Crisis en Siria: opinión de Damasco

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No sería una exageración decir que la crisis que vive Siria es ahora el asunto internacional más candente. Una enorme región, encrucijada de intereses de numerosos países, entre ellos Rusia, EEUU, China y los miembros de la UE, vive una transformación sin precedentes. Paso a paso, el Oriente Próximo se convierte en una caldera al borde de explotar.

No sería una exageración decir que la crisis que vive Siria es ahora el asunto internacional más candente. Una enorme región, encrucijada de intereses de numerosos países, entre ellos Rusia, EEUU, China y los miembros de la UE, vive una transformación sin precedentes. Paso a paso, el Oriente Próximo se convierte en una caldera al borde de explotar. Teniendo en cuenta las informaciones de la prensa mundial, contradictorias y muy a menudo basadas en unas fuentes nada fidedignas, nos resultó especialmente interesante conocer de primera mano qué opinan los funcionarios damascenos de la situación en la República Árabe Siria.

La mayoría de medios de comunicación internacionales que ofrecen cobertura de la situación en Siria, acentúan que las autoridades sirias se enfrentan de hecho a un bloqueo internacional, exceptuando el apoyo de Rusia que tiene sus propios motivos e interés. Las autoridades sirias afirman a su vez que la situación no es tan grave y que la reciente visita a Siria del viceministro de Asuntos Exteriores de China, Zhang Zhijun, indica que Pekín y Moscú no “abandanorán” al régimen de Bashar Asad. Cabe mencionar asimismo la postura de Irán que, pese a una enorme presión internacional, considera a Siria como un “puesto de avanzada” en el mundo árabe y, en un acto simbólico, ya envió en dos ocasiones sus buques de guerra al Mediterráneo.

Es interesante que Egipto, país que oficialmente está lejos de simpatizar con Damasco y hasta retiró a su embajador de la capital siria, haya autorizado sin falta la entrada de los buques de guerra iraníes al Canal de Suez. Así que es prematuro decir que el mayor país del mundo árabe condena de forma rotunda el régimen de Asad. Hay que saber distinguir la retórica oficial del Gobierno y lo que éste hace en realidad.

Es más, los funcionarios sirios dejan claro en las conversaciones confidenciales, que Siria tiene unas relaciones muy especiales con Irak, partidario no desinteresado del arreglo en Siria. Es posible que, una vez retiradas las tropas estadounidenses del territorio iraquí, en el Oriente Próximo se forme una especie de alianza trilateral de Irán, Irak y Siria, teniendo en cuenta que en Irak, un país de mayoría chiita, se hace cada vez más patente la influencia iraní. Además, Damasco cuenta con apoyo de Omán.

La vicepresidenta de Siria, Najah Al-Attar, y el viceministro de Exteriores, Faisal Mekdad, con quienes un grupo de expertos rusos y el autor de estas líneas tuvieron la oportunidad de hablar, consideran a Turquía, Qatar e Israel como principales promotores de la presión internacional sobre Siria, orquestada por EEUU. En Damasco, se habla mucho de la pista estadounidense (con menos frecuencia, la israelí) en la crisis de Siria. Al mismo tiempo, se subraya que el objetivo principal de Washington y Tel Aviv no es Siria sino Irán. Enturbiar la situación en Siria impedirá que Irán desarrolle su propia contraestrategia en Oriente Próximo si comienza una operación militar en su contra. La supuesta conspiración internacional contra Damasco es uno de los temas más discutidos entre la élite gobernante siria.

El papel de Israel en la situación es un asunto bastante doloroso para los sirios, teniendo en cuenta la ocupación israelí de los Altos del Golán. Hasta los funcionarios de alto nivel afirman tener pruebas de vínculos entre los Hermanos Musulmanes sirios y el Gobierno israelí.

Al hablar sobre la oposición siria, las autoridades acentúan su heterogeneidad. No todos los adversarios de Bashar Asad se levantan en armas y procuran conseguir lo suyo por fuerza. En cambió, la mayoría de la oposición rechaza injerencia foránea, sean sanciones o una intervención militar. Precisamente para esta parte de la oposición fueron concebidas las reformas, incluido el referéndum sobre la nueva Constitución del país que prevé anular el monopolio político del partido BAAZ y limitar la duración y el número de mandatos presidenciales consecutivos.

Ciertos opositores más fervientes de Bashar Asad (en su mayoría, residentes en el extranjero), apoyados por países del Occidente con EEUU a la cabeza, insisten en que ya es demasiado tarde arreglar la situación por vía pacífica y no existe otra opción que la lucha armada. En cambio, según el Gobierno sirio, apoyado por varios países que están al tanto de la situación en Siria y hasta por ciertos opositores de Asad, el diálogo sí que es posible. Damasco, igual que los patrocinadores de la oposición siria, busca frenar la violencia en el país. El problema es cómo conseguirlo. Si es aprobada la nueva Constitución y se celebran los comicios legislativos en mayo próximo, será posible estabilizar la situación, opina el Gobierno.

Las autoridades sirias apuestan sobre todo por la reforma constitucional. Según el ministro de Información, Adnan Mahmoud, “será un ejemplo para toda la región”. A juzgar por diversos detalles de la reforma, difundidos por la prensa, así será. Por lo menos, mientras existan en la región las teocracias autoritarias como Arabia Saudí, país donde son inconcebibles reformas de modelo sirio.

No es de omitir asimismo el hecho de que dentro de la oposición siria exista un ala armada radical, lo que reconoce hasta EEUU. Y estos radicales, por lo visto, pretenden luchar hasta el final, recurriendo al terror contra las figuras políticas y públicas leales a Asad. Además, existe el problema de suministros ilegales de armas desde Turquía y Líbano. Para las autoridades sirias, Turquía ha tenido un papel sorprendente en la actual crisis. “No esperábamos que Turquía tuviera un papel así en la situación”, dijo Najah Al-Attar.

Es interesante que los pasos de los militantes opositores supongan una sorpresa para el Damasco oficial. Según Faisal Mekdad, “al principio hasta los funcionarios más altos no entendían qué es lo que pasa en el país”. Resumiendo, los políticos sirios afirman que no pensaban que las protestas de la oposición duraran tanto tiempo. Y por consiguente, inicalmente no aplicaron las medidas necesarias para neutralizar los efectos negativos de los disturbios.

Obviamente, la situación en Siria sigue siendo complicada. En general, su ulterior evolución dependerá de varios factores: si son exitosos los esfuerzos de las autoridades para arrancar el diálogo civil, relizar reformas políticas y privar la oposición armada de cualquier apoyo popular. Y en esto Damasco necesita mucha asistencia. Sin embargo, la paz en Siria depende igualmente de cuándo la comunidad internacional llegará a entender que la prensa no necesariamente refleja con exactitud lo que realmente pasa en este país.

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

*Alexéi Pilko es profesor asociado de la Facultad de Política Internacional de la Universidad Estatal Lomonósov de Moscú

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