Los riesgos del segundo mandato del líder de Turkmenistán

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Turkmenistán celebró el pasado 12 de febrero elecciones presidenciales con una participación de cerca del 97%.

Turkmenistán celebró el pasado 12 de febrero elecciones presidenciales con una participación de cerca del 97%.

Según los primeros datos, la práctica totalidad de los votos fue emitida a favor del actual presidente del país, Gurbanguly Berdymujamédov. Los otros siete candidatos se dedicaron a cantarle alabanzas, expresando su respeto con el título de 'Protector'. Parece ser una tradición nacional, dado que el anterior presidente de Turkmenistán, Saparmurat Niyázov, se hacía llamar 'Padre' de todos los turcomanos.

El país no es un oasis de tranquilidad

El “deshielo” que trajo a Turkmenistán el nuevo régimen no duró mucho. En sus primeros cinco años de mandato Gurbanguly Berdymujamédov suprimió solo las características más grotescas del régimen de Niyázov. En contra de todas las promesas de liberalización, cobraron fuerza el autoritarismo y la política represiva.

El sistema político de Turkmenistán es relativamente estable, pero el intento de hacerlo más abierto entraña un peligro para el régimen actual por su capacidad de provocar conflictos entre diferentes clanes y etnias, que podrían verse avivados por el creciente descontento social.

Actualmente, el país no es ningún oasis de tranquilidad en el contexto de Asia Central: a lo largo de todo 2011 el impago de los sueldos ha provocado huelgas masivas en las plantas de procesamiento de gas y de petróleo.

Las muestras más evidentes de descontento social las provocó el comportamiento de las autoridades en verano del año pasado. En un depósito de armamento situado en las afueras de la capital turcomana, la ciudad de Ashjabad, se produjo una serie de explosiones. De acuerdo con algunas estimaciones, el accidente se llevó la vida de más de 100 personas, pero las autoridades optaron por ocultar la información, prohibiendo al mismo tiempo a los habitantes de la ciudad entrar en contacto con sus familiares residentes en el extranjero. En cuanto a las conversaciones telefónicas, si se pronunciaban palabras clave relacionadas con la tragedia aparecían interferencias en la línea.

Las tensiones sociales se generan también por los altos índices de paro juvenil, un factor que avivó la llama de las protestas callejeras en los países árabes. Los visados necesarios para entrar en Rusia impiden el flujo de mano de obra desocupada al territorio ruso.

El latente conflicto étnico en Turkmenistán, incluso en comparación con los años de gobierno de Niyázov, mantiene un potencial muy alto. En opinión de algunos expertos, precisamente las tensiones intertribales podrían hacer que el país viva el guión 'árabe' o concretamente el 'libio'.

Planes ambiciosos sin base necesaria


Turkmenistán, a pesar de gozar de reservas de hidrocarburos, se enfrenta al problema de la escasez de fondos, debido a que las opciones de rutas de transporte de gas son limitadas y a que los principales consumidores se oponen a pagar “el precio europeo medio”. Dicha escasez de fondos pone en duda la realización de los ambiciosos proyectos de inversión anunciados por el Gobierno.

La inestabilidad política en Afganistán puso en peligro la construcción del gasoducto TAPI entre Turkmenistán, Afganistán, Pakistán y la India, mientras que la postura de Rusia e Irán está impidiendo la construcción del gasoducto trazado por el fondo del Mar Caspio. Irán, a causa de las sanciones impuestas por la comunidad internacional, tampoco puede ser destino de exportaciones de hidrocarburos de Turkmenistán. China, por su parte, ofrece a Ashjabad un precio demasiado bajo y el consorcio gasístico ruso Gazprom, forzado en 2009 a firmar un acuerdo con tarifas exageradas, se limita a comprar volúmenes mínimos (hasta 10.000 millones de metros cúbicos en vez de los 30.000 millones acordados).

Según comunicó en rueda de prensa a la Agencia de Información Rusa RIA Novosti el Embajador de Turkmenistán en Rusia, Jalnazar Agajánov, la sobreproducción de gas en el país asciende a unos 50.000 millones de metros cúbicos.

En estas circunstancias, el Gobierno de Turkmenistán empezó a negarse a pagar por sus contratos, hecho que provocó el año pasado una serie de escándalos. Un conflicto en el que estaban involucradas las constructoras turcas precisó de la intervención del presidente de Turquía, Abdullah Gül.   

El caso de la operadora de telefonía rusa MTS tuvo un final más dramático, la empresa cesó sus actividades en Turkmenistán. Y aunque ello provocara el descontento de los usuarios (a principios de 2012 más de un millón de personas no tenía acceso a la red telefónica), el conflicto sigue sin tener solución. Así que los intereses de las empresas rusas en Turkmenistán se vulneran con suma facilidad.

Se controlarán los viajes a Moscú

Se desconoce el número exacto de los ciudadanos rusos residentes en Turkmenistán, pero la cifra no debe de superar las 50.000 o tal vez 60.000 personas. El país, por lo tanto, ocupa el penúltimo lugar en Asia Central por el tamaño de su comunidad rusoparlante.

A partir de 2013 en Turkmenistán se introducirá el nuevo modelo del pasaporte extranjero que no se concederá a los portadores de pasaportes rusos. En las oficinas de ventas de billetes aéreos se está anunciando que a partir del año que viene los billetes para vuelos internacionales se venderán únicamente tras la presentación del nuevo pasaporte.

Esta medida significa que quienes tengan pasaporte ruso o perteneciente al antiguo modelo no podrán salir de Turkmenistán. A los estudiantes que viajen al extranjero para seguir sus estudios se les podrá denegar la salida del país.

A las personas que intenten conservar su doble nacionalidad les será imposible tramitar el pasaporte del nuevo modelo, dado que al presentar los papeles se les exige firmar la renuncia a la ciudadanía rusa.   

El Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia podría mostrarse más implacable a la hora de defender los intereses de los ciudadanos rusos en Turkmenistán, más aún con la coyuntura política favorable de estos momentos. En realidad, Turkmenistán necesita más que nunca el apoyo de Rusia.

¿Quiénes son los interesados en presionar a Ashjabad?

Con las posibilidades de exportación de gas limitadas, Ashjabad obraría con prudencia evitando tensiones en sus relaciones con Moscú y mejorando la cooperación con Gazprom, su socio tradicional capaz de aumentar a partir del año en curso las importaciones de gas procedente de Turkmenistán.

Apostando por China en calidad del principal comprador de su gas, Turkmenistán podría ver disminuidos los beneficios de las ventas y toparse con nuevos riesgos políticos por parte de Estados Unidos. Además, Turkmenistán se tornaría muy vulnerable en caso de una posible desestabilización de la situación en Afganistán y una eventual operación militar contra Irán. Occidente tendrá más razones para ejercer presión sobre Ashjabad apoyando a diferentes participantes del conflicto latente, en el que se enfrentan las élites locales y tribales del país y posteriormente este apoyo podría convertirse en abierta intervención.

Precisamente éste es el esquema del cambio del régimen que tuvo lugar en Libia, un Estado que tiene reservas naturales y unos sistemas político y económico de características muy similares a las de Turkmenistán .

* Evgueni Mínchenko es director del Instituto internacional de estudios de la coyuntura política

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

 

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