Corea del Norte finge congelar el programa nuclear a cambio de alimentos

© RIA Novosti . Marc BennettsCorea del Norte finge congelar el programa nuclear a cambio de alimentos
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La República Popular Democrática de Corea aceptó suspender los ensayos nucleares y de misiles a cambio de ayuda alimentaria de EEUU.

La República Popular Democrática de Corea aceptó suspender los ensayos nucleares y de misiles a cambio de ayuda alimentaria de EEUU.

En los últimos años, los proyectos militares de este país asiático avanzaron notablemente. ¿Está Pyonyang realmente dispuesto a cambiar sus éxitos en materia de defensa por la comida?

Precio a pagar: los misiles

Corea del Norte es el centro de proliferación geográfica incontrolada de misiles. Según las evaluaciones de la agencia Forecast International, durante el período comprendido entre los años 1987 y 2009, Pyongyang vendió al extranjero en torno a 1.200 misiles de diferentes tipos (en su mayoría de corto alcance). Entre los compradores se encuentran varios países del Oriente Próximo y Asia del Sur, incluidos Paquistán e Irán. Este rubro de exportación, por cierto, es una buena fuente de ingresos en divisas.

Una cuestión muy delicada es cómo Corea del Norte se había hecho con ciertas tecnologías de producción de misiles. Por ejemplo, en 2010 Pyongyang presentó el misil de medio alcance (de 3.000 a 4.000 mil kilómetros según diferentes fuentes) BM25 Musudan que recordaba demasiado al misil balístico soviético R-27.

Sin embargo, nunca ha habido testimonios fidedignos sobre los ensayos y emplazamientos de este sistema de misiles. Tampoco hay respuesta a la pregunta de cómo su tecnología de fabricación llegó a parar al país asiático.

Los estadounidenses suelen acusar de filtraciones de documentación técnica al centro ruso de construcción de armamento estratégico Académico V.P. Makéev (donde fue diseñado y desarrollado el R-27 ), o directamente a la Marina. Existe una versión  más moderada y más verosímil: la fuente de la información secreta son los especialistas iraníes, gran número de los cuales estudió en las acedemias militares de Rusia hasta los finales de los años 90.

Sea como fuere, Corea del Norte no cuenta con misiles realmente seguros y capaces de llevar una carga de combate importante, o cuenta con una cantidad irrisoria de ellos. El núcleo del arsenal nuclear de Pyongyang está constituido por los misiles de la clase Hwasong creada utilizando como prototipos los seguros misiles tácticos soviéticos R-17. Son más conocidos bajo el nombre de Scud, según la clasificación de la OTAN, y este modelo es muy popular en los estados que deciden hacerse con su propia industria de misiles. El coreano Hwasong-6, de unos 700 km de alcance y vendido a Irán, dio lugar a los misiles de clase Shahab. También lo adquirió Siria. Los expertos calculan que en total Corea produjo de 500 a 1.000 misiles de esta clase, de los que al menos la mitad exportó.

Al tomar como prototipo Hwasong, el país asiático desde finales de la década de los 90 viene fabricando modelos de mayor alcance. El de los misiles Nodong y Taepodong es de 1.200 a 2.000 km.

El misil Taepodong-2, una versión del modelo precedente de la misma clase, fue presentado oficialmente como un misil intercontinental. Sirvió de cohete portador, según anunciaron las autoridades norcoreanas, para lanzar el primer satélite de este país en primavera de 2009. En realidad, indican los expertos, el satélite no alcanzó siquiera las islas Hawái.

No obstante, el Taepodong-2 es un misil de larga autonomía con alcance de 4.000 a 6.000 kilómentros (aunque el límite superior puede ser sobrevalorado si se tienen en cuenta las misiones a cumplir y la seguridad real del sistema). Por ahora es un arma más de propaganda para EEUU pero en los próximos 10 años podría convertirse en un portador capaz de llevar una ojiva nuclear hasta la costa oeste de Estados Unidos. 

Precio a pagar: energía nuclear

Corea del Norte es una potencia nuclear. Esta declaración en varias ocasiones quedó confirmada con sus acciones. Se llevaron a cabo al menos dos ensayos nucleares: el 9 de octubre de 2006 y el 25 de mayo de 2009. Pero en la historia nuclear norcoreana ocurrieron varios episodios que todavía no tienen una interpretación inequívoca.

Por ejemplo, el 9 de septiembre de 2004 se produjo una gran explosión en la provincia Ryanggang sobre cuya naturaleza sigue habiendo discusiones. También en primavera de 2010 se detectaron en la atmósfera isótopos que podían revelar la realización de experimentos subcríticos o el intento de ensamblaje de un dispositivo nuclear explosivo que use plutonio como combustible.

Por lo tanto el programa nuclear de Corea del Norte, aunque se realiza con materiales deficientes y pocos recursos, avanza. Sobre todo en los últimos cinco o seis años, en el período de enfriamiento de sus relaciones con EEUU.

Otra cosa es que de tener la posibilidad de ensamblar un dispositivo nuclear (lo cual Pyongyang a duras penas consiguió) a empezar a producir en serie municiones nucleares (en primer lugar se trata de ojivas para misiles balísticos) hay mucho trecho. Todavía no sabemos a ciencia cierta cuáles son las dimensiones reales de los “productos” norcoreanos y si las tecnologías con las que cuenta Pyongyang permiten convertirlos en la munición del tamaño necesario y suficientemente segura.

Asimismo es difícil estimar las reservas norcoreanas de materiales para armas, pero según parece, no son muchas. Si llega a confirmarse la hipótesis de que en primavera de 2010 Pyongyang llevó a cabo ensayos con el objetivo de estudiar el uso de plutonio como combustible, significaría que Corea del Norte sufre déficit de los materiales para producir armas, o se está preparando para las nuevas normativas del control internacional.

¿Habrá intercambio?

Es retórica la pregunta si Pyongyang está dispuesto a renunciar a todo su arsenal.

La situación económica de Corea del Norte es pésima, de hecho el país sobrevive gracias al mercado negro que prosperó en la última década y al que los dirigentes nacionales hacen la vista gorda. Esto multiplica la corrupción, también dentro del partido, formando una clase social que está interesada en la liberalización general del régimen. Este colectivo, sin duda alguna, celebraría el intercambio estratégico del potencial nuclear por las garantías de propiedad privada y monetización de los privilegios sociales. Por otra parte, nadie va a concederselas ya que la liquidación del “telón de acero” y transición al mercado libre acabarían con la ideología Juché que sustenta el régimen norcoreano.  Y esto no tardará en traducirse en consecuencias políticas más radicales en el país dadas la diferencia colosal del nivel de vida en Corea del Norte u la del Sur.

En el caso hipotético de la unificación de las dos Coreas, las élites norcoreanas se quedarán absorbidas por las sureñas que tienen más influencia financiera e internacional. Esto, bajo la condición de que los coreanos del sur estén dispuestos a cargar su economía con un “impuesto de unificación” para nivelar de alguna manera la desproporción existente entre dos países durante veinte años, por lo menos.

La élites norcoreanas ya no tienen otras opciones para mantenerse en el poder que fabricar  misiles nucleares. Al mismo tiempo, la unificación de las dos Coreas no es deseada ni por Japón, ni por China, ni por Estados Unidos. Por lo tanto, el “agujero negro” en la península coreana seguirá existiendo.

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

 

 

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