El pasado 31 de octubre la población de la Tierra superó los siete mil millones de habitantes. Está claro que se trata de una cifra aproximada, ya que decir dónde y cuándo nació el siete-mil-millonésimo ciudadano de nuestro planeta es imposible.
Como el punto de cambio global a la situación demográfica los expertos de la ONU escogieron la ciudad de Kaliningrado en Rusia.
Sea como sea, los siete mil millones son un buen pretexto para proponer un debate. ¿Puede nuestro planeta abastecer tanta gente con todo lo necesario? ¿Cómo tiene que funcionar la economía para prevenir el hambre? ¿Se trata de un problema de verdad? Lo que pasa es que los científicos consideran los siete mil millones como un hito. Según algunos, a partir de este momento puede empezar un decrecimiento de la población.
¿Cuál es la capacidad de la Tierra?
El debate acerca de la capacidad de la Tierra desde el punto de vista de su población se lleva en el curso de varios siglos. Y la pregunta es: ¿es poco o mucho los siete mil millones de hoy?
El director del Instituto de Estudios Demográficos Igor Beloboródov afirma que a la escala planetaria es una gota en el mar. Todos los siete mil millones de ciudadanos caben en el territorio de Australia, teniendo uno por kilómetro cuadrado, y quedando 600 millones de kilómetros cuadrados de Australia desocupados.
Perdiendo algo de confort, la humanidad podría alojarse en el territorio de Arizona, EEUU, gozando en este caso de 42 metros cuadrados cada individuo. Beloboródov está seguro de que la población de la Tierra puede crecer varias veces sin peligro ninguno. Como una prueba de ello cita los cálculos de un catedrático de la Universidad Politécnica de Bucarest Viorel Badesku, quien afirma que nuestro planeta es capaz de soportar 1,3 cuatrillones de personas.
Sin embargo, el estudio de Badesku tuvo como su fin encontrar el llamado límite termodinámico, es decir, establecer cuándo nuestro planeta será incapaz de disipar el calor emitido por el hombre (lo que significará una catástrofe). Sin tener en cuenta el calor emitido por la tecnosfera y las tecnologías del futuro pueden ser muy diferentes. Por esa misma razón queda abierta la cuestión de los recursos.
Los científicos suponen que el límite de la población de la Tierra es muy superior a los siete mil millones actuales. "Los estudios biológicos demuestran que nuestro planeta es capaz de alojar unos doce mil millones de personas" - dice el director del Instituto de Globalización y de Movimientos Sociales Boris Kagarlitski. "No veo ningún problema, - comenta el director del Instituto de Problemas de Globalización Mijaíl Deliaguin, - en la época de Malthus todo el mundo creía que la Tierra era incapaz de alimentar a 4 mil millones. Pero resultó que se equivocaron".
Alimentos y agua
Sin embargo, el problema de abastecimiento de la población de nuestro planeta con alimentos y agua es actual. Según los datos de la Organización para la Alimentación y Agricultura de la ONU (FAO) hoy en día más de mil millones de personas pasan hambre. Y para dar de comer a la población del planeta en el año 2050, cuando probablemente ascenderá hasta 9 mil millones, habrá que subir un 70% el volumen de producción de alimentos.
Lo de agua tampoco es fácil. Según los datos del Director del Instituto de Recursos Acuáticos Victor Danílov-Danilián, actualmente 1,1 mil millones de personas viven en las condiciones de falta permanente de agua, es decir, 365 días al año. De 700 a 900 mil personas sufren un déficit de agua de vez en cuando.
Sin embargo, los científicos indican, que el abastecimiento con alimentación y con agua depende no tanto de las condiciones naturales, sino de las tecnologías de fabricación de alimentos y de uso de recursos acuáticos.
"Europa no es rica en agua, pero a diferencia de otras regiones con la misma cantidad de agua per cápita, sabe aprovecharla muy bien, y no malgasta el agua", - dice Danílov-Danilián. - "Su ejemplo demuestra que una economía eficiente es capaz de funcionar con poca agua".
"Tampoco existe la amenaza de falta física de alimentación a escala mundial", - subraya el líder de la Unión de Cereales de Rusia Arcadi Zlochevski. Queda una potencial importante para aumentar la fabricación de cereales. Está limitado exclusivamente por el déficit de demanda solvente. Es decir, el problema consiste no en la falta de alimentos, sino en no poder los países pobres pagar por esos alimentos.
La eficiencia económica resulta el recurso de mayor importancia. La correlación de la población de nuestro planeta con el desarrollo de sistemas económicos es evidente.
¿Una carga de hombre blanco?
Durante la mayor parte de la historia de la humanidad el crecimiento de la población de nuestro planeta se desarrollaba de manera muy lenta. Llegó al primer mil millones de personas sólo en 1804. Y en el curso de todo este período el hambre fue una compañera de viaje permanente del hombre en todos los continentes. En el siglo XVIII en Inglaterra hasta apareció una teoría demográfica llamada Malthusianismo, según la cual el crecimiento de la población siempre supera al volumen de fabricación de alimentos y el crecimiento no controlado de la humanidad lleva a una catástrofe.
Al convertirse en el epicentro de la revolución industrial la propia Inglaterra probó que era posible vivir sin hambre. La industrialización de la agricultura en la segunda mitad del siglo XIX dio a los europeos y a los estadounidenses la posibilidad de comer hasta la saciedad. Debido a ello desde el siglo XIX vemos un crecimiento rápido de la población del planeta. En el año 1935 en nuestro planeta vivieron ya dos mil millones de habitantes.
Las regiones de mayor crecimiento fueron las colonias europeas de Asia y África. La transmisión de ciertas tecnologías médicas e industriales redujo drásticamente la tasa de mortalidad de aquella zona, manteniéndose la tasa de natalidad alta.
A diferencia de ello, en el Viejo Mundo el crecimiento del nivel de vida y el de la esperanza de vida fueron acompañados por la caída de la tasa de natalidad. En una sociedad industrial el tener los niños no tiene sentido económico. De mano de obra adicional se convierten en un agobio.
Siendo el culpable del boom demográfico en sus ex-colonias, el Occidente de hecho tuvo que hacerse cargo de su destino posterior, prestando ayuda a los países subdesarrollados y recibiendo migrantes de dichos países. ¿Acaso es justo?
La trampa de globalización
La civilización europea ha logrado crear un modelo económico que le permite vivir desahogadamente. Las demás no han sido capaces de hacerlo. Pero es poco probable que Europa hubiera alcanzado el éxito sin la mano de obra y la materia prima de sus colonias, cuya obtención no tenía nada que ver con la economía.
Lo de colonias fue ya hace mucho. Pero hoy en día el llamado mil millón de oro sigue consumiendo una gran parte de recursos de nuestro planeta. Según el publicista y científico ruso Serguei Kara-Murza, si una mitad de la población de nuestro planeta quiere consumir lo mismo, no habrá recursos suficientes.
La paradoja consiste en que la mayor parte de la humanidad no necesita estos recursos. Las economías de muchos países no tienen aplicación para su riqueza natural. Rusia, Nigeria y Arabia Saudí venden su petróleo no bajo presión militar.
El problema de pobreza y de hambre, según ciertos economistas, se debe no a la distribución injusta de recursos naturales, sino a la fortísima competencia global. "Si en los años 60-70 del siglo pasado la competencia fue un estímulo, ahora es una garrote, - opina Mijaíl Deliaguin. - Hasta siendo inteligente y trabajador pierdes a la competencia (empresas transnacionales), no puedes vender tu producto y te quedas pobre.
El reparto de casi todos los mercados internacionales entre corporaciones globales no deja, según Deliaguin, la posibilidad de crear los países subdesarrollados una economía por lo menos autosuficiente. Sin embargo, algunos países han podido sacar provecho de la expansión de las corporaciones transnacionales. Así la suerte la han tenido la región de Asia Sudoriental y China, que se convirtieron en el polígono industrial de las empresas internacionales.
Tampoco es para tanto
Tras descubrir en China una fuente inagotable de mano de obra barata, el mundo occidental empezó un traslado a gran escala de sus fábricas para allá, generando un problema que queda sin resolver.
En primer lugar, se ha creado una chinodependencia: sin la fabricación y el mercado chinos la economía mundial se colapsaría en seguida. En segundo lugar, sólo en tres decenios (si cogemos como el punto de referencia el Pleno del Comité Central del PCUS de 1978) en el mapa político del mundo apareció un jugador agresivo, dispuesto a cuestionar el liderazgo existente.
China hoy es la segunda economía del mundo. Antes de la crisis al yuán chino le veían como la futura moneda regional o hasta nacional. Ahora China se propone para salvar a Europa, ofreciéndose para tomar parte en el Fondo Europeo de Estabilización Financiera (FEEF). Muestran una predisposición global de dominar no sólo en los mercados, sino también en las estructuras que determinan la política, dice la directora del Centro de Estudios Macroeconómicos BDO en Rusia Elena Matrósova.
Además, China dispone de un "arma" que no tienen ni Europa, ni EEUU. Me refiero a los más de mil millón de habitantes, la población que también está en expansión. La "ola amarilla" que inunde a los continentes es una pesadilla de futurólogos.
En China saben muy bien lo útil que son los chinos que viven en el extranjero. Los primeros inversionistas en la economía china fueron los chinos que se asentaron en la región de Asia Sudoriental. Hoy la comunidad china controla del 50 al 80% de capital privado en la región.
Sin embargo, hoy en día muchos economistas ponen en tela de juicio lo fuerte que es el Dragón Chino. Y es que depende mucho de factores externos, de la importación de tecnologías occidentales, de los mercados estadounidense y europeo.
La economía de China, según el director administrativo del Grupo de Empresas Troika Dialog Evgueni Gavrilénkov, se ve perjudicada por las inversiones excesivas apoyadas por el estado. Las autoridades de China no pueden aumentar la capacidad del mercado interno de los ingresos recibidos, ya que encarecerá las exportaciones y privará a China de la mayor ventaja competitiva. Y todos los intentos de estimular la demanda interna con ayuda de préstamos han resultado en el peligro de una crisis de la deuda.
¿Punto de flexión?
El arma demográfica de China tampoco es eterna. Los programas estatales de control de natalidad, según los expertos, cambiarán la tendencia demográfica.
"Aproximadamente desde el 2020 China empezará a reducir su población, - explica Boris Kagarlitski. - La situación de India es más complicada, pero allí también veremos la estabilización o la reducción de la población en el período del 2040 al 2050".
El científico dice, que para los finales de este siglo la tendencia de reducción de la población llegará a ser universal y el número de siete mil millones se convertirá en un techo, al tocarlo la población irá para abajo.
"Estoy seguro de que el séptimo mil millones ha sido el último - se adhiere Igor Beloboródov. - La tasa de natalidad va decreciendo en todos los continentes. En Irán de hoy tenemos una tasa de natalidad europea, lo mismo pasa en Turquía y en los países de Magreb: Argelia, Túnez, y Marruecos.
Aún más, el director del Instituto de Estudios Demográficos tiene miedo de que los esfuerzos de control sobre la natalidad puedan causar la extinción de la humanidad.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI
