Georgia y EEUU, una relación marcada por Rusia

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El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, recibió por primera vez en su mandato al presidente de Georgia, Mijaíl Saakashvili, el pasado 30 de enero.

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, recibió por primera vez en su mandato al presidente de Georgia, Mijaíl Saakashvili, el pasado 30 de enero.

Desde la toma de posesión del cargo por el presidente Obama en enero de 2009, Tbilisi se ha empleado a fondo en numerosas ocasiones y siempre había fallado en su empeño de conseguir para su líder una reunión en la Casa Blanca.

Las tres breves entrevistas que sostuvieron los presidentes Obama y Saakashvili se celebraron en el marco de diferentes eventos internacionales.No deja de parecer curioso que la parte georgiana estuviera anunciando la visita de Mijaíl Saakashvili a Estados Unidos como oficial, insistiendo en que era señal del papel estratégico de Georgia para la política exterior estadounidense. Sin embrago, en las notas de prensa difundidas por la Casa Blanca se habla únicamente de la reunión en el Despacho Oval, dedicada al 20 aniversario del establecimiento de relaciones diplomáticas entre los dos países.

A simple vista, no hay demasiada diferencia, pero en caso de una visita oficial se suelen preparar documentos a firmar por los presidentes. Y además, Mijail Saakashvili no viajó a Washington a propósito, sino que fue recibido por el presidente de Estados Unidos después de haber intervenido en la conferencia empresarial Basecamp, celebrada en California.

Presidente con fecha de caducidad

Desde la corta guerra de agosto de 2008 entre Rusia y Georgia y sobre todo desde la llegada al poder de la Administración de Barack Obama, Washington veía a Mijaíl Saakashvili como una figura que se ha quedado fuera de lugar sin el apoyo del anterior Gobierno, el de George Bush hijo. Un líder al que no se le puede obviar, pero al cual hay que “perfeccionar”. El proceso de perfeccionamiento empezó precisamente en la reunión del pasado 30 de enero y lo más probable es que siga a lo largo del próximo par de años.

Este año en Georgia habrá elecciones parlamentarias y el año que viene, presidenciales. Saakashvili ya ha conseguido adaptar la Constitución a sus necesidades: las enmiendas prevén la ampliación de las potestades del presidente del Gobierno y del Parlamento junto con la reducción momentánea y drástica de las potestades del presidente. Esta última enmienda entrará en vigor en enero de 2013 nada más ni nada menos que después de que acabe el actual mandato del presidente georgiano y se hayan celebrado las elecciones.

Algunos de los expertos internacionales hablan incluso de que Saakashvili podría estar preperándose para repetir “la maniobra de Putin”, es decir, convertirse en primer ministro con un presidente limitado considerablemente por las enmiendas a la Constitución. Representantes de la oposición georgiana llegan a asegurar incluso que en Georgia de facto hay un sistema político monopartidista y que la libertad de la expresión se ha suprimido, permaneciendo la mayor parte de las cadenas de televisión y de los medios periodísticos, al igual que los servicios de seguridad nacional, bajo el control del presidente Saakashvili. Por lo tanto, no parece posible librar una lucha honesta contra el actual líder del país.

Barack Obama no hizo mención alguna de dichos asuntos, pero al hablar tras la reunión ante los periodistas, señaló estar esperando que en Georgia haya “elecciones honestas y libres” y un “oficial traspaso del poder”.

El componente ruso

Todo parece indicar que en las relaciones entre Estados Unidos y Georgia siempre estará presente de manera más o menos evidente el “componente ruso”. Y más aún después de la guerra de 2008, una lección para todos y un recuerdo de la  época en la que, con el beneplácito de George Bush, Mijaíl Saakashvili fue libre de actuar como le dio la gana, desatando incluso una guerra que desembocó en un respuesta militar por parte de Rusia y en la posterior secesión de Georgia de regiones enteras.

Barack Obama lo ha confirmado de manera involuntaria, al hablar de los avances de Georgia en la formación de instituciones democráticas y al decir que “aplaude la marcha del proceso de formación de instituciones democráticas en Rusia.. en Georgia”, no tardó en corregirse.

En la reunión difícilmente se habría podido pasar por alto las consecuencias de aquella guerra, porque se mire por donde se mire la actual política de Rusia y de Washington respecto a Georgia no es sino una gran consecuencia de aquel breve enfrentamiento armado. Sin embargo, de manera oficial Barack Obama sólo apoyó “la integridad territorial de Georgia”.

Después de la guerra de 2008 Mijaíl Saakashvili se convirtió para Washington en un aliado no muy fácil  de tratar, al ser evidente que no podría haber actuado sin el visto bueno de la Administración de George Bush hijo. A partir de 2002 a Georgia empezaron a acudir centenares de consejeros militares de Estados Unidos, que se dedicaron a formar, armar y enseñar aspectos tácticos e incluso logísticos al Ejército georgiano. Cuesta creer que no se hayan enterado del “pequeño detalle” de los preparativos para la guerra. En realidad no fue una guerra entre Rusia y Georgia, sino un enfrentamiento de Moscú con Mijaíl Saakashvili.

Incluso la posible creación entre Georgia y Estados Unidos de una zona de libre comercio no está del todo libre de la influencia de Rusia. Ocurre que para primavera o para principios de verano la Administración de Barack Obama tiene previsto someter a consideración del Congreso la abolición de la famosa enmienda Jackson-Vanik de 1974 que puso la normalización de las relaciones comerciales entre los dos Estados en dependencia directa de la libertad de emigración para los judíos soviéticos. Este anacronismo político contradice a la Carta de la Organización Mundial de Comercio (OMC) e impide una integración normal de Rusia en esta estructura.

Según la Administración estadounidense, un acuerdo sobre la creación de una zona de libre comercio con Georgia debería aplacar a los congresistas en cuya opinión Barack Obama no hace el debido caso a las democracias del espacio postsoviético y dedica demasiada atencion al “reinicio” de las relaciones con Rusia. En vísperas de las elecciones presidenciales este tipo de ánimos ha de tomarse en cuenta.

¿Llevará alguna calle de Tbilisi el nombre de Obama?

A Mijaíl Saakashvili le ha costado establecer contacto con el actual presidente de Estados Unidos y lo evidencia el hecho de que sólo recientemente haya podido contar con una entrevista en la Casa Blanca. Sin embargo, a George Bush hijo le unían unas relaciones muy cercanas a la amistad, hasta el punto de haber sido otorgado en 2005 a una de las calles de la capital georgiana el nombre de George Bush, presidente por el Partido Republicano.

Es posible que, siguiendo las tendencias geopolíticas, Mijaíl Saakashvili nombre una calle en honor del presidente demócrata Barack Obama.

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

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