar o de no oponerse al uso por otros de la violencia armada como instrumento para conseguir sus objetivos. Un factor importante de la situación actual es la reducción hasta el mínimo de la capa social que apoyaba abierta o calladamente a los terroristas.

No menos importante es la una eficiente lucha antiterrorista que se llevó a cabo de una manera insistente e implacable por los organismos de orden público españoles en cooperación con sus compañeros franceses y portugueses.

Respetando la Ley

El último atentado terrorista de ETA fue perpetrado hace más de 2 años, el 9 de agosto de 2009. Su última víctima fue un gendarme francés muerto en marzo de 2010 en las afueras de París en un tiroteo con los miembros de la banda.

Desde entonces los organismos de orden público españoles casi desarticularon a ETA, deteniendo en dos años más de 100 presuntos etarras y simpatizantes, incluidos casi todos los dirigentes de la organización terrorista. Se incautaron de varias toneladas de explosivos, así como de documentos, armas, droga y se descubrieron más de una decena de escondites y un laboratorio de producción de explosivos situado en Portugal. Se previno la creación de dos bases terroristas en Portugal y en la Cataluña española.

En el último año los terroristas vascos han hecho varias declaraciones, en las cuales, desde la del 5 de septiembre de 2010 sobre la decisión de “no cometer ataques armados”, iban cediendo de a poco sus posiciones.

La única respuesta del Gobierno, sin embargo, eran los nuevos arrestos de los miembros de la banda, las exigencias de un desarme completo e incondicional, una renuncia decidida a cualquier negociación con los terroristas y el desplazamiento metódico de las fuerzas de la izquierda radical, simpatizantes con los terroristas, de la vida política en la autonomía. Todo ello se hacía en la más estricta observación a la Ley.

Como resultado, la propia banda fue derrotada moral, material y físicamente y los “patriotas de izquierdas” se vieron obligados a hacer correcciones de sus ambiciones políticas y adecuarlas a las Leyes vigentes, para poder recibir acceso a la vida política del País Vasco.

El ex ministro del Interior de España y el actual candidato al puesto de primer ministro por el Partido Socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba, resumió así la situación el pasado jueves “el principal actor hoy no es ETA, es el Estado de derecho, porque precisamente el Estado de derecho ha ganado, ha ganado la democracia”.

La opinión del autor no coincide necesariamente con la de RIA Novosti

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