En Rusia se han dado cita figuras clave de la diplomacia internacional que realizan maniobras de altos vuelos.
El pasado 17 de julio, el presidente ruso, Vladímir Putin, se reunió con el enviado especial de la ONU y la Liga Árabe para Siria, Kofi Annan, que se dirigió después a Pekin. Y al día siguiente el primer ministro de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, llegó inesperadamente a Moscú. Ambas visitas están relacionadas con el arreglo del conflicto en Siria.
Posturas abiertas
Cumpliendo su actual misión dedicada al problema sirio, Kofi Annan hace pocas declaraciones en público. Vladímir Putin tampoco reveló detalles de sus negociaciones con el enviado especial de la ONU y la Liga Árabe, al afirmar tan solo que Rusia hará cuanto esté a su alcance para respaldar los esfuerzos que está desarrollando Annan.
Pero esto se refiere a los detalles de las negociaciones, mientras que no se siente la falta de información sobre el objetivo de los esfuerzos de Moscú. Por ejemplo, en la antesala de la reunión del mandatario ruso con Annan, el servicio de prensa del Kremlin publicó un comunicado.
Además, las ruedas de prensa de alto nivel suelen celebrarse al término de las negociaciones, pero esta vez el canciller ruso, Serguei Lavrov, hizo una serie de declaraciones ante los periodistas en la antesala de su reunión con Kofi Annan.
El jefe de la diplomacia rusa señaló que es necesario prolongar el mandato de la misión de observadores internacionales en Siria para que la comunidad internacional pueda recibir una evaluación objetiva de lo que pasa allí.
Lavrov también insistió en la necesidad de investigar la masacre en la localidad siria de Tremseh, que, según diversas fuentes, se cobró de 50 a 200 vidas humanas.
Es un ejemplo de diplomacia abierta. Moscú se pronuncia a favor de la máxima divulgación de noticias sobre los acontecimientos en Siria, desea la difusión de los hechos reales y trata de actuar de la manera más transparente posible.
Al analizar con atención el discurso de Lavrov se pueden reconstruir detalles de las negociaciones en Moscú, por ejemplo que los intentos de arreglar el conflicto sirio por vía pacífica no han fracasado todavía.
El plan de Annan (que prevé ejercer la influencia a las partes del conflicto, sentar a los representantes de la oposición y del régimen del presidente sirio, Bashar Asad, a la mesa de negociaciones, retirar armamento pesado y tropas de ambas partes de las ciudades sirias) puede realizarse.
Por otro lado este plan no les gusta a muchos, que tratan de impedir a su realización. Esto no se hace de manera abierta sino que se manifiesta en los intentos de incumplir los compromisos asumidos de obligar a la oposición a contribuir al arreglo de la crisis en el país.
¿Qué se puede hacer en este caso? ¿Observar el desarrollo del conflicto?
Antes de llegar a Moscú Annan visitó Teherán, lo cual es muy importante.
Entre Irán y Arabia Saudí
No es un secreto que lo que pasa en Siria no es solo una guerra civil sino también una forma más de las luchas que se libraron entre las monarquías del Golfo Pérsico e Irán. Se ha emprendido un intento de derrocar al aliado de Teherán, Bashar Asad, armando a la oposición siria.
En la rueda de prensa que concedió Lavrov se abordó el tema de los preparativos para la conferencia internacional sobre Siria celebrada el 30 de junio en Ginebra: "Pensamos que Arabia Saudí e Irán tenían influencia en la situación… Pero varios participantes de la reunión en Ginebra, en particular los representantes de EEUU y de Europa Occidental, se opusieron categóricamente a invitar a Teherán debido a lo que Arabia Saudí tampoco fue invitada”. Después de la conferencia en Ginebra Kofi Annan centró sus esfuerzos en esta dirección y viajó a Irán. Los medios de comunicación de EEUU y Europa publican poca información sobre su actividad durante las últimas semanas, salvo para hacer constar que “la misión de Annan se ha fracasado”.
Pero la agencia iraní IRNA publicó algunas noticias interesantes al término de la visita a Teherán del enviado especial de la ONU y la Liga Árabe para Siria, citando el discurso del ministro de Asuntos Exteriores de Irán, Ali Akbar Salehi. Resulta que Irán ofrece celebrar en su territorio reuniones entre varios grupos de oposición siria y posteriormente organizar sus negociaciones con las autoridades del país. Moscú está dispuesta a hacer lo mismo.
Además, Teherán afirma que se podría arreglar el conflicto sirio con ayuda de Irán, la ONU y “varios países de la región” y que “la situación parece esperanzadora”.
De hecho, las negociaciones que sostuvo Kofi Annan en Moscú son continuación lógica de su visita a Irán.
Es como si Rusia y el enviado especial de la ONU dijeran que si los países occidentales quedan estancados en un callejón sin salida en lo que se refiere al arreglo del conflicto sirio se puede poner fin a este sin su participación, cumpliendo todos los trámites necesarios, incluida la votación en el Consejo de Seguridad de la ONU, etc.
Kofi Annan es independiente
Actualmente Kofi Annan no depende de nadie. Mantenía cierta independencia cuando ocupaba el puesto de secretario general de la ONU, por lo que tuvo problemas con la administración de expresidente estadounidense, George W. Bush, mientras que ahora goza de todas los condecoraciones e insignias de diplomático internacional de alto nivel. No le impulsa nadie a excepción de sus ambiciones.
Cuando Annan empezó a analizar lo que pasa en Siria, entendió que la propaganda de la lucha del pueblo sirio contra un dictador feroz por la libertad no tiene nada que ver con la realidad. Existe una infiltración de mercenarios para ayudar a los opositores sirios con apoyo financiero y moral proveniente del extranjero, sobre todo de las monarquías del Golfo Pérsico.
Esto determina las soluciones razonables que propone Annan. Por otro lado, el mediador internacional prefiere no suscitar escándalos al respecto y acusar a EEUU o a los países europeos de propagar mentiras. No le interesa la propaganda sino el resultado: poner fin a la guerra civil en Siria.
¿Es posible que Annan logre un éxito? Sí, porque la diplomacia occidental no sabe qué hacer con la situación en Siria y Oriente Próximo en general.
Mientras tanto, en Oriente Próximo aparecieron nuevos actores como las monarquías del Golfo, que hacen lo mismo que hace poco hacían en su área de competencia en Occidente: intentan cambiar regímenes.
¿Qué se puede hacer con esto si en EEUU se aproximan las elecciones y la UE está sumida en la crisis? No se hace nada.
Es de lamentar que las monarquías del Golfo aprovechen las estrategias que utilizaron EEUU y otros países para provocar revoluciones que llevan al poder personas poco aperturistas. En unos casos consiguen éxito, en otros fracasan. Y en general, se siembra la confusión.
Es posible que Europa o EEUU agradezcan a Kofi Annan, Moscú, Pekín o Teherán en caso de que estos últimos logren frenar en Siria el proceso de inmersión de Oriente Próximo en el caos.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI
