Los problemas de India si renuncia a la energía nuclear

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Parte de la población de India protesta contra la construcción de las centrales nucleares con ayuda de Rusia.

Parte de la población de India protesta contra la construcción de las centrales nucleares con ayuda de Rusia.

El temor de una posible repetición del accidente en la central nuclear de Fukushima junto con declaraciones populistas de políticos regionales pueden frenar el desarrollo de la industria energética de la India y repercutir negativamente en el desarrollo económico del país que será incapaz de competir con China.

Debido a las protestas masivas, expertos rusos e indios celebrarán consultas adicionales para acordar el plazo de la puesta en marcha del primer reactor de la central nuclear de Kudankulam que se construye con ayuda de Rusia, dijo el jefe de la compañía rusa Atomstroiexport, Alexandr Glújov.
En realidad, en las consultas se estudiará la posibilidad de aplazar el lanzamiento de la nueva planta.

La situación en torno a la construcción de la central nuclear en el estado de Tamil Nadu, en el sur de la India, empezó a agudizarse paulatinamente desde los principios del año en curso.

Según los manifestantes, ellos no están en contra de la tecnología rusa, sino que recelan de la energía nuclear que consideran peligrosa.
Entretanto, las autoridades indias decidieron demorar la expedición de la licencia para poner en marcha la planta nuclear.

Reparto de áreas de responsabilidad

La situación se agrava aún más por las maniobras políticas en el parlamento indio, que durante más de un año sigue introduciendo enmiendas en el proyecto de ley que debe regular la responsabilidad civil por daños nucleares.

La última versión de este documento incorpora condiciones excepcionales.
Se estipula que en caso de un accidente hipotético en la central nuclear durante su explotación la responsabilidad se repartirá entre la compañía operadora y la empresa constructora de esta planta.

Es decir, los posibles daños provocados por una catastrofe nuclear o fuga de radiación los tendrá que indemnizar el proveedor del reactor, incluso en caso de que el fabricante no tenga ninguna vinculación directa con las causas de la avería.

Esta normativa irritó a todos los proveedores  extranjeros del mercado de energía atómica que operan en India, incluida Rusia, EEUU y la corporación francesa Areva.

 La capacidad de este mercado no permite conceder las riendas del poder a un solo país. Así las cosas, los tres competidores implacables llegaron a un acuerdo para impedir a Nueva Delhi asumir riesgos.

El Gobierno indio, en general, se pronuncia por aprobar un proyecto de ley equilibrado, elaborado conforme a las normas vigentes en los países democráticos.

Pero el parlamento opositor se negó a aprobar la ley que sea beneficioso paras empresas extranjeras.

Los problemas ecológicos tienen mucha improtancia para la comunidad india tras la catástrofe industrial de 1984. Una fuga de gas tóxico en la fábrica de pesticidas en Bhopal de la empresa Union Carbide causó más de 3.000 muertos inmediatos y al menos otras 15.000 personas murieron posteriormente a raíz de la intoxicación provocada por agentes químicos.

Si no sucede algo extraordinario, la ley sobre responsabilidad civil por daños nucleares entrará en vigor a partir de diciembre próximo.

Las autoridades indias ponen al mal tiempo buena cara y están esforzándose en convencer a los inversores extranjeros que esta ley, de facto, no afectará intereses de los que están implicados en la construcción de las plantas nucleares.

Pero los empresarios occidentales ya dieron a entender a la India que se verá obligada a pagar por esto. El costo estimado de proyecto de la construcción de reactores incluirá los riesgos relacionados con la posible indemnización de los daños potenciales.

"En general, las propias empresas decidirán cómo se debe estimar los riesgos y si quieren actuar en el respectivo mercado”, comentó la situación Vijay Sazaval, director del departamento de proyectos gubernamentales de la corporación estadounidense US Enrichment y miembro del Consejo Consultivo de la Energía Atómica de EEUU, citado por The Wall Street Journal.

Manifestaciones antinucleares se convocan selectivamente

La histeria antinuclear se agudizó en la primavera de 2011, después del accidente en la central nuclear de Fukushima. La reacción negativa de los ciudadanos de Kudankulam a la construcción de la planta nuclear provocó cambios en la alcaldía. El nuevo alcalde llegó al poder exhortando a suspender la construcción de la central nuclear.

Hacia el otoño, la situación se agravó aún más. Los obreros empezaron a abandonar la planta bloqueada por los manifestantes. Esto ya no pudo quedarse sin atención. Durante los últimos meses, se redujeron drásticamente los ingresos de la población vecina a la planta obtenidos por el alquiler de los pisos y por la venta de mercancías de uso cotidiano.

Es curioso observar que la “ira popular” en el estado de Tamil Nadu se proyecte selectivamente. Los indios que protestan contra la construcción de la planta nuclear en Kudankulam hacen la vista gorda ante la central Madras en la ciudad de Kalpakkam que empezó a funcionar a los mediados de los 80.

La central Madras está dotada de dos reactores construidos de acuerdo con las normas de seguridad mucho menos eficaces que las que se aplican en el proceso de construcción de la planta nuclear en Kudankulam.

Parece que los ciudadanos de Kalpakkam entendieron cómo son las ventajas de una planta nuclear que contrubuye al desarrollo de la actividad económica en la respectiva región.

Sin embargo, las manifestaciones antinucleares se extienden por la India, igual que la reacción en cadena.

A partir de 2009, las autoridades del estado de Bengala Occidental (comunistas) están luchando contra la construcción de la central nuclear con la participación de las empresas rusas en Haripur y parece que logran éxito.

Según los medios noticiosos indios, el Gobierno del estado anunció oficialmente que en el territorio de Bangala no se levantará ningunas centrales nucleares.

Todos tendrán problemas de varias dimensiones

Las autoridades locales que recurren a la retórica antinuclear, de hecho, privan a los ayuntamientos de los ingresos tributarios potenciales y a sus pobres territorios del impulso al desarrollo de la actividad económica.

Pero en las dimensiones de todo el país, la renuncia a modernizar el sector de energía nuclear puede conllevar las consecuencias mucho más negativas.

La reacción en cadena volverá a manifestarse pero en este caso no se tratará de la histeria mantenida automáticamente por los activistas sino de un crecimiento de desproporciones sistémicas en la economía productora causadas por problemas en desarrollo de la industria energética.
Es evidente que las compañías energéticas mundiales perderán un verdadero diamante. ¿Dónde podrán encontrar próximamente una demanda solvente de varias decenas de reactores nuevos? Pero los intereses de la India quedarán aún más afectados.

Nueva Delhi se apuesta por desarrollar su sector industrial y altas tecnologías a ritmo rápido. Pero es imposible realizar esta tarea sin modernizar el sector energético, especialmente teniendo en cuenta la creciente competición entre la India y China que pretenden ampliar sus zonas de influencia en Asia del Sur e incrementar su cuota en la división del trabajo a nivel mundial.

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

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